Tiene ley con la calle perdida y aliados
desgastados
(1) Una victoria pírrica es aquella que se consigue con muchas pérdidas en el bando aparentemente o tácticamente vencedor, de modo que aun tal victoria puede terminar siendo desfavorable para dicho bando...
El gobierno nacional logró su objetivo:
Sancionar la polémica reforma previsional a pesar de la violencia en las calles y los nutridos cacerolazos frente al Congreso de la Nación, la Plaza de Mayo y la Quinta Presidencial de Olivos.
El gobierno nacional logró su objetivo:
Sancionar la polémica reforma previsional a pesar de la violencia en las calles y los nutridos cacerolazos frente al Congreso de la Nación, la Plaza de Mayo y la Quinta Presidencial de Olivos.
Pero el costo que pagó Cambiemos fue altísimo
y ahora empieza el control de daños.
Por lo pronto, quedó claro que la
Administración Macri perdió el control de la calle a menos de dos meses de
haber ganado las elecciones.
Luego, no supo cómo manejar las
manifestaciones y a los violentos. Expuso peligrosamente a la Policía de la
Ciudad de Buenos Aires en una actitud pasiva que le provocó 50 heridos.
En el Congreso, presionó al extremo al
flamante bloque de Argentina Federal con el cual pretende contar como aliado
hasta el final de mandato.
También expuso a los gobernadores, quienes
aparecieron en una foto tras negarse a una conferencia donde sufrirían mayor
desgaste.
Muchos de ellos tienen aspiraciones
electorales que no pretenden dilapidar.
Por URGENTE24
Mauricio Macri y una ley costosa
La reforma previsional ya es ley.
Ahora Mauricio Macri deberá promulgarla y
emitir el decreto que otorga un bono compensatorio a los jubilados por el
dinero que pierden en marzo debido al ‘empalme’ entre las dos fórmulas de
actualización de haberes.
Es, además, el bono con el que convenció a Elisa Carrió y a los gobernadores a
cambio de que apoyen la ley sin cambios.
Pero el proceso fue altamente costoso para el
Gobierno nacional, que ahora empieza a medir los daños.
En el plano parlamentario, el Gobierno dejó expuestos
y muy desgastados a sus aliados en las dos sesiones escandalosas que vivió la
Cámara de Diputados.
También a los gobernadores, que ayer (18/12)
impidieron una conferencia de prensa anunciada por Cambiemos y sólo se
prestaron a una foto con el oficialismo para que éstos puedan mostrar el
respaldo a la polémica ley.
El efecto fue neutro, porque los
manifestantes y los legisladores que se oponen al proyecto ahora sancionado no
se referencian en esos mandatarios.
El flamante bloque de Argentina Federal, que
el oficialismo veía como a sus próximos aliados estratégicos en lugar del
devaluado Frente Renovador de Sergio Massa, fue tironeado y expuesto a la primera necesidad que tuvo la Casa
Rosada.
Se desconoce el ánimo que tendrán esos
diputados para futuras leyes que requiera Cambiemos, porque los gobernadores
detrás de ellos tienen aspiraciones políticas para 2019, como Juan Manuel
Urtubey o Juan Schiaretti.
Afuera del Congreso, Cambiemos no supo cómo
enfrentar las marchas y los incidentes.
Primero apeló a la Gendarmería en la
fracasada sesión del jueves pasado aún sabiendo del encono que los grupos de
manifestantes de la izquierda y el kirchnerismo tienen contra ellos por el caso
Maldonado.
Luego, los uniformados cometieron inéditos
excesos con legisladores lesionados, lo que terminó enturbiando el clima para
sesionar.
Ayer (18/12) el operativo fue diametralmente
opuesto.
La Policía de la Ciudad de Buenos Aires
reemplazó a los gendarmes y Horacio Rodríguez Larreta a Patricia Bullrich
(aunque cuando los incidentes aumentaron reapareció en escena la Gendarmería).
Y la actitud fue extremadamente pasiva.
Hasta el riesgo de vida de los propios
policías que tuvieron unos 50 heridos en sus filas.
Sería interesante sondear en el espíritu de
cuerpo de esa fuerza después de lo que ocurrió anoche y esta madrugada.
Cambiemos apeló a la pasividad de esos
policías que enfrentaron sin reacción prácticamente a los violentos, para fundamentar
su decisión de seguir sesionando y de que los no existía represión sino un
ataque contra el Congreso.
Tuvo suerte el oficialismo de que no hubiera
que lamentar un muerto en esos choques donde algunos policías fueron rodeados y
apaleados por grupos de violentos.
La segunda pérdida del control de la calle quizás sea la
que más esté preocupando ahora al Gobierno:
Los ‘cacerolazos’ en distintos puntos de la
Ciudad de Buenos Aires (donde arrasó Elisa Carrió en las últimas elecciones) y
frente a la Quinta de Olivos, en Vicente López, bastión del PRO fuera de la
Capital.
Esas manifestaciones sin banderías políticas
pero con clara participación de militantes y electorado kirchnerista, fueron
pacíficas y multitudinarias.
En ambas movilizaciones, el Gobierno no supo
cómo enfrentar el conflicto callejero, y
en ambos casos perdió el control de la calle.
Sólo evitó que los manifestantes llegarán al
Congreso a un alto costo.
Luego, el efecto de la reforma previsional
complicó el debate de la reforma laboral, también incluida en el llamado a
sesiones extraordinarias que hizo Macri y que termina a fin de mes.
Con el clima actual difícilmente se pueda retomar esa
discusión en el Congreso.
Quizás el único dato positivo para el
oficialismo, además de la sanción de la reforma, es que la CGT está
visiblemente partida y la UTA, gremio decisivo para hacer efectiva cualquier
huelga, se cortó sola y desconoció a la resolución de la central obrera.
El gobierno notó el quiebre entre el
sindicalismo peronista, pero no tiene margen para forzar la reforma laboral con
el clima político enrarecido.
El ministro del Interior Rogelio Frigerio reconoció
este martes que la reforma laboral podría postergarse hasta otro llamado a
extraordinarias, que podría ser en febrero.
En declaraciones al canal A24, el ministro
que fue clave en las negociaciones con los gobernadores, reflexionó sobre la
jornada de ayer:
“Se pudo debatir en el Congreso a pesar de
violencia y los intentos de la oposición para hacer la caer la sesión…ganó la
democracia”
Luego destacó el rol de la policía:
“Hago una mención a la policía que permitió
con su valor y arriesgando su vida, defender el Congreso y que los diputados
puedan debatir las leyes como corresponde”
Sobre el rol de la policía y los
manifestantes, opinó:
“estaban buscando eso, la represión…fue un
esfuerzo (el de las fuerzas de seguridad) que la democracia lo tiene que
reconocer”.
“Todo forma parte de un plan orquestado, las
jubilaciones es una excusa para justificar la violencia”, añadió.
“La oposición ha tenido más éxito que
nosotros en plantear la mentira del recorte en las jubilaciones”, se lamentó
Frigerio y concluyó sobre la Reforma Laboral: “puede quedar para las
extraordinarias de febrero”.
Otros daños al oficialismo seguramente ya se
estén midiendo:
El impacto en la imagen de Macri y de su
gobierno, especialmente entre los jubilados que lo apoyaron decisivamente, y
luego en la clase media.
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