"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 17 de agosto de 2021

Cuando el águila desaparece II

Tenía 72 años y estaba casi ciego y ya doblegado por los terribles dolores intestinales.

Sabía que los achaques no venían de las cabalgatas terribles a cuatro mil metros de altura ni de las vigilias antes del ataque (cuando el jefe necesita eso que Napoleón llamaba ‑‑‑el coraje de las dos de la mañana»).

La enfermedad venia del universo de chismes y calumnias, de la inesperada pequeñez de hombres de los que no se había dudado.

Se quedaba sentado todo el día esperando los embates del dolor.

Cuando ya no los aguantaba llenaba el vaso con agua y volcaba el láudano ya sin contar las gotas.

Juntaba fuerzas hasta el momento en que llegaría Mercedes, la hija, y entonces se pararía y fingiría tener energías como para ordenar los libros del estante o pedir agua para las flores.

Pero sospechaba que ya no la convencía, por eso ella hizo venir, con el permiso de Rosas, a su marido, Mariano Balcarce, desde Londres.

Lo invaden imágenes perdidas: el resplandor verde y caliente de las selvas de Yapeyú con el portal de piedra de la iglesia jesuítica devorado por las lianas de la irreductible, América.

Ese aldeón de tejas, Buenos Aires, y ve al niño que fue, escapándose en el solazo de la siesta de verano (las gallinas picoteando maíz en los bordes de la Catedral). Ve un teniente coronel, un piano en casa de los Escalada.

Las risas de Remedios, Mercedes, Mariquita, quebrándose como cristales en el silencio del atardecer.

Ellas, las mujeres, son las que más retornan.

Siguen pareciéndole un misterio.

Son las dadoras de gracia y de vida.

Extraños seres: su madre. la melancólica Remedios, Rosa Campusano de las noches triunfales de Lima., María Gramajo y hasta aquellas gitanas de sus primeras experiencias en sus tiempos de cadete en Murcia.

 

No hay comentarios: