"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 21 de abril de 2015

EL DOLOR Y LA ADVERSIDAD

No es cierto que seamos felices con el dolor o que debamos complacernos con él o con las adversidades.
Es cierto que el dolor existe y la adversidad también...
Nos enseñaron a resignarnos y a aceptar el dolor y la adversidad.
Ambos forman parte de la vida y de la historia del hombre.
Pero la actitud sana del hombre es la rebeldía.
No una rebeldía por si misma, que se agota en ella y lleva al resentimiento, sino una rebeldía positiva.
Una rebeldía es una pregunta que debe encontrar una respuesta.
Rebelarse es no aceptar el sino, es disentirlo, enfrentarlo y si es posible cambiarlo.
La rebeldía necesita de fortaleza para encontrar la respuesta adecuada al dolor y la adversidad.
Rebelde es aquel que es libre, que pone en acto su libertad, que elige una respuesta adulta y auténtica a las situaciones que le toca vivir.

La adversidad es el infortunio, la suerte adversa o contraria, es decir que contradice nuestro deseo, nuestro querer, nuestro sentir, el camino elegido o las ideas sostenidas.
El término adversidad proviene de la palabra en latín, adversĭtas, que es la cualidad de adverso, se refiere a algo o alguien que resulta contrario u opuesto, desfavorable o enemigo.
Por lo tanto, la adversidad es una situación contraria, de mala suerte, difícil de sobrellevar.
Es la suerte adversa, el infortunio, un suceso o una situación que se caracteriza y está dominada por la desgracia, en la que se encuentra una persona
Es una situación exterior, un hecho de otros o natural que se opone a lo que habíamos imaginado y presentido.

En las adversidades se conocen las personas fuertes, ya que es como una fragua que foguea y moldea el carácter y el temperamento del hombre, refirmando su personalidad.
También se conocen los verdaderos amigos, ya que ellos no abandonan a quien está en infortunio.
El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central.
Es una experiencia asociada a una lesión tisular (lesión o lastimadura de la piel), o expresada como si ésta existiera.
El dolor se siente, en el cuerpo y en el espíritu.
Hay dolores corporales, y dolores morales, los cuales pueden ser emotivos, relacionales o ideales.
Pero hay un dolor que supera cualquier otro.
Es el dolor de una relación no compartida.

Cuando uno ama, profunda, intensamente, y no hay correspondencia.
Las relaciones humanas son impredecibles, y si uno quiere vivir en un marco de libertad y de justicia, no debe imponer, su pensamiento, sus deseos, sus emociones a los otros.
Y muchas veces se da que un sentimiento, total, absoluto no tiene correlato.
Pero aún en la situación extrema en la que la adversidad y el dolor tocan profunda e íntimamente el ser, debe sobreponerse el hombre y construir su destino, desde ese incómodo lugar.

¿Cómo es posible?
La entereza y la fortaleza personal, y la voluntad íntima de comprender que es obligación de cada uno buscar la felicidad, ser feliz y hacer consecuentemente felices a los que nos rodean.
Y como podríamos demostrar esa conciencia e irradiarla en los demás, si nos dejamos abatir por las adversidades.
El entramado de la vida nos produce alegrías y desazones, nos complace y nos contradice, nos acepta y nos ignora.
Es así, es la vida que fluye en nosotros y a nuestro derredor, con todas sus connotaciones.
Aceptarla, hacer prevalecer lo bueno y lo bello que nos otorga, entender que es un don, un bien invalorable, inmerecido y tan grande que contiene todo lo que somos, es pensar que aún en las dificultades podemos ser felices, vivir agradablemente y ser solidarios con los demás.

Esta condición y este concepto de relación entre los hombres nos harán disfrutar verdaderamente la existencia, llegar a ser buenos y alcanzar la paz y la felicidad en la tierra.

Elías D. Galati

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