También
cree que se podría acordar una cooperación científica y ampliar las becas de
estudio a los kelpers; estrategia de acercamiento sin debate de soberanía
Martín
Dinatale
LA
NACION
En
forma paralela a la nueva etapa de "agenda positiva" que el Gobierno
empezó a transitar con Gran Bretaña, la administración de Mauricio Macri evalúa
una apertura y un acercamiento hacia los habitantes de las islas Malvinas con
dos objetivos:
Diferenciarse de
la estrategia confrontativa de Cristina Kirchner y asegurar un plan de
"base humanitaria" con los kelpers.
Este
esquema que se propone encarar Macri contempla la idea conceptual de que el
territorio de las Malvinas es argentino y que, por lo tanto, a quienes viven
allí "hay que tratarlos por igual
como si fueran argentinos o extranjeros viviendo en territorio argentino",
según graficó a LA NACION un funcionario allegado al Presidente. Esto
implicará, en la práctica, establecer una relación "más normal" con
las islas que la que tenía el gobierno kirchnerista.
Así,
se evalúa la posibilidad de dar asistencia en salud y educación a los isleños,
así como la posibilidad de ampliar los vuelos del continente a las Malvinas.
No
obstante, por el momento, esta estrategia no contemplará un acercamiento
oficial ni extra oficial del Gobierno a los kelpers, porque Macri cree que la
discusión por la soberanía de las Malvinas debe seguir encuadrada sólo con Gran
Bretaña en el ámbito de las Naciones Unidas.
Tampoco
se analiza por ahora la posibilidad de establecer acuerdos de negocios
conjuntos en el sector petrolero o marítimo.
Desde
este punto de vista, Macri también busca diferenciarse de la política de lazos
estrechos que tenía Carlos Menem, con la recordada entrega de libros del osito
Winnie Pooh que mandaba el canciller Guido Di Tella a las islas.
"Esa
política no la avalamos y no funcionó", dijo tajante un funcionario de la
Cancillería a LA NACION.
En
cambio, el Gobierno podrá ensayar un punto intermedio entre la estrategia amiga
de Menem y el aislamiento de los Kirchner.
La
idea ahora es establecer una suerte de "plan de base humanitaria",
como lo definió recientemente la canciller Susana Malcorra.
Para
poner en marcha ese plan de base humanitaria, la canciller piensa, como
ingeniera que es, en el principio de Pareto:
Hay
un 80% de cosas en las que Macri está de acuerdo con Gran Bretaña y un 20% en
las que no hay acuerdo.
"La
ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cuál es ese 20%: son las Malvinas.
Entonces,
en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir
resultados en el 80%", dijo Malcorra en una reciente entrevista a Clarín.
¿Acaso
esta idea de trabajo conjunto implicará dejar de lado el reclamo por la
soberanía de las islas?
Nada
de ello.
El
Gobierno está convencido de que hay que trabajar con Londres sobre otros temas,
que encuadra en la "nueva agenda positiva".
A
la vez, Malcorra admitió que "ahora hay un mayor reconocimiento de la
participación de la sociedad civil en distintas formas".
Así,
deslizó que se evalúan "opciones de apertura" y una diplomacia más
flexible hacia los isleños.
En
la Cancillería admiten que no hay que cerrar la puerta a los kelpers.
Por
el contrario, se piensa, por ejemplo, en ampliar el cupo de becas para
estudiantes de las islas en universidades argentinas.
Éste
es un plan que inauguró el kirchnerismo en la última etapa del gobierno de
Cristina Kirchner y que se profundizará.
También
se analiza la intención real de atender en hospitales de la Argentina a los
kelpers ante una emergencia sanitaria.
Un
destacado funcionario de la Cancillería explicó a LA NACION que "se está
trabajando en un plan para asistir en salud a la población de las Malvinas para
operaciones de alta complejidad, para que no tengan que ir a Londres o terminar
en un hospital de Punta Arenas que no les da respuesta", dijo.
En
relación con los vuelos, se analiza restituir los viajes directos desde la
Argentina hasta las islas al menos una vez por semana, como era antes de 2003,
cuando fueron cancelados.
Actualmente
sólo una vez al mes hay un vuelo de LAN que viene de Chile y hace escala en Río
Gallegos.
"Esta
apertura permitirá que se fomente el turismo", dijo un funcionario de
Macri.
Así,
el Gobierno rechaza la idea de darle a Uruguay o a Brasil una oferta de vuelos
a las islas, porque cree que ese rol lo debe cumplir la Argentina.
También
se mencionó en el Gobierno la idea de armar una cooperación científica en el
Atlántico Sur.
Esto
podría implicar un intercambio de trabajos en las Malvinas o en las islas
Sandwich.
Por
el momento, el Gobierno no evalúa abrir el comercio hacia las islas, aunque
éste es un tema casi central para los kelpers, porque deben comprar frutas o
verduras frescas a Chile o a Europa a costos siderales.
La
intención de hacer negocios petroleros o marítimos en aguas del Sur por parte
de la Argentina quedó abierta tras el reciente fallo de la ONU que habilitó la
ampliación de la plataforma continental marítima.
Los
planes de acción
El
Gobierno analiza restituir los vuelos a Malvinas que fueron cancelados en 2003
por los Kirchner.
Hoy
sólo hay un vuelo una vez al mes que viene de Chile y hace escala en Río
Gallegos
La
Argentina podrían brindar asistencia sanitaria y educativa a los kelpers que
asi lo requieran.
Esto
evitaría que viajen a Londres para operaciones de alta complejidad
Se
trabaja también en la idea de establecer una cooperación científica en el
Atlántico Sur
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