Es la probanza que se hace de la bondad o inocencia de una persona, un acto o una cosa.
Es
también la conformidad con lo justo y la prueba convincente de una cosa.
Desde
la Teología es la explicación del porque Dios no abandona al hombre en el
pecado sino que lo regenera por la gracia.
Las
causas de esta justificación son las condiciones por la cual se elimina la
antijuridicidad de un comportamiento, en el caso que su realización sea
aparentemente delictivo.
Hace
suponer que el hecho es legítimo aún en el caso de haber ocasionado un daño.
En
este caso, el autor debe conocer su concurrencia, y que la licitud alcance
también a los partícipes y eventuales
coautores del hecho.
Son causales de justificación, la legítima defensa, el cumplimiento del deber, el ejercicio legítimo del cargo y ciertos estados de necesidad.
Se
discute si la obediencia debida es causa de justificación, en especial por los
delitos de lesa humanidad.
Aquel
que logra la justificación, queda justificado, es decir conforme a la justicia,
ha obrado según justicia y razón
Todos
deseamos que nuestros actos sean justificados, en especial aquellos que
detentan el poder.
Pero
¿qué es lo justo? ¿qué significa la justicia?
Desde la Grecia Magna se ha entendido la justicia a partir de la noción de igualdad y de la posesión de aquello que le corresponde.
Como
correlato en el Derecho Romano se designa a la justicia como la firme y
constante voluntad de dar a cada uno lo que le pertenece y corresponde.
Sin
embargo aunque el concepto tenía aspectos cósmicos, no se ha olvidado los problemas
morales y sociales que plantea la justicia.
Se
la ha considerado como una ley universal que tiende a restituir a cada persona
y a cada cosa lo que se le debe y aniquilar lo que no se debe.
Su
marco considera no solo las relaciones entre las personas, sino también las del
individuo con la naturaleza y la de cada ser con el ser del universo.
Toda desmesura
debe ser castigada y compensada por ella.
Por
eso la idea platónica del equilibrio; es bueno y moral lo que está equilibrado,
y su rechazo a las nociones de justicia como la restitución a lo anterior, la
utilidad a los propios intereses, el bien a los amigos y el mal a los enemigos
o el interés del más fuerte, considerando que la justicia debe desearse por sí
misma y no por los resultados
Porque
la justicia es la virtud esencial del individuo, como también la del Estado,
que debe organizarse según ella, ya que el Estado ideal es aquel en el que
domina la justicia.
Es allí donde surge la justicia distributiva, la que le corresponde a cada ciudadano de acuerdo a sus méritos.
La
noción evolucionó con el cristianismo, y San Agustín plantea que la virtud es
el amor, y que desde el amor, todo lo que se haga estará bien, o sea que será
justo.
Este planteo es el origen de la justicia social, ya que si la justicia es dar a cada uno lo que se le debe, desde la caridad, desde el amor, es dar más de lo que se le debe, teniendo en cuenta que es la regulación fundamental de las relaciones humanas.
Todas ellas sin
embargo tienen un principio común, el concepto de justicia es un principio de
acción según el cual los seres de una misma categoría deben ser tratados de un
mismo modo, es decir todos los hombres merecen y deben ser tratados de la misma
forma.
Entonces
la justificación sólo podrá ser aplicada a los seres que sean verdaderamente
justos y que apliquen en su vida y en su comportamiento la justicia.
Sólo será
justificado quien sea justo, quien ejerza justicia en sus actos, quien guarde
el equilibrio, y trate a todos por igual, sin ninguna distinción, y en especial
a quien ame, a quien entienda la justicia como un acto de amor a la humanidad,
a la naturaleza, a todos sus hermanos.
La justificación llegará a partir del concepto de nosotros; cuando habremos superado el yo, cuando me coloque en el mismo nivel de los otros, cuando mi comportamiento sea el adecuado a la vida de relación con los demás y el respeto y la dignidad de todos.
La
justicia parte del nos, de todos y tiene su finalidad en el nosotros, en un
ámbito que abarca la totalidad.
No
puede haber justicia si hay diferencias, no puede haberla si no se respeta al
otro, si hay venganza, odio, revancha, orgullo, soberbia, superioridad y
autoritarismo.
Sólo
la comprensión del ser como un ser que ama, así mismo, a los demás, a la
naturaleza y al universo, y que aplica su comprensión en su conducta al
respecto, dará la pauta de justicia y determinará la justificación del ser que
ha dejado de ser él para integrarse en el nosotros universal.
Elias D. Galati
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