Wunderland,
Hamburgo
Hay
una película que no terminé de ver pues la vi en un avión llamada
"Imágenes vs Palabras" y habla del debate de lo que es lo que mejor
puede expresar la realidad las imágenes o las palabras.
En
ese debate participan una profesora de arte y un profe de literatura de un
coqueto colegio de Estados Unidos.
Gran película.
Sentí
ese debate en mi cabeza el día que fui a Wunderland en Hamburgo.
Wunderland es una
atracción que consiste en una serie de maquetas (dioramas) en escala 1:87 que
representan varios países de Europa. (Suiza, Alemania, Austria, Escandinavia,
etc).
Para
quienes pasamos buena parte de nuestra niñez, adolescencia, juventud, y
supuesta madurez intentando armar modelos a escala (Monogram, Tamiya, Revel,
Aircraft, Matchbox, Italeri, Humbrol, son palabras santas), Wunderland es sencillamente el paraíso.
Muchos
desarrollamos a través de las maquetas nuestra pasión por la historia, por los
aviones, barcos, uniformes, honor y lealtad que se ven en los campos de
batalla.
No
amamos la muerte ni la destrucción.
Nos
ponemos de pie frente al honor que significa una contienda.
Muchos
vimos en El imperio del sol la escena del niño inglés abrazando a un Zero
Japonés en un campo de concentración como la mejor escena de la filmografía
mundial.
Lejos.
Muy
lejos.
Wunderland
despertó esas sensaciones.
Ver
a la banda boquiabierta me dió una alegría, como la que siento cada vez que
ascendemos.
Ver
a Flor sacando fotos enloquecida me dió una alegría inmensa.
Al
inicio de la muestra hay siete dioramas que representan siete estadios de la
misma esquina de la ciudad de Berlín.
Comprendo
que no podrá observarse lo que sentí viendo eso.
Pero
ver cómo una misma esquina puede pasar desde la destrucción total de la guerra
a la reconstrucción, luego a la destrucción total (similar a la guerra) que
significa el Muro de Berlín, la persecución y cómo la libertad le hizo un tacle
definitivo a la opresión es inigualable.
A mis amigos
liberales, les digo que ir Wunderland en Hamburgo, justifica cualquier desvío.
Ver
sólo esos siete dioramas, paga cualquier gasto extra.
Dedico
este post a Flavio Maximo Bertini y a Alejandro Hugo Lazzari con quienes
compartí la mayor parte de los 1:72 armados en la década del 80.
Base
fundamental para el armado de mi felicidad.
Gracias totales.
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