Jose Benegas
La oportunidad que dan los resultados de las elecciones en la Argentina
y en Venezuela, con la derrota de dos regímenes criminales, incluso
habiendo usado y abusado del poder y del estado para condicionar a la
población, someterla y transformar a la ciudadanía en un mar de ovejas,
es enorme.
También lo son las dificultades porque el problema del autoritarismo socialista de este comienzo de siglo no terminó.
Hay dos grandes cuestiones que se abren a partir de aquí.
Una poner en caja al sistema criminal en sí, haciéndose de los resortes
tomados por la facción gobernante en el caso de Macri y normalizando
las reglas de juego en el caso de la Asamblea en Venezuela, que hasta
que no caiga el dictador ni siquiera tiene el manejo del poder.
Todavía Maduro y las fuerzas armadas tienen en sus manos lo que hace
falta para imponer su voluntad, solo han perdido uno de sus resortes.
Lo más importante es que haya una revocación del mandato, que sabemos que además es fraudulento.
Pero dije dos.
El principal problema que no se está viendo en ambos casos es que hay
un sistema de ideas que hizo aflorar a estos regímenes y que está más
relacionado con la sociedad “bienpensante” que con los miembros de las
bandas en sí.
Hasta aquí nos ocupamos de denunciar al populismo,
ahora tenemos que aclarar por qué llega y en qué consiste, qué es lo que
hay en un país capaz de volcarse en procesos de vicio generalizado e
irracionalidad hasta extremos mágicos.
Por qué ocurre el bananerismo matón, cuál es su raíz.
Algo tenemos que entender acerca de por qué en estas conductas de
seguir y aceptar cualquier cosa, pueden caer personas que en tiempos
normales también son normales, incluso inteligentes.
Mi tesis
sobre la inoculación fundamenta esa cuestión en las ideas falsas que la
sociedad prohíja y que son el caldo de cultivo del autoritarismo
recurrente.
La socialdemocracia que ahora viene a suceder a estos
sistemas contiene en sí misma el germen del populismo y es hora de
darnos cuenta de que tenemos que cambiar de raíz un sistema de creencias
que nos lleva cíclicamente al mismo punto una y otra vez.
La
socialdemocracia genera un estado grande para hacer “cosas buenas”, que
los bandidos después utilizan para hacer cosas “malas”.
La
socialdemocracia fracasa porque el autoritarismo no es la respuesta a
las necesidades humanas sino la colaboración y el comercio, el acuerdo,
el ingenio, el riesgo.
Todo lo que la socialdemocracia quiere
evitar con bandos, creando las condiciones para que otros aprovechen ese
poder en su favor una vez que el autoritarismo bueno hace colapsar el
sistema productivo.
La sociedad se explica a sí misma que si el
autoritarismo es benevolente, cuando las cosas salen mal lo que se
necesita es tener autoritarismos más decididos, a los que se les
permitirá todo.
Ya expuse esto en mi libro “10 Ideas Falsas que favorecen al Despotismo.
"Las dictaduras del siglo XXl en las mentes de sus víctimas”.
Voy a insistir mucho en los años que vienen en que una vez desmontado
el aparato criminal, es necesario revisar las ideas criminales en si,
entendidas como salvadoras.
Boletín Info-RIES nº 1102
-
*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
No hay comentarios:
Publicar un comentario