Vivir
el aquí y el ahora
Aprovechar
cada día porque el tiempo es el mayor tesoro
Eduardo
Favier Dubois
Se
suele decir “la vida es corta”, “pasa volando”.
Sin
embargo eso no es cierto, lo que ocurre es que perdemos el tiempo.
Decía
ya Séneca: “No tenemos poco tiempo sino que perdemos mucho tiempo"
Así
es: No recibimos una vida corta, sino que somos nosotros quienes la acortamos.
Cada
cual consume su vida en beneficio de otro.
Vivís
como si fuerais a vivir eternamente, jamás os acordáis de vuestra fragilidad,
nunca reparáis en cuanto tiempo se os ha ido ya...
"Lo malgastáis como si fluyera
de un caudal pleno y abundante, cuando puede ser vuestro último día”.
Por
eso aconseja:
“Agota cada día como si fuera el primero, arrebata el presente
mientras promete el porvenir. El mayor impedimento de vivir hoy es la
expectativa del mañana...
"¡Vive al día!”
La
única forma de vencer el paso del tiempo es vivir cada momento con intensidad
sin saltearnos nada y transformando las cosas que no nos gustan en
oportunidades.
Es
por eso que tenemos que estar atentos para descubrir el tesoro que el destino o
la providencia nos presenta cada día.
“Volver
a mirar lo ya visto y reconocerse en estado de asombro” (Diana
Bellessi).
Como
decía el poeta romano Horacio, carpe diem quam minimum credula postero, que en
español puede entenderse como “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”.
Vive
de modo tal que cada día puedas hacer honor al siguiente saludo:
¡Abre
tus ojos y comienza un nuevo día!
Agradece
a Dios una nueva oportunidad de vivir.
Enfoca
toda tu atención en vivir plenamente.
El
día de hoy es la vida misma.
Desde siempre fue
planeado para que lo goces, para que tengas la oportunidad de dar mucho amor y
de recibirlo.
De
ayudar a los que puedas y de aceptar la ayuda de otros...
De
la mañana a la noche vas a recorrer un camino.
En
donde podrás ver todas las cosas buenas de tu vida:
La
bendición del amor que te rodea
La
gloria de un trabajo bien hecho,
El
goce de contemplar la belleza del mundo.
Disfruta
de tu rutina, del sabor acogedor de lo cotidiano.
Pero
también dale un espacio a lo inesperado:
Lo
que aparece como un contratiempo o dificultad puede que sea lo mejor del día si
lo podés reinterpretar.
Tené
fe en la Providencia.
Puede
ser que en tu ayer haya habido tristeza y que tu mañana te genere preocupación.
Pero
si vivís a pleno el día de hoy, si lo mirás con los ojos abiertos a su
esplendor,
el
ayer será solo un sueño que pasó y el mañana la esperanza de otro día
pleno.
Y
cuando llegue la noche sentirás la completitud y la paz de quien no necesita
del mañana para estar bien.
¡Entonces,
enfoca tu atención en este día y vívelo como el más importante!
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