"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 3 de diciembre de 2018

La Paz…


Una  excelsa Utopía… 

Escondido  detrás de la computadora en una mañana gris, lluviosa, me puse a releer los innumerables escritos compartidos con mi gran amiga.
Uno de ellos en su encabezamiento decía…
“…la Vida es un misterio…la Paz es un misterio…
Es como ir detrás de una mariposa…
Nos encanta su vuelo es casi mágico…
Es un desafío lograr tenerla en las manos…
Pero si entre todos proponemos hacerla reinar en este jardín que es la tierra algo podremos lograr. 

Entonces…acompáñanos…escribe algo breve y ven a leerlo junto a nosotros…
Pon tu granito de arena y únete a esa hermosa mujer que es la PAZ.
Gladys Semillan Villanueva  escritora, poetiza y pintora, embajadora de buena voluntad por la Paz de las Naciones Unidas por la Letras…
enfatiza que los adultos debemos dar ejemplo de ser sembradores de paz, para que los jóvenes tengan una visión distinta, seres despojados de avaricias y poder decididos a gestar y sembrar la semilla joven del entendimiento…

Que gran verdad y que enorme ejemplo de todos aquellos que sin pedir nada a cambio bregan por la paz del mundo y del planeta.
Es que la guerra es espantosa, atroz.
Ni un demente la  desearía.
Pero existe como preexisten los desencuentros y las desavenencias en un mundo conflictivo con un relativismo extremo.
Y así como existe la vejez, tan aborrecida en este mundo moderno que la oculta bajo afeites, cirugías, tinturas y eufemismos, pero es imposible de atajar.

A veces con buenos propósitos se ha tratado de prohibir la guerra.
Francia, con motivo de sus colonias en las Antillas por donde son vecinos, le propuso a los Estados Unidos un pacto bilateral de no agresión, acuerdo de los que hubo muchísimos a través de la historia.
Pero al entonces ministro norteamericano del exterior, Frank Billings Kéllogg le pareció muy mezquino y respondió proponiendo un pacto multilateral de paz perpetua.
Kellogg había sido un granjero de Minnesota que decidió estudiar derecho y en dos años se recibió.
Actuó como consejero especial del gobierno.
Fue electo senador. 
Embajador en Inglaterra. 
Con estos excelentes antecedentes de una ética probada había llegado a su cargo con la simpleza de un granjero de recta moral, expuso sus puntos de vista a Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, el Japón.
Y así se llegó a que esos países, más Checoeslovaquia y Polonia, el 27 de agosto de 1928, firmaran en París un pacto por el que se obligaban a renunciar a la guerra como instrumento político.

Se la condenaba como medio para zanjar diferencias internacionales;
reconocían la obligación de buscar medios pacíficos.
Se invitaba a todas las naciones del mundo a adherir a este instrumento que quedaría depositado en Wáshington.
Por supuesto que para muchos no serviría para nada.
No organizaba un arbitraje ni definía cuál guerra era de agresión ni cuál era defensiva.
Pero que sublime utopía la del gran Ministro.
Entendiendo que la utopía no consiste en alcanzar ni pretender lo imposible, sino en lograr y luchar por lo deseable.
San Agustín que sabía que la guerra es en sí misma un mal y un crimen sin nombre… escribía magníficamente…
La paz es un bien tan noble que, aún entre las cosas mortales y terrenas, no hay nada más grato al oído, ni más dulce al deseo, ni superior en excelencia.

Dr. Jorge B. Lobo Aragon
jorgeloboaragon@gmail.com

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