Emilio
J. Cárdenas
La
coalición de izquierda que desde hace rato gobierna al Uruguay está en un
proceso de lenta declinación política, cuando de contar con las preferencias de
los ciudadanos uruguayos se trata.
En
efecto, nuevamente las encuestas de opinión sugieren que los tradicionales
“blancos”, que conforman una fuerza de centro, reciben hoy el 30% de las
intenciones de voto.
Mientras que la
izquierda gobernante tan sólo recoge el 28% de las preferencias.
A
su vez, el también tradicional Partido Colorado, también de centro, que
últimamente ha acompañado electoralmente a los “blancos”, aparece con un 7%, a
lo que se agrega el 5% de los que se pronuncian en favor de los independientes.
El ciclo de
preeminencia de la izquierda está claramente debilitado y ella puede en
adelante ser derrotada.
Al menos, por
ahora.
Entre
las predilecciones personales que expresan los encuestados, el hijo de un ex
presidente blanco y actual senador, Luis Lacalle Pou, es el más popular, con un
21% de adhesiones.
Uno
de cada cinco orientales lo prefiere.
No
es poco en un país políticamente fraccionado.
Lo
sigue el marxista José (Pepe) Mujica, con un 18%.
Más
atrás aparecen el actual intendente de Montevideo, Daniel Martínez, con un 13%
y el también senador blanco Jorge Larrañaga, con un 12%.
Poco
a poco, la decadencia de la izquierda, que hemos ya advertido desde estas
mismas columnas se va confirmando.
Uruguay
entonces luce en camino de regreso a sus raíces políticas, más que nada por la incapacidad de gestión que últimamente han mostrado
las administraciones de izquierda, de alguna manera inmovilizadas en muchos
capítulos por los constantes francotiradores del Partido Comunista, que las han
integrado.
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