"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 12 de junio de 2016

LA MITOMANIA

La mitomanía es la tendencia patológica a mentir.


Parece ser psicológicamente constitucional y se manifiesta en la tendencia a exagerar y relatar hechos imaginarios.
Se asimila al proceso en el cual un sujeto encarna a un personaje como resultado de la sugestión.
Desde hace tiempo y como consecuencia de la globalización y el conocimiento inmediato de los hechos en todo el mundo, hay una intención de presentar la realidad a través del prisma subjetivo  de nuestros intereses, nuestras ideologías y nuestros deseos.
Esta condición se da tanto en el plano individual, como social.

La relación entre la realidad y el conocimiento de la misma, ya no es objetiva, sino subjetivada por el que lo da a conocer.
En toda  época y lugar se ha manifestado esta situación ya que  es difícil obtener dos testimonios presenciales iguales.
Pero aun así había una propensión a contar los hechos y después interpretarlos desde nuestro punto de vista.

La mitomanía consiste en contar no los hechos en sí, sino directamente la interpretación personal de los hechos, como la realidad misma.
El mitómano termina convenciéndose a si mismo que la irrealidad que relata es la verdad.
Ese convencimiento  hace que la comunicación, es decir el pase de la información o el relato, sea considerada verdadera, no solo por él, sino también por aquellos a quienes se trasmite.
Esa validación externa de la falsedad y de la irrealidad, es muy peligrosa, porque supone además de una interpretación incorrecta de la verdad, el sustento, la base y el supuesto de ideologías, teorías, proyecciones y análisis del momento y futuros que en el campo de las comunidades hacen a la formación de una cultura.

La cultura es un valor en sí mismo, y la cultura de un grupo, una comunidad o de una nación hace al crecimiento, el desarrollo y la inserción de la misma en el concierto de las naciones.
Si está cimentada  en un concepto irreal o falso, si ha sido fogoneada por un principio mitómano, dará paso a concepciones que tendrán la misma cualidad: irrealidad, falsedad, irracionalidad.
La  mitomanía social es mucho mas peligrosa que  la individual, por su ámbito de localización y por la fijeza que logra en las costumbres, que se arraigan y es difícil  de revertir.
Hay un espacio muy pequeño entre la fantasía y la mitomanía, y ese espacio está en el interior, en la mente y el corazón del hombre.
La propensión hacia un mundo y una vida ideal, el deseo de vivir de acuerdo a lo que uno siente y desea, la autoestima y la validación social, son buenas y hacen a la sanidad psíquica.
La fantasía de sentirse único, héroe, superior, el mejor de la especie, es un motivo de empuje hacia el logro de los objetivos vitales.
Pero cuando ese  ideal, esa posibilidad, la confundimos y le damos el valor de realidad, de verdad, la riqueza de su contenido se pierde, la sanidad psíquica se convierte en enfermedad y perversión.
La vida se estanca y no podemos salir de ese lugar, ni cambiar, salvo que consideremos la realidad tal cual es y a ella nos atengamos.

Hemos visto cientos de ejemplos de esta mitomanía social, la bondad de los países dominantes,
el beneficio de la intervención de los países fuertes,
las diferencias sociales por falta de voluntad de la gente,
el destino de cada uno, no importa sufrir porque hay un mas allá,
las necesidades del Estado, la emergencia nacional, el progresismo nacional,
la necesidad de dinero para hacer política,
la justificación del delito por la mala vida,
el fin justifica los medios, conseguir a cualquier costa,
la educación y la economía diferencial, y tantos otros.

Hay un principio evangélico:
Solo la verdad nos hace libres.

La verdad no es nada mas que un concepto, es un  derecho conocerla, un deber comunicarla
y una grave violación prostituirla y mitomizarla.

Elias D.Galati 

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