"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 5 de noviembre de 2017

Sin ánimo de molestar:

¿No falta alguien en la lista?
Jorge Lanata

La defensa del ex vice no hace más que exhibir su culpabilidad.

En pleno baile de disfraces se comenzaron a caer las máscaras.
Cerruti, Peñafort, Recalde, D’Elía llamando a la resistencia,
Cristina (al principio en su silencio de Barrio Norte) defienden ahora a Boudou, supuesta víctima de la oligarquía.
La defensa no hace más que exhibir su culpabilidad.
Y es, a la vez, una defensa cobarde:
Todos hablan de un error de evaluación del juez, Boudou no podría entorpecer el proceso.

Nadie dice que Boudou no quiso quedarse con la máquina de hacer billetes por orden de Néstor y con la venia de Cristina.
Nadie habla de las motos, sus cuentas en Hong Kong, el médano, los bulos de Puerto Madero.
Dicen que lo de Boudou es político, como si Boudou alguna vez hubiera hecho política y no lobby.
Es político: ¿Macri persigue a la Ucedé?

El kirchnerismo, en su caída, tiene ahora la última posibilidad de defender su futuro.
¿Los kirchneristas honestos seguirán siendo cómplices con su silencio? ¿Habrá kirchneristas honestos?
El peronismo es experto en victimizarse, tuvo décadas haciéndolo.

La clandestinidad con el viento en la cara.
La lucha por convertir a Milagro Sala en una sacrificada dirigente popular o a Maldonado en un desaparecido de Macri se vuelve cada vez más grotesca:
Sala no está presa por lo que piensa, sino por lo que hizo, haberse quedado con fondos públicos dedicados a la vivienda y por montar una organización fascista dedicada a extorsionar.

Todo indica hasta ahora que Maldonado se ahogó, pero los K dirán que Gendarmería es culpable de la fórmula del agua.
Boudou, el Libertador, está preso.
Dan vergüenza al robar y más vergüenza da ahora, al defenderlo.
Boudou, como Jaime, fueron el emblema de la corrupción festiva.
Tal vez ahora aprendan que no hay que gastar demasiado al otro día del robo al banco…
Hasta los principiantes lo saben.

Es cierto: no es como en las películas, los jueces –estos jueces- no son héroes que tratan de mejorar el sistema.
Son lo que son, en muchos casos los mismos que hicieron el trabajo sucio para el gobierno que ahora condenan.
El Monstruo dándose vuelta para atacar al Dr Frankenstein.
La vida, a veces, es eso.
Pero quizá ni ellos mismos sepan lo que su cinismo puede construir, nada se parece a la sensación de justicia.
Sentir –para muchos por primera vez- que los malos tendrán algún castigo. A destiempo, parcial, a veces torpe.
Pero algún castigo al fin.

Hoy parece que los que critican vivieran en el Tribunal de la Haya.
Los caníbales se volvieron vegetarianos, los que saquearon al país se sienten justos.

Y una última cosa, sin ánimo de molestar

¿No falta alguien en la lista?

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