"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 17 de abril de 2020

“El Milagro Oculto”


- Garabandal –


Imposible, es solamente una figura retórica.
En época de cuarentena y aislamiento en donde el tiempo transcurre de una manera diferente y los días de semana no necesitan tener nombre.
Atrapados en una cárcel sin paredes sin guardias ni rejas que aprisionen, ya muy cerca de la franja etaria que con hipocresía dicen cuidar, uno trata de dirigirse en búsqueda de las cosas más altas, elevadas, espirituales.

En esa pasión por escribir que invade a los escritores en sus momentos de inspiración, el sueño nos desborda y la imaginación sigue su vuelo.
El tiempo se ha hecho nada, porque al escuchar el tono de una voz se rompe todo…
San Sebastián de Garabandal...
¡Qué delicia de paisajes!
¡Qué encanto de aires puros!...
Que remanso de paz y belleza campestre.
Al término de un angosto camino que serpentea por los valles y por las faldas de majestuosas montañas como elevándose al cielo se alza la aldea en las montañas del Cantábrico, al noroeste de España.

Es sobrenatural su serenidad y belleza.
Nadie, solamente las trecientas personas que la habitan la conocen.
No está camino a nada.
Al acostarse el sol una mujer solitaria camina por las pedregadas calles tocando una campana y el campanario de la única iglesia llama a rezar el Ángelus.
Un monte de pinos se recuesta sobre sus faldas y un rio manso de cantos rodados adorna su entorno.
En la noche fría y estrellada, los luceros brillaban, con un fulgor inusitado.
Las callejas oscuras y solitarias del pueblo, dan una sensación de protección como si la Madre del Cielo, vela y protege con sus brazos extendidos a los habitantes y transeúntes de Garabandal.

En una roca que apenas asomaba del suelo, se observa la figura de una niña que con su vestido blanco inmaculado resaltaba como sombra alucinante la verde hierba del prado.
Su figura nos pareció angelical en aquel anochecer deslumbrante.
Algo inconfundible en el letargo nos daba a conocer que era una de las jovenzuelas videntes de Garabandal.

No sé porque lo sabíamos, pero lo comprendíamos como en nuestros numerosos viajes siderales.
En este letargo como bilocación profunda observamos nítidamente cuando Conchita caía en éxtasis.
Poco después Jacinta y Mari-Loli.
Y finalmente Mari-Cruz.
En estado de trance se juntaron las cuatro videntes y luego siguieron juntas rezando el Rosario junto a parte del pueblo que la acompañaba.

De pronto vimos como Conchita, en trance, se separaba de la procesión que se formaba y se dirigía con inusitada rapidez como trasportada por los aires hacia uno de los comensales.
Llevaba un pequeño crucifijo en la mano para que lo besara.
El Joven vestido de civil era un sacerdote que con el crucifijo pegado a sus labios y no le quedó más remedio que besarlo.
Una, dos, y tres veces…
Nosotros católico creyente pero pecadores por nuestras acciones y omisiones no podíamos creer lo que nuestras mentes y sueños unido y forjados como hilos conductores nos brindaban…
Poco a poco fuimos saliendo del ensueño pero en nuestros recuerdos quedarán grabados como un sello inmutable el gran milagro oculto y la certeza que Garabandal es la continuación del milagro de Fátima.
Una visión nos quedó para siempre
“Yo, el Señor, bendigo a Mis Hijos de Garabandal….

Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
Prof. Gladys Semillan Villanueva
#Tucumán #Argentina #España

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