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Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 12 de noviembre de 2015

La disciplinada niña de Flores que gobernará la Provincia


Escribe Natalia Rivarola

Una nena peinada con dos colitas mira a la cámara sentada en la fuente de una plaza del barrio.
Esa plaza ubicada en la avenida Directorio, justo en frente de su escuela, que tanto la vería jugar y crecer.
Vestida con un uniforme cuadrillé color rojo y verde, zapatos negros y medias, sostiene con gesto serio un portafolio.
Más de tres décadas después, esa pequeña florense disciplinada que estudiaba en el Instituto Nuestra Señora de la Misericordia sería la gran ganadora de la jornada electoral del pasado 25 de octubre. 
Rompiendo todos los pronósticos, María Eugenia Vidal superó en las urnas al candidato del FPV, Aníbal Fernández, y se convirtió en la primera mujer que gobernará la Provincia de Buenos Aires.

“Mi relación con Flores está marcada desde el corazón”, contó más de una vez la actual Vice jefa de Gobierno porteño.
Perteneciente a una familia de clase media, hija de José Luis y Norma, un cardiólogo y una ex empleada bancaria, y hermana mayor de Nicolás, la historia de Vidal con el barrio comienza el 8 de septiembre de 1973, el día en que nació.
Su casa estaba en Bonifacio y Membrillar, a solo tres cuadras del lugar que tanto marcaría su vida:
El colegio De la Misericordia.
La misma institución religiosa donde hizo el jardín y tomó la primera comunión el ahora Papa Francisco, en la cual por esos entonces estudiaban solo mujeres, fue un pilar fundamental en su vida. Comenzó allí a los 4 años y cursó tanto la primaria como la secundaria, a la vez que fue una suerte de scout mujer durante algún tiempo.
Con sus compañeras jugaba en la plaza del mismo nombre, que está justo enfrente, y asegura que de esa época todavía hoy conserva algunas amigas.

Tanto es el cariño que le guarda a este colegio de Flores que en 2013 envió a través de su cuenta oficial de Facebook un saludo especial “a las que fueron mis maestras”, junto a una foto grupal de 1er grado con la Hermana Ercilia, porque era el día para “celebrar a esas personas que nos formaron, no solo en conocimiento, sino también en valores”. 
Ese mismo mes, unos días después, regresó a su amada escuela, pero esta vez con sus hijas:
“Volver con ellas fue lindo. ¡Aguante el Misericordia de Flores!”, compartió feliz.

Del colegio católico del barrio pasó a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina (UCA), donde conoció a su esposo, Ramiro Tagliaferro, quien en el invierno de 1996, a bordo de un jeep, tocaba el quinto “A” del departamento donde “Mariú”, como la apodaron durante su infancia,  vivía con sus padres y su hermano en Flores.
Papá salió al balcón y observó la calle.
“¿Con ése vas a salir?”, le recriminó a la hija de 22 años, quien le contestó:
“Quedate tranquilo pa, voy a tomar un café, no me voy a casar”.
Dos años y medio después se casó con Tagliaferro, flamante intendente de Morón.
Y fue por él que la referente de Cambiemos decidió mudarse de su “lugar en el mundo” a Castelar: “Mi marido es de allá, y él empezó a hacer política en la Provincia antes que yo en la Ciudad y nos mudamos por eso”, contó.

Madre de Camila (14), María José (12) y Pedro (8), cuando tenía la edad de sus hijos era una típica adolescente:
“Iba a recitales, salía a bailar, era guía, practicaba vóley, estudiaba inglés y alemán” y sobre todo nunca dejó de ser una alumna ejemplar.

“Soy sencilla, yo no me construyo. Soy una chica de Flores, de una casa común”, asegura Vidal, quien guarda un “amor incondicional” por el barrio, ya que “el recuerdo de esos momentos de la infancia, la adolescencia y la juventud quedan grabados para siempre”.

“María Eugenia es una mujer joven que demostró como Vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires toda su capacidad de gestión, su energía y compromiso”, la halagó más de una vez el líder del PRO Mauricio Macri, a quien, de la emoción, le fue imposible hablar tras conocer los primeros cómputos que la daban como ganadora por cinco puntos de ventaja sobre el candidato Aníbal Fernández.
La nena que nació en Flores y se ensuciaba jugando en la plaza Misericordia supo con disciplina y entusiasmo demostrar su capacidad y, a partir del 10 de diciembre, será, a los 42 años, la primera mujer en la historia que gobernará nada menos que la Provincia de Buenos Aires...

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