¿PARA QUIENES?
La
ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó un Protocolo de Seguridad en
el cual se permitiría a las Fuerzas de Seguridad usar sus armas de fuego si la
ocasión así lo ameritase.
Sin
gritar “Alto”.
Y
la reacción fue digna de Zaffaroni:¡Qué horror, van
a poder usar sus armas!
Antes
que nada, las Fuerza de Seguridad, la que
fuere, debe anunciarse y si el delincuente huye, debe gritar, “¡Alto!”.
Es
lo que corresponde y un juez así lo exigiría.
Las
FF.SS portan un arma de fuego,
¿La
tienen de adorno, forman parte del uniforme, no pueden usarla llegado el caso?
NO.
En
la Argentina democrática, post Alfonsín, al que le se le debe que haya acabado
con el partido militar y se sufre que
haya hecho confundir autoridad con autoritarismo, matar policías
parece lícito.
Les
disparan como si fuera un juego, ellos no pueden responder, eso sería “fascismo”.
Todos
se quejan de la inseguridad reinante.
Que
es una realidad.
Existen
delitos como la trata de personas, la venta ilegal de armas, el narco tráfico.
Delitos pesados.
A
esos delitos se le suman los de siempre, robos, arrebatos, asaltos, secuestros,
violaciones, pedofilia, homicidios.
Las FFSS están
inermes ante todo esto.
Los
delincuentes usan armas caseras, armas sofisticadas, armas blancas, armas de
fuego.
Las
FFSS, llevan armas de fuego, no pueden
usarlas.
Se supone que
las FFSS, como lo indica su nombre, están para servir y dar seguridad a las
personas.
Se
supone que deberían estar al servicio de las personas y defenderlas de los
delincuentes.
No pueden hacerlo,
el uso de las armas les está prohibido, y
los delincuentes lo saben.
También
saben que fiscales y jueces serán comprensivos con ellos.
Zaffaroni hizo
un fatídico trabajo.
Las
facultades de derecho del país lo estudiaron, creyeron sus teorías:
El
delincuente es víctima de una sociedad injusta, los robados, asaltados,
secuestrados, violados o asesinados, son responsables de haber llevado al
delincuente a delinquir.
La víctima se
convierte en victimario.
Las
FFSS no pueden usar sus armas para defender a los ciudadanos, lo que debería
ser su prioridad absoluta.
Si
intentan mantener el orden ante una manifestación, se habla de “feroz
represión”.
Mientras
el ciudadano no puede circular, es robado, o secuestrado, o simplemente
asesinado.
Lilita
Carrió, desconcertante como siempre,
ante el protocolo de Patricia Bullrich (con la que tiene diferencias desde que
ésta abandonó la Coalición Cívica que fundaron en 2007) dijo:
“Hiere los
DDHH”.
La
pregunta es:
¿Hiere
los DDHH de quiénes?
Hasta
ahora los heridos son los ciudadanos.
Agregó
Lilita, creando más desconcierto, “Al
humanismo no se renuncia por demagogia electoral”.
La
pegunta es, ¿al humanismo se renuncia dejando matar gente trabajadora, dejando que
la roben, la violen, la secuestren, la maten (incluyendo a las FFSS) en nombre
del “humanismo?”
¿Se
pretende defender a quienes, a los delincuentes como hasta ahora o ya llegó el
tiempo de defender a la gente que está tan inerme como las FFSS?
Y
las FFSS no pueden usar las armas que tienen y son pagadas por los impuestos de
la gente que paga impuestos, a la que no puede defender.
Se
trataría de un Protocolo Federal al que pueden o no asociarse las provincias.
Fuerzas
federales hay en todas ellas.
Y las FFSS
necesitan recibir una educación de alto nivel que garantice, en lo posible, el
uso racional de las armas de fuego, sólo cuando fuera imprescindible.
Hay
que hacer memoria.
La
Argentina forma parte de las Naciones Unidas.
“La
ONU, en el 8º Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, en La Habana (27/8-7/9/1990), adoptó los Principios Básicos sobre
el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los funcionarios Encargados de
Hacer Cumplir la Ley”.
Leer los
artículos 25 y 26.
La ministra
Patricia Bullrich debería hacerle llegar el Protocolo a los honorables
congresistas,
los propios y los de la oposición, a los opinólogos, al poder judicial y a todos los que gritan “dejemos
que los delincuentes actúen libremente, no intervengan, nosotros somos democráticos”.
A
los ciudadanos de a pie, a los que sufren a diario los desmanes de los
delincuentes,
a esos no es
necesario hacerles llegar el Protocolo de la ministra, con que les llegue la
seguridad que tanto necesitan, basta.
Y
es urgente que eso suceda.
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