La escritora y un abogado
Desesperadamente una pequeña succiona de un
charco de agua en las calles de Posadas en nuestra argentina para hidratarse y
hacerle frente al degradante calor.
Doliente imagen que recorrió el mundo
causando consternación en las redes
sociales.
Espejo acuoso e incontrastable de la terrible
situación que le toca vivir al más humilde.
Sí.
A los afligidos y más necesitados, en un país
que en un tiempo fue llamado el granero del mundo.
Que podemos decir de la guerra en el planeta
y de la violencia inusitada como pan de cada día ante la desatinada ausencia de
dialogo.
Es necesario, estamos obligados a tener un espacio para
la reflexión.
Detenernos a pensar en lo que podríamos
mejorar y así ofrecer una mano, sin condiciones, a quien necesite de nuestra
ayuda.
Indiscutiblemente, mucha gente nos precisa y
requiere con urgencia.
Pero hay algo que efectivamente podemos hacer desde nuestro
lugar, además de rezar, y esto es exigir
a través de las mismas redes cibernéticas a los gobiernos de cada país y a los
organismos internacionales que dirijan su mirada a las atrocidades cometidas a
diario.
Un miramiento o contemplación a una violencia sin sentido.
Una ojeada aunque sea por caridad y
misericordia al hambre, a la miseria, a
la muerte.
Es que con toda seguridad, en algún momento
usted ha recibido un correo electrónico donde le envían la foto de un niño, o
más bien el esqueleto de una criatura apenas cubierta por algo de piel, sentado
sobre una tierra desierta comiendo insectos para saciar el hambre.
A lo mejor le ha ocasionado horror ver
hileras infinitas de seres famélicos esperando recibir una porción de comida de
un camión destartalado en medio de un campo en guerra y un escalofrío ha
recorrido su cuerpo. Inmediatamente invoca el nombre de Dios y cierra el correo
para seguir con su rutina.
Pues bien, esas fotografías son tan reales
como la cotidianidad que vivimos cada uno y es tan verdad como que en escasos
días ya celebramos la Navidad rodeados de amigos y de comida mientras en otra
punto del mundo un ser humano daría lo que fuera por recoger las migajas que
caen de nuestra mesa.
Nuestro propósito es pedir junto a ustedes
por todos aquellos que están siendo víctimas del bombardeó constante, la
agonía, la desolación y el olvido.
Es un llamado a la introspección y al recogimiento para
preguntarnos si, después de quejarnos por tantas cosas que a diario no nos
funcionan bien, somos debidamente felices con lo que tenemos.
Es una invitación y exhortación a agradecer y
valorar por todo lo que nos ha sido dado.
Y, especialmente, es una convocatoria a
unirnos y suplicar a Tata Dios que abrace a los niños a los contendientes y a
sus líderes y acabe la violencia.
Es que “La vida es el mayor arte que existe y
saber vivir es ser un gran artista.
Vivir las veinticuatro horas de un día
intentando superar los momentos difíciles, sabiendo disfrutar de los momentos
agradables que nos presente la vida, eso es vivir; y vivir siempre merece la
pena, hasta el final, hasta que el Maestro de nuestra acuarela decide que
nuestro cuadro está terminado a su gusto y sólo le queda poner la fecha y la
firma.
En lo más profundo de todo ser humano late el
deseo de alcanzar la felicidad.
Sin embargo son muchos los que la han buscado
o la buscan en el lugar equivocado.
Hace más de 2000 años un niño recién nacido en la
humildad de un pesebre, nos trajo las pistas para encontrarla.
Sólo es posible llegar a
ella siguiendo la senda del amor.
En la
búsqueda de algo intangible pero tan ansiada como la felicidad, en ese espacio
de tiempo en que con avidez se buscaba
recordamos a un grupo de mujeres todas ellas docentes en San Luis
Señoras cuya meta es desde el amanecer de
cada día hasta caer el hermano sol rescatar de esos terribles dolores de
"sed" de la pequeña de la foto a cuanto niño encuentran a su paso.
Desde el Arte de Vivir, los impulsan,
transforman, elevan su condición y los convierten desde el Taller del Andén en
seres capaces de enfrentar de otra manera las dificultades.
Si hablamos de arte e intentamos poner
imágenes al texto, y tuviéramos que pintar a estas mujeres y su obra
extraordinaria haríamos lo siguiente...
Caballete, tela, mesa con acrílicos,
pinceles, rodillos...espátulas...
Entonces ahí va el
homenaje a quienes hacen arte enseñando a VIVIR.
Y siguiendo la puesta en palabras de los hechos
dolorosos...comenzaríamos por manchar el fondo con rojos, naranjas, amarillos,
ocres, sobre puestos, invadiéndose, tensando con trazos fuertes al
"miedo”, encerrando al "olvido" con cercos de naranjas y
amarillos, a la "falta de amor" la detendría con un turquesa
atrevido, a la "infamia” con la espátula le cruzaría un planazo de
azul-violeta...sí un golpe duro.
En el centro como quien desgarra una tela,
abriéndose con fuerza soberana el blanco, puro inmaculado que se esparce y
desde el mismísimo fondo pequeñas gotas de oro que salpican.
Esas son las almas de quienes están en el
CAMINO de salvar, de revertir tanta desdicha, de alcanzar maravillosos cántaros
de agua fresca por sobre las tan numerosas miserias humanas.
Cada día debería caer una lacra y en ese
lugar comenzar a brotar una flor.
Es decir un niño que se salva.
Es posible "pintar" con palabras,
es posible denunciar con "poemas”, es posible cambiar lo injusto desde la
"locura" de un artista.
Pero también es posible cambiar los rumbos
equivocados desde la "vocación" profunda de justicia y honor desde un
hombre con ideales firmes.
Este tiempo es de "espera”.
Las sendas a seguir nos serán indicadas cada
mañana.
Por eso estas palabras y convite tienen un profundo significado.
Es por eso que TODOS necesitamos, que nos
despidan cada noche con el anuncio de "MAÑANA"...
HASTA MAÑANA...que sublime promesa.
FELIZ NAVIDAD.
Prof. Gladys Semillán Villanueva
y
DR. Jorge B. Lobo Aragon
#navidad
#violencia
#paz
#amor
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