¿Evita quiere la vicepresidencia?
Es
indudable que ella quería la candidatura porque sin su asentimiento no es
posible la campaña previa, la gran concentración del 22 de agosto y la presión
para que acepte la candidatura.
Era una lógica
ambición personal y política.
Personal porque tal vez ella, que venía desde muy abajo, demandaba una legalidad instituida y respetada; y política porque sabe que con el ascenso de ella aumentará el poder los sectores que le son más fieles: los sindicalistas, los pobres, los más postergados.
Pero también sabía que su tarea en la Fundación era más importante que la de un vicepresidente.
La
vicepresidencia la iba a encasillar en el Congreso.
Era renunciar a
su destino en la obra social por una tarea para la cual no estaba totalmente
dispuesta.
Por otra parte, ya comenzaban a verse algunos síntomas de lo que sería su enfermedad terminal:
la
fatiga, el semblante demacrado y la pérdida de peso.
¿Una
mujer que está en esas condiciones de salud, puede pelear para ser
vicepresidenta?
Sostiene el historiador Norberto Galasso, en su monumental libro "Perón", que los hechos muestran que Evita no perseguía ningún objetivo personal sino que era una militante al servicio de una causa y acepta una candidatura que no va del todo con sus gustos y la rechaza cuando ve que esta pone en peligro la estabilidad de su gobierno.
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