Carlos
Mira
El
ministro Guzmán insiste en que el producto argentino caerá 6.5% este año debido
a la cuarentena y a la paralización de actividades impuesta por el presidente
debido al coronavirus.
El
número suena raro.
Argentina es uno
de los países del mundo que más a fondo ha llevado el encierro.
Casi
ningún país impuso un lockdown tan duro como el de Fernández.
Hubo
algunos, incluso arriesgando consecuencias sanitarias, que se mantuvieron
relativamente abiertos durante esta crisis.
El
Reino Unido ha sido uno de ellos.
Es
más, durante una primera etapa, el gobierno del premier Boris Johnson se jugó a
proteger a la gente perteneciente a los grupos de riesgo pero permitir la libre
circulación del resto, apostando a un contagio controlado que al mismo tiempo
inmunizara a la sociedad.
El
crecimiento de casos -incluso el mismo
Johnson contrajo la enfermedad- obligó a un posterior cambio de estrategia
aunque ésta nunca llegó a los extremos argentinos.
En UK el sistema
financiero funciona, los bancos están abiertos, se estableció un esquema de
distanciamiento social y de suspensión de actividades masivas, pero muchas
otras actividades productivas funcionan.
Sin
embargo, aun en ese escenario el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew
Bailey (que dicho sea de paso le tocó bailar con la más fea porque ni bien
asumió a las pocas semanas estalló la crisis) acaba de anunciar que la economía del reino probablemente se contraiga
un 14% en 2020 en la peor caída en 300 años.
El
mismo informe indica que rebotará fuertemente en 2021 -alrededor de un 15%- y
que el Banco mantendrá su política actual de tasas de interés bajísimas.
La
contracción será bien fuerte en el segundo trimestre (un 25%) viniendo de una
caída del 3% en el primer trimestre.
De
allí las proyecciones anuales del 14% de retroceso en el producto, suponiendo
que el lockdown se flexibilice y el producto crezca en los dos últimos cuartos
del año.
El
desempleo, a su vez, que venía antes de todo esto en niveles muy buenos para la
economía –por lo bajos, obviamente, alrededor del 4%- se espera que crezca a
cerca del 9% en el segundo trimestre, más alto que en el comienzo de la crisis
financiera de 2008-2009.
Se
cree que los niveles no van a bajar del 7% aun el año que viene.
Cerca
de 2 millones de personas pueden perder su empleo este año, de acuerdo al Banco
y cerca de 6 millones se estima que estarán bajo el sistema de subsidios del
gobierno.
¿Puede
ser que la economía argentina caiga solo 6.5%?
El
país bordea el default; entró a esta crisis mundial completamente escuálido,
cortando lazos con el mundo, lleno de impuestos a las actividades productivas,
inundado de regulaciones que impiden el impulso de la innovación y de la
creatividad, amenazado por un gobierno claramente contrario a la transparencia
de las instituciones democráticas…
¿y
en ese escenario yo me tengo que creer que vamos a caer 6.5% cuando las
potencias del mundo que se mantuvieron más libres y más abiertas van a caer 14?
Me
parece que estamos ante la evidencia del comienzo del funcionamiento de un “nuevo
INDEC”, dicho esto en sentido figurado y abarcativo para dar a entender el
arranque de un nuevo y fenomenal relato.
En
efecto, creo que estamos de nuevo frente
a la construcción de una realidad paralela, completamente ficticia
pero que seguirá el modelo del primer relato kirchnerista:
La repetición
hasta el cansancio de la mentira para que la gente lo crea.
Hace
unas semanas en estas mismas columnas y parafraseando a Walter Graziano, nos
preguntábamos si nadie había visto Matrix, esa genialidad cinematográfica que
ensaya la idea de vivir bajo un somnífero permanente (conseguido por la
ingestión de pastillas azules) y que controvierte la verdad (a la que todos
accederían si decidieran tomar pastillas rojas)
El kirchnerismo
está por construir nuevamente un reino de pastillas azules.
Ya
lo ha hecho aun antes de que la pandemia comenzara con una serie de mentiras
repetidas como loros respecto del estado del país bajo la administración del
presidente Macri.
Cuando
el virus comenzó a circular llegó a decir -por
boca del presidente- que hospitales que, en realidad, habían sido
abandonados por Cristina Fernández,
se habían paralizado durante la gestión de Cambiemos y que ahora eso empeoraba
la posición del país respecto del coronavirus.
La
Argentina caerá estrepitosamente este año.
Una
salvajada de empleos va a perderse.
Cientos de
negocios no van a poder volver a abrir.
Miles de Pymes
tendrán enormes dificultades para subsistir.
Todo
el sector privado quedará raquítico como aquel que se salva de la muerte solo
porque Dios existe.
Contrapuesto
a eso veremos una casta de funcionarios todos integrantes del sector público
que habrán pasado este momento como uno más, casi de vacaciones, embuchando
sueldos (pagados por los impuestos de la sociedad) de más de $ 300 mil
mensuales en el más mínimo de los casos y sin haber dado durante toda la crisis
una sola muestra de responsabilidad, aunque más no fuera simbólica, con el
país.
Guzmán
podría dedicarse a gestionar la economía o a volver a Columbia, cuando las
restricciones aéreas se levanten.
Su peso en el
gobierno es nulo.
Presentó
una oferta a los bonistas penosa, incluso hasta desde su costado estético.
Ahora
dice que caeremos solamente el 6.5%….
¡¡¡Andaaaaa…!!!
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