"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 6 de julio de 2018

No a la Aprobación Directa de la Nueva Ley de Trasplantes


¡Ley Justina en Diputados!
Lucas McCormack

Hace casi un mes que nos enteramos los transplantólogos que se estaba modificando la ley de trasplantes, nuestra ley, la ley de todos.
Desde hace sólo un mes que conocemos el texto de esa modificación que implementaría que todos somos donantes por obligación, a excepción que hayamos hecho un trámite para decir que no.
Hace un mes inicie una causa en “Change.org” que la finalicé porque entendí que quizás el camino para ser escuchado era otro.
Desde hace un mes que en la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT) discutimos este tema.
Hemos recibió el apoyo de muchos socios y de mucha gente “no del palo” que se opone a la implementación por ley del donante presunto sin consentimiento de la familia.
Nada cambió luego de la media sanción casi automática en Senadores, parece que esta ley tiene que salir, hay que “dar buenas noticias”.
Hace 5 días envié una carta personal a varios Diputados adjuntando documentos oficiales de la SAT para intentar que tomen conciencia del paso que están ayudando a dar vinculado a la donación de órganos, o mejor dicho, a la apropiación por parte del Estado de los órganos de todos aquellos que no hayamos tenido tiempo, información o acceso a decir que no en “canales oficiales”.

Como siempre digo a mis pacientes, a la noche quiero acostarme en la cama y poder dormir tranquilo.
De eso se trata esta publicación.
De estar tranquilo frente a la comunidad que transpiré la camiseta y dejé todo en la cancha…
Le comparto la carta que envié la semana pasada a la HCDN y al Ministro de Salud.
Es un poco larga pero creo que vale la pena.
¡Ahí va!

Carta enviada a Comisión Acción Social y Salud Pública, Educación y Legislación General de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Con copia a Sr Ministro de Salud, Adolfo Rubinstein.
Fecha 28 de Junio de 2018.

Mi nombre es Lucas McCormack.
Soy cirujano especialista en trasplante de hígado.
Hace más de 25 años que tengo el privilegio de ver personas "volver a vivir" después de un trasplante.
Conozco bien la alegría y el renacer que produce trasplantarse.
También conozco la frustración y la desesperación del que espera en lista porque veo cientos de pacientes año tras año morir esperando órganos que no llegan.
Genera una tristeza y una impotencia enormes.
Quiero decirles que estoy muy agradecido de que estemos tratando temas que intenten solucionar esta emergencia sanitaria.

Conozco el proceso que implica una donación de órganos de principio a fin.
A lo largo de mi carrera he ido a buscar órganos para ser trasplantados a hospitales en todas las provincias de nuestro país.
He visto las caras de una familia sentada en las salas de espera de un hospital cuando uno se lleva los órganos de sus seres queridos.
He recibido sus abrazos y sus aplausos.
Conozco bien de esa generosidad, de ese acto de solidaridad genuina y altruista.
Sé lo que implica y también sé bien lo que en algunos casos puede costar.
Ese momento de la donación es potente y es sagrado, pero con la aprobación de la Ley Justina va dejar de serlo porque esta ley transforma ese momento en uno de violencia y apropiación.
Necesitamos aumentar la tasa de donación pero hacerlo a la fuerza no es el camino.

Hoy tenemos una ley de trasplante que requiere de mejoras, nadie lo pone en duda.
Pero la modificación que propone la Ley Justina y que Uds. están considerando, constituye una violación fundamental a los derechos de todos nosotros como ciudadanos.
Y además acarrea el peligro de generar pánico en la sociedad causando el efecto contrario del que la ley propone.
No podemos dejar que esto suceda.
Nosotros, los especialistas, estamos obligados a hablar.
No podemos quedarnos en silencio.
Dedico mi vida al trasplante.
Pueden estar seguros de que no quiero que muera nadie más esperando un órgano, ni un solo argentino, nunca más.
Pero aprobar la Ley Justina como está planteada hoy, les aseguro que no es el camino.
Les pido un momento para explicarles porqué.

Hoy, todos los argentinos somos donantes de órganos a través de la Ley del Donante Presunto “flexible” que rige desde hace más de 10 años.
La Ley Justina elimina el artículo 21 de la ley 24.193 y en esa simple modificación, todos nuestros órganos pasan a ser pertenencia del Estado sin importar nuestra opinión ni la de nuestra familia, a menos que hayamos realizado un trámite expresando lo contrario.
A esto es lo que se le da el nombre de “donante presunto duro o rígido”.
Esto acarrea una serie de problemas de índole éticos, legales y sociales muy serios.
En principio, el problema más elemental es que es imposible garantizar el acceso seguro, inviolable y universal al trámite de negativa de la donación a la totalidad del pueblo argentino.
Con lo cual hay un problema de acceso al derecho que no podemos ignorar.

Tengamos presente que la Ley Justina, como todas las leyes, va a regir sobre todos los argentinos.
Sobre los que no saben leer ni escribir, sobre los que no tienen acceso a techo, agua potable y comida, mucho menos información detallada respecto de las políticas estatales de donación de órganos o el acceso al formulario en internet.
Con la aprobación de la Ley Justina, al común de la población que no tiene acceso a este trámite se les termina el derecho de decidir sobre sus órganos.
No importa lo que quieran o deseen, ni ellos ni sus familias, si no hicieron el trámite correcto en el momento correcto, sus órganos ya no les pertenecen.
Por otro lado, no hay quien pueda garantizar la inviolabilidad de este registro de negativa a la donación.
Y nadie debería privar por ley a un ciudadano o a una familia a cambiar de opinión respecto del uso de su propio cuerpo.
Nadie debería poder ampararse en una ley para pasar por encima de la voluntad de un padre en relación a los órganos de un hijo simplemente por no haber hecho un trámite en tiempo y forma.

Les pido que tomen en consideración la postura de los especialistas en este tema en nuestro país.
La Sociedad Argentina de Trasplantes ha expresado su posición en contra de la implementación del donante presunto rígido tanto en 2003 –cuando se aprobó la modificación de la ley de trasplante vigente– como recientemente, a propósito de la media sanción sobre el nuevo proyecto de modificación de la ley de trasplante, llamado también “Proyecto de Ley Justina” (Se adjuntan ambos documentos oficiales de la Sociedad Argentina de Trasplantes).
Pueden tomar de referencia a los mejores en donación de órganos en el mundo entero, España, quien se opone a implementar una ley de donante presunto rígido.
En España rige el donante presunto flexible, tal como rige hoy en nuestro país.
La experiencia internacional demuestra que el consentimiento presunto rígido no resuelve el problema de la escasez de órganos.
La estrategia más efectiva se basa en el abordaje y desarrollo integral de la actividad de procuración en los hospitales, con un máximo esfuerzo puesto en la detección y mantenimiento de potenciales donantes.
Todo esto sin descuidar la educación continua en la población.
El camino es mejorar la educación y cuidar a todos por igual, crear conciencia y mejorar el sistema de procuración de órganos para que nunca más tengamos que recurrir a recursos extremistas.

Me resisto a imaginarme un escenario en el que yo realice la extracción de órganos pasando por encima de la voluntad de una familia.
Me preocupa imaginarme a un ciudadano exigiendo judicialmente el órgano que el cirujano decidió no extirpar por respetar la voluntad de una familia que decidió no donar.
Me preocupa seriamente la posibilidad- muy factible- de ver una familia enfrentándose verbal o físicamente con un grupo de médicos que solamente intentan realizar su trabajo, amparados por una nueva ley que pone el foco en los pacientes en lista de espera y descuida la última voluntad de un padre, una madre, un hermano, un hijo fallecido.
Me da tristeza pensar que esta nueva ley que plantea la donación como un acto imperativo, pueda promover situaciones de discordia social y afectación de la confianza pública, generando así un efecto contrario al buscado por los impulsores.

Estamos proponiendo una ley que contemple tanto los derechos y el dolor de los donantes y su familia como los de los pacientes en listas de espera y sus familiares por igual.
Les pedimos que no aprueben una ley que genere tensión, discordia, paranoia social y que nos fuerce a los médicos a trabajar de una manera avasallante e irrespetuosa en situaciones de clara sensibilidad social, religiosa y cultural.

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