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Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 10 de abril de 2020

Coronavirus. Amagues autoritarios en medio de la pandemia


Laura Dimarco
LA NACION

A continuación, sus principales conceptos:
Esta semana la política local volvió al centro de la escena y también, en medio de la emergencia, parecen haber regresado algunas tentaciones autoritarias.
Aunque tengamos miedo es muy importante que no nos distraigamos y estemos "atentos y vigilantes" a esos desvíos.
Lo de "atentos y vigilantes" -términos que empleó el presidente Alberto Fernández - tenemos que aplicarlos nosotros mismos, como ciudadanos, sobre la dirigencia política.

Hablaba con [José] Pepe Nun, uno de los grandes intelectuales argentinos, y me decía algo muy lúcido:
Muchos líderes mundiales están aprovechando la emergencia de la pandemia para darse poderes absolutos.
A eso le llamamos tentación totalitaria, que él describe muy fácilmente:
El líder ocupa el espacio total y desconoce la división de poderes.
Parece una obviedad, pero en la Argentina esto no es nada obvio: en democracia gobiernan tres poderes independientes, todos con el mismo peso.

La Argentina nunca hizo el tránsito a la democracia, dice Nun, y esta idea -que parece muy técnica- tiene muchas consecuencias en cómo estamos atravesando esta pandemia.
Un ejemplo práctico: fuimos gobernados muchos años por populistas que malgastaron mucho dinero en el corto plazo -el populismo no mira al largo plazo-, no ahorramos en tiempos de vacas gordas. Es por eso que nuestro sistema público de salud puede colapsar, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires.

En Chile no pasa esto.
Chile ahorró en sus ciclos expansivos, en épocas de vacas gordas.
Ahorró, invirtió en salud, tiene muchos más testeos diarios que nosotros.
En una palabra: tiene un sistema democrático estable, no contaminado de populismo y hoy tiene más fortaleza para atravesar esta emergencia.
Hablaba también con uno de los grandes encuestadores argentinos, Alejandro Catterberg, uno de los directores de Poliarquía.
Me decía: comparativamente los argentinos están más preocupados y tienen más miedo que otras sociedades.
¿Por qué?
¿Somos más miedosos?
No.

Ocurre que percibimos que nuestro país es frágil.
Es frágil su economía y son frágiles sus instituciones.
Tenemos miedo en un momento en que es muy necesario confiar en alguien para que nos saque de esta emergencia. Este es el sentimiento generalizado que los encuestadores recogen en la opinión pública.
Y esa es la explicación por la cual tanto el presidente Alberto Fernández, como Horacio Rodríguez Larreta y en general todos los que están hoy a cargo tienen niveles altos de aprobación.

¿Sabés quién está bajando su aprobación social?
Cristina Kirchner: lo vas a ver en sondeos en los próximos días.
 ¿Por qué?
Porque la gente percibe que está borrada por oportunismo político.
La gente percibe que no quiere quedar pegada a un mal resultado de la gestión sanitaria de su gobierno.
Dice la encuestadora Mariel Fornoni, de Management & Fit:
No hay espacio para sacar provecho político de esta emergencia, ni para alimentar la grieta. La gente lo está condenando duramente.
Si necesitamos confiar, es muy importante que no se vulnere esa confianza.

Ayer el grupo de intelectuales que integra el Club Político Argentino -son intelectuales comprometidos con la democracia y la república en el que está, por ejemplo, Graciela Fernández Meijide- hizo una declaración en la que incluyó dos conceptos claves:
Nuestra principal fortaleza está en la resiliencia de la sociedad y en el funcionamiento de las instituciones de la república.

Quiero pensar sobre estas dos palabras: nuestra resiliencia como sociedad y la necesidad de confiar en nuestras instituciones.
Resiliencia es una palabra de moda y no significa resistencia.
Resiliencia es apelar a nuestros propios recursos para salir adelante y fortalecernos en la adversidad.
Si miramos nuestra historia reciente los argentinos fuimos resilientes muchas veces, en todas nuestras crisis: hiperinflaciones, recesiones, 2001.
Esto significa: confiemos en la historia que hemos vivido y en nuestros propios recursos de resiliencia que ya nos han sacado de otras tormentas muy fuertes.

La otra pata de la salida es la confianza en las instituciones, dicen los intelectuales del Club Político.
Por eso es muy necesario que no se lesiones esa confianza.
¿Cuándo se lesiona la confianza?
Cuando se compran alimentos para los más necesitados que duplican o triplican el precio de los supermercados, se lesiona la confianza.
Cuando algunos jueces favorecen a condenados detenidos por causas de corrupción, como es el caso de Amado Boudou, se lesiona la confianza.
Cuando no funciona el Congreso y se legisla por DNU, se vulnera la confianza.
Sobre todo cuando hay experiencias de países en guerra cuyos parlamentos funcionan.
Podría funcionar por ejemplo de un modo electrónico.
O físicamente, si es necesario siguiendo protocolos sanitarios.

¿De qué hablamos cuando digo que es necesario estar alertas ante los amagues autoritarios?
Al "ciberpatrullaje" que propuso ayer la ministra Sabina Frederic sobre nuestras redes sociales para vigilar el humor social de los argentinos, como se hace en China.
El revuelo que se armó con lo de "vigilar el humor social" hizo que hoy saliera a aclarar que, en realidad, lo que se está vigilando es la posibilidad de que haya saqueos por el hambre.
Es decir, lo comunicó de otro modo, pero el intento de meterse en la privacidad de las personas existió.

Como dice un tuit muy revelador de Roxana Reyes, diputado santacruceña por la UCR:
"Si sabremos en Santa Cruz del ciberpatrullaje. No lo usan solo en tiempos de pandemia, el consejo provincial de educación ha llegado a sancionar o sumariar a los docentes por un 'like' o una opinión contraria al gobierno en redes sociales. No cambian en la pandemia, se muestran".

Lo último, el intento de controlar la información por parte del Gobierno.
La agencia Télam, que está dominada por La Cámpora y el kirchnerismo duro (es decir, en una democracia debería ser la agencia del Estado, pero siempre fue la agencia de los gobiernos de turno), lanzó una aplicación que se llama justamente "confiar".
Están alentando a la ciudadanía para que chequee la información con ellos.

Imaginate si querés chequear, por ejemplo, si hubo o no sobreprecios en la compra de alimentos por parte del Estado, en una agencia informativa dominada por los sectores más kirchneristas del Gobierno.
Más que nunca, atentos y vigilantes, pero sobre quienes nos gobiernan.

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