Represas
La
mega obra hidroeléctrica sobre el río Santa Cruz, era la “joyita” de la abuela.
Cóndor
Cliff y la Barrancosa, asomaban como la mayor promesa de avance energético en
el país y por supuesto era la luz, la compensación material de tanto tiempo de
incertidumbre y necesidad de energía, que venía a resolver “la matriz
energética” de una argentina devaluada y quebrada en el concierto público
internacional.
Pero
la obra a cargo de la UTE Represas Patagonia, hoy no puede ser mostrada como
logro en ningún aspecto de su desarrollo.
Lleva
casi una década de proyecto y construcción, solo el 20% de su desarrollo, ha
insumido miles de millones de dólares improductivos, asoma como una obra emblema
de la corrupción K, superior inclusive a Yaciretá, que al menos genera energía
y en este momento pasa por la mayor crisis financiera, es objeto de un paro que
lleva más de una semana, está inundada de deudas, no paga a las tercerizadas,
los servicios, los hoteles, transporte y hasta adeuda los hisopados a los
laboratorios que cortaron servicios, sufre un colapso financiero, padece un
piquete en la Barrancosa y peligra la continuidad del proyecto, al menos en el
corto tiempo.
Se
confirmó nuestro adelanto de ayer
Si
a todo esto le agregamos que hace un año no pueden certificar en Cóndor Cliff,
proyecto que debió entrar en veda obligatoriamente, debido a una falla
geológica que les impide seguir la construcción de las bases y por ende seguir
con las certificaciones abandonadas hace más de 8 meses; estamos ante un
panorama muy oscuro que complica significativamente cualquier discurso
alrededor de los logros obtenidos en tanto tiempo y con tan magro resultado.
Por
eso, de represas, nadie habla.
Represas
es un tema muy difícil de utilizar políticamente con éxito para las campañas,
debido, especialmente, al material publicado por esta Agencia, con respecto al
fracaso empresarial, a la corrupción generada en el proyecto, las falencias
estructurales y ambientales y el sumidero de fondos públicos en el cual lo han
transformado.
Concluyendo: si el kirchnerismo irremediable, que campaña tras campaña vende espejitos de colores y vende humo año a año, vuelve a convencer a algún votante que todo lo que dijimos anteriormente es posible, evidentemente el problema no es de ellos, es de la sociedad.
Y
en ese caso, nadie más que todos nosotros como pueblo, podemos hacer algo.
Existen
solo dos posibilidades: retirarles el voto o seguir haciendo lo mismo, para que
ellos logren el mismo resultado: permanecer.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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