¿No falta alguien en la lista?
Jorge Lanata
La defensa
del ex vice no hace más que exhibir su culpabilidad.
En pleno
baile de disfraces se comenzaron a caer las máscaras.
Cerruti,
Peñafort, Recalde, D’Elía llamando a la resistencia,
Cristina (al
principio en su silencio de Barrio Norte) defienden ahora a Boudou, supuesta víctima de la oligarquía.
La defensa
no hace más que exhibir su culpabilidad.
Y es, a la
vez, una defensa cobarde:
Todos hablan
de un error de evaluación del juez, Boudou no podría entorpecer el proceso.
Nadie dice
que Boudou no quiso quedarse con la máquina de hacer billetes por orden de Néstor
y con la venia de Cristina.
Nadie habla
de las motos, sus cuentas en Hong Kong, el médano, los bulos de Puerto Madero.
Dicen que lo
de Boudou es político, como si Boudou alguna vez hubiera hecho política y no
lobby.
Es político:
¿Macri persigue a la Ucedé?
El
kirchnerismo, en su caída, tiene ahora la última posibilidad de defender su
futuro.
¿Los
kirchneristas honestos seguirán siendo cómplices con su silencio? ¿Habrá
kirchneristas honestos?
El peronismo
es experto en victimizarse, tuvo décadas haciéndolo.
La
clandestinidad con el viento en la cara.
La lucha por
convertir a Milagro Sala en una sacrificada dirigente popular o a Maldonado en
un desaparecido de Macri se vuelve cada vez más grotesca:
Sala no está presa por lo que piensa,
sino por lo que hizo, haberse quedado con fondos públicos dedicados a la
vivienda y por montar una organización fascista dedicada a extorsionar.
Todo indica
hasta ahora que Maldonado se ahogó, pero los K dirán que Gendarmería es culpable
de la fórmula del agua.
Boudou, el
Libertador, está preso.
Dan
vergüenza al robar y más vergüenza da ahora, al defenderlo.
Boudou, como Jaime, fueron el emblema
de la corrupción festiva.
Tal vez
ahora aprendan que no hay que gastar demasiado al otro día del robo al banco…
Hasta los principiantes lo saben.
Es cierto:
no es como en las películas, los jueces –estos jueces- no son héroes que tratan
de mejorar el sistema.
Son lo que
son, en muchos casos los mismos que hicieron el trabajo sucio para el gobierno
que ahora condenan.
El Monstruo
dándose vuelta para atacar al Dr Frankenstein.
La vida, a
veces, es eso.
Pero quizá
ni ellos mismos sepan lo que su cinismo puede construir, nada se parece a la
sensación de justicia.
Sentir –para
muchos por primera vez- que los malos tendrán algún castigo. A destiempo,
parcial, a veces torpe.
Pero algún castigo al fin.
Hoy parece
que los que critican vivieran en el Tribunal de la Haya.
Los
caníbales se volvieron vegetarianos, los que saquearon al país se sienten
justos.
Y una última
cosa, sin ánimo de molestar
¿No falta alguien en la
lista?
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