Laura Dimarco
LA NACION
A
continuación, sus principales conceptos:
Esta
semana la política local volvió al centro de la escena y también, en medio de
la emergencia, parecen haber regresado algunas tentaciones autoritarias.
Aunque
tengamos miedo es muy importante que no nos distraigamos y estemos
"atentos y vigilantes" a esos desvíos.
Lo de
"atentos y vigilantes" -términos que empleó el presidente Alberto
Fernández - tenemos que aplicarlos nosotros mismos, como ciudadanos, sobre la
dirigencia política.
Hablaba
con [José] Pepe Nun, uno de los grandes intelectuales argentinos, y me decía
algo muy lúcido:
Muchos
líderes mundiales están aprovechando la emergencia de la pandemia para darse
poderes absolutos.
A
eso le llamamos tentación totalitaria, que él describe muy fácilmente:
El
líder ocupa el espacio total y desconoce la división de poderes.
Parece
una obviedad, pero en la Argentina esto no es nada obvio: en democracia
gobiernan tres poderes independientes, todos con el mismo peso.
La Argentina
nunca hizo el tránsito a la democracia, dice Nun, y esta idea
-que parece muy técnica- tiene muchas consecuencias en cómo estamos atravesando
esta pandemia.
Un
ejemplo práctico: fuimos gobernados muchos años por populistas que malgastaron
mucho dinero en el corto plazo -el populismo no mira al largo plazo-, no
ahorramos en tiempos de vacas gordas. Es por eso que nuestro sistema público de
salud puede colapsar, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires.
En
Chile no pasa esto.
Chile
ahorró en sus ciclos expansivos, en épocas de vacas gordas.
Ahorró,
invirtió en salud, tiene muchos más testeos diarios que nosotros.
En
una palabra: tiene un sistema democrático estable, no contaminado de populismo
y hoy tiene más fortaleza para atravesar esta emergencia.
Hablaba
también con uno de los grandes encuestadores argentinos, Alejandro Catterberg,
uno de los directores de Poliarquía.
Me
decía: comparativamente los argentinos están más preocupados y tienen más miedo
que otras sociedades.
¿Por
qué?
¿Somos
más miedosos?
No.
Ocurre
que percibimos que nuestro país es frágil.
Es
frágil su economía y son frágiles sus instituciones.
Tenemos
miedo en un momento en que es muy necesario confiar en alguien para que nos
saque de esta emergencia. Este es el sentimiento generalizado que los
encuestadores recogen en la opinión pública.
Y
esa es la explicación por la cual tanto el presidente Alberto Fernández, como
Horacio Rodríguez Larreta y en general todos los que están hoy a cargo tienen
niveles altos de aprobación.
¿Sabés quién
está bajando su aprobación social?
Cristina
Kirchner: lo vas a ver en sondeos en los próximos días.
¿Por qué?
Porque
la gente percibe que está borrada por oportunismo político.
La
gente percibe que no quiere quedar pegada a un mal resultado de la gestión
sanitaria de su gobierno.
Dice
la encuestadora Mariel Fornoni, de Management & Fit:
No
hay espacio para sacar provecho político de esta emergencia, ni para alimentar
la grieta. La gente lo está condenando duramente.
Si necesitamos
confiar, es muy importante que no se vulnere esa confianza.
Ayer
el grupo de intelectuales que integra el Club Político Argentino -son
intelectuales comprometidos con la democracia y la república en el que está,
por ejemplo, Graciela Fernández
Meijide- hizo una declaración en la que incluyó dos conceptos claves:
Nuestra
principal fortaleza está en la resiliencia de la sociedad y en el
funcionamiento de las instituciones de la república.
Quiero
pensar sobre estas dos palabras: nuestra
resiliencia como sociedad y la necesidad de confiar en nuestras instituciones.
Resiliencia
es una palabra de moda y no significa resistencia.
Resiliencia es
apelar a nuestros propios recursos para salir adelante y fortalecernos en la
adversidad.
Si
miramos nuestra historia reciente los argentinos fuimos resilientes muchas
veces, en todas nuestras crisis: hiperinflaciones, recesiones, 2001.
Esto
significa: confiemos en la historia que hemos vivido y en nuestros propios
recursos de resiliencia que ya nos han sacado de otras tormentas muy fuertes.
La
otra pata de la salida es la confianza en las instituciones, dicen los
intelectuales del Club Político.
Por
eso es muy necesario que no se lesiones esa confianza.
¿Cuándo se
lesiona la confianza?
Cuando se
compran alimentos para los más necesitados que duplican o triplican el precio
de los supermercados, se lesiona la confianza.
Cuando algunos
jueces favorecen a condenados detenidos por causas de corrupción, como es el
caso de Amado Boudou, se lesiona la confianza.
Cuando no
funciona el Congreso y se legisla por DNU, se vulnera la confianza.
Sobre todo
cuando hay experiencias de países en guerra cuyos parlamentos funcionan.
Podría
funcionar por ejemplo de un modo electrónico.
O
físicamente, si es necesario siguiendo protocolos sanitarios.
¿De
qué hablamos cuando digo que es necesario estar alertas ante los amagues
autoritarios?
Al
"ciberpatrullaje" que propuso ayer la ministra Sabina Frederic sobre
nuestras redes sociales para vigilar el humor social de los argentinos, como se
hace en China.
El
revuelo que se armó con lo de "vigilar el humor social" hizo que hoy
saliera a aclarar que, en realidad, lo que se está vigilando es la posibilidad
de que haya saqueos por el hambre.
Es decir, lo
comunicó de otro modo, pero el intento de meterse en la privacidad de las
personas existió.
Como
dice un tuit muy revelador de Roxana Reyes, diputado santacruceña por la UCR:
"Si
sabremos en Santa Cruz del ciberpatrullaje. No lo usan solo en tiempos de
pandemia, el consejo provincial de educación ha llegado a sancionar o sumariar
a los docentes por un 'like' o una opinión contraria al gobierno en redes
sociales. No cambian en la pandemia, se muestran".
Lo
último, el intento de controlar la información por parte del Gobierno.
La
agencia Télam, que está dominada por La Cámpora y el kirchnerismo duro (es
decir, en una democracia debería ser la agencia del Estado, pero siempre fue la
agencia de los gobiernos de turno), lanzó una aplicación que se llama
justamente "confiar".
Están
alentando a la ciudadanía para que chequee la información con ellos.
Imaginate
si querés chequear, por ejemplo, si hubo o no sobreprecios en la compra de
alimentos por parte del Estado, en una agencia informativa dominada por los
sectores más kirchneristas del Gobierno.
Más
que nunca, atentos y vigilantes, pero sobre quienes nos gobiernan.
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