Carlos
Pagni
La
política, al igual que los mercados, se mueve con expectativas.
Por
eso, cada ámbito esboza estrategias de acuerdo a lo que cree que va a pasar con
el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le prestará a la Argentina 50 mil
millones de dólares
La incógnita
central gira en torno a cinco ejes:
El dinamismo de la
economía:
el Gobierno calcula que va a haber dos trimestres de caída en el nivel de
actividad y que, en promedio, el año va a cerrar con un 1% de crecimiento
El poder
adquisitivo del salario: está demostrado que la imagen del Gobierno fluctúa
según el salario real. Desde el oficialismo, esperan que haya una caída del 2%
y que será más pronunciado en el sector público
Los niveles de
inflación:
el acuerdo con el Fondo plantea niveles inflacionarios bastante exigentes.
Para
el año que viene, apuntan a un 17%, lo que implicaría llegar a junio en un 20%
aproximadamente.
Para el macrismo,
la inflación para este año rondará el 27%
El comportamiento
de la tasa de interés:
Este
valor estará alto durante un tiempo porque el Banco Central y, probablemente,
el Fondo no se animan a una baja de la tasa de interés con un mercado de
cambios muy inestable.
La devaluación del
peso:
El peso se sigue devaluando aún después del acuerdo con el Fondo y con una tasa
de interés del 40%.
Esto
es relevante porque, tradicionalmente, el Gobierno miraba la imagen de Macri
ligada -en una correlación casi directa- al comportamiento del salario real
pero, durante la crisis, se notó que su imagen cayó con la caída del peso y que
se estabilizaba en la medida en que no hubiera cambios en el mercado cambiario
El
Gobierno se propuso varios objetivos que están en tensión entre sí: bajar la
inflación, mantener el crecimiento y no deteriorar el salario real.
Algo
habrá que sacrificar aunque no se sabe bien qué es lo que resignará el Estado
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