Deshonestidad brutal
La
Justicia avanza y se suman revelaciones de cómo la obra pública era un botín.
Los negocios de CFK.
Por
Nelson Castro
CFK
regresó para enfrentar la pelea interna y la Justicia
La
mitad de las denuncias de corrupción nunca avanzaron
Cristina
llegó a Aeroparque y se reunió con sus militantes:
"Agradezco que estén
aquí"
El
juez Casanello obliga a los hijos de Báez a quedarse en Buenos Aires
La
Sala II de la Cámara Federal, integrada por los doctores Martín Irurzun Horacio
Cattani y Eduardo Farah, tuvo una semana intensa.
Primero
confirmó el procesamiento con prisión preventiva del empresario Lázaro Báez y
luego le ordenó al juez federal Sebastián Casanello afinar la investigación y,
de ser necesario, llegar hasta la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner
por la “cuantiosa adjudicación de obra pública”.
Es
la tercera vez que la Cámara llama la atención del juez.
En
esta oportunidad, lo hizo de manera directa y sin eufemismos:
“Sin perjuicio
de lo que pudiera resultar de otros procesos, es de la lógica más elemental
sospechar acerca de la íntima relación existente entre la cuantiosa
adjudicación de obra pública a Báez (y su grupo económico) y las referidas
relaciones del nombrado con los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina
Fernández”.
El
silencio cómplice que durante el kirchnerato mantuvieron empresarios,
intendentes y dirigentes políticos de las más altas esferas debería quebrarse
para que los testimonios de primera mano sean suficientes para romper el pacto
tácito que se sostuvo desde el comienzo de la así llamada “década ganada”.
Parece
difícil pero sobran los indicios para la investigación.
Basta
poner la lupa en algunas localidades pequeñas –y no tanto– del interior del
país que tuvieron un crecimiento desmesurado como resultado de la asignación de
obra pública, que dejaba retornos al poder central por la vía de la
adjudicación directa a empresas amigas.
En
algunas localidades del Sur y en más del 80% de las obras realizadas en la
provincia de Córdoba en los últimos diez años, por tomar dos extremos de la
geografía de nuestro país, tuvo participación Electroingeniería, empresa del
riñón K.
Julio
De Vido y su secretario de Obras Públicas José López, se ocupaban de visitar
personalmente a los intendentes elegidos para las grandes construcciones y
reportaban de manera directa a Néstor Kirchner.
Una
anécdota narrada y corroborada por Luis Juez ante el fiscal federal Federico
Delgado no deja lugar a dudas sobre esta práctica.
El
hoy embajador en Ecuador narró con lujo de detalles un episodio sucedido en
2005 –del cual ya había dado cuenta– cuando se desempeñaba como intendente de
la ciudad de Córdoba.
En
aquel entonces, desde el gobierno nacional se le prometió la construcción de
2.500 viviendas sociales.
Cuando
todo estaba a punto de concretarse, De Vido y López le señalaron que la obra la
debía realizar Electroingeniería.
Juez
se negó a convalidar esa contratación directa y pidió hablar con Kirchner
quien, para su decepción y sorpresa, le dijo que “debía ser más flexible y
aceptar esa práctica”.
La
construcción de viviendas sociales fue el pivot sobre el que giró la maquinaria
de corrupción del anterior gobierno.
Otro
ejemplo lo configuró la persecución y el intento por sacar de la cancha a las
cooperativas dedicadas al diseño y ejecución de estas viviendas que no se
alineaban a los pedidos del Ministerio de Planificación o que le quitaban
“mercado” en la competencia mencionada.
Un
documento fechado en agosto de 2010, firmado por el señor Ayala Genaro y otros,
llegó al centro de documentación presidencial de la Casa Rosada solicitando una
audiencia con “la señora Presidenta” para ponerla en autos acerca de la
persecución de la que estaban siendo víctimas por parte del Instituto Nacional
de Asociativismo y Economía Social, que había dispuesto la intervención de la
cooperativa ocasionándole un perjuicio económico cercano a los $ 300 millones.
El
motivo –según consta en la propia carta– fue “la enorme distancia entre los
precios de la cooperativa y los que paga el Estado nacional por metro cuadrado
de construcción, que jamás nadie podría justificar”.
La
lista de casos promete ser interminable en la medida en que se pierdan los
miedos y sean más voces las que se atrevan a denunciar estas prácticas
deshonestas.
Defensa.
Por
estas horas, los allanamientos en las propiedades de la ex presidenta motivaron
su descargo a través de las redes sociales.
Verborrágica
como de costumbre, expresó: “Conmigo no podrán”.
Fuentes
cercanas a las causas más sensibles que tocan de cerca a la familia Kirchner
aseguran que Cristina no caerá por la venta de dólar futuro, ni siquiera por el
bochorno de López o los desmanejos de De Vido sino por los negocios familiares.
La
ex presidenta tenía un acuerdo explícito con su marido que el propio Néstor
Kirchner reveló a algunos ex funcionarios allá por el año 2004.
“Ella se encarga
de los negocios familiares junto a Máximo, y yo de la política”, repetía el ex
presidente dentro de ese círculo.
Está
claro que esos negocios son –entre otros– Hotesur y Los Sauces.
Como
se escribió en esta columna muchas veces, éste era, y es, el principal problema
que deberá afrontar CFK.
Su
nivel de enriquecimiento es imposible de justificar y su asociación con Lázaro
Báez suma evidencias tras cada nuevo allanamiento dispuesto por la Justicia.
En
medio de su irrealidad, la ex presidenta creyó que con su catarata de tuits o
sus cartas publicadas en Facebook podría hacer frente al accionar de la
Justicia.
En
la semana que pasó parece haber tomado conciencia de que con eso no le
alcanzará.
De
ahí su inesperado viaje a Buenos Aires.
El
cerco de la Justicia se cierne sobre ella y su denuncia de ser víctima de una
persecución política se debilita día a día ante los bolsos de López y cada nueva
propiedad que se le descubre a Báez, muestras
de la corrupción sin límites imperante a lo largo del kirchnerato.
Producción
periodística: Santiago Serra.
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