"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 24 de abril de 2014

El peaje cubano

Peaje cubano  entre Brasil y Venezuela

Por intermedio de estatales de la isla caribeña, Venezuela importa alimentos del Brasil a un valor por encima del mercado – y por lo menos en un contrato, se sospecha de corrupción.

Los gobiernos petistas del Brasil y los chavistas de Venezuela tienen una espantosa capacidad de crear subterfugios para transferir dinero de sus contribuyentes  a la dictadura de los hermanos Fidel y Raúl Castro, en Cuba.
Los tiranos caribeños reciben  de los aliados del Sur petróleo subsidiado, préstamos para construir puertos y la chance de exportar mano de obra a precios súper facturados (hay otra manera de explicar el hecho de que el gobierno cubano confisca más del 70% del salario de los profesionales enviados a Brasil para el programa Más Médicos).

El ex presidente venezolano Hugo Chávez, en especial,  prácticamente entregó su país al control y la explotación, de los cubanos.
Los enviados de los Castro dan órdenes a los generales venezolanos  dominan los registros civiles y la emisión de documentos  hacen la seguridad del presidente  Nicolás Maduro y administran la aduana de los puertos y aeropuertos.
Una de las áreas más burocráticas en las manos de los “fidelitos”  y que más perjudica a los ciudadanos venezolanos, es la importación de ítems básicos, como remedios y alimentos.
Las estatales cubanas responsables por ese servicio son negligentes, hacen que Venezuela pague más caros los productos importados y por lo menos en algunas ocasiones exigieron coimas a los empresarios de Brasil.

Hugo Chávez dio a las empresas CubaControl y Surinport, -bien nombres estilo norteamericano- de Cuba el derecho de intermediar toda la importación estatal de alimentos a partir del 2008.
Eso representa un tercio del total comprado al exterior.
Sólo de Brasil, según el mayor exportador para el país, fueron enviados en el 2013 más de 2 billones de dólares en alimentos, principalmente carne.
Justo en el año que las estatales cubanas entraron en el negocio, los precios pagados por Venezuela de los productos brasileños se dispararon.
Igualmente  en el 2008  hubo un episodio que puso en sospecha las negociaciones hechas por las oficinas de comercio exterior cubanas instaladas en Brasil.

En un proceso contra PDVSA  la estatal venezolana de petróleo, cerrada en el 2011 en la Justicia de Estados Unidos, los dueños de la exportadora americana Dexton Validsa informaron que fueron llamados para una reunión en el antiguo hotel  Gran Meliá Mofarrej en São Paulo, tres meses después que los cubanos asumieran la intervención de las importaciones venezolanas.
En ese encuentro en el cual participaron  competidores  de la Dexton, los representantes de PDVSA explicaron las nuevas reglas para exportar a Venezuela.
Eso incluía pagar 2 millones de dólares de “coima” para asegurar el negocio.
Los americanos rechazaron  y, en punición, rompieron el contrato de exportación de carne. 

La Dexton consiguió probar en la justicia que la ruptura del contrato no se justificaba porque los cubanos pasaron a comprar carne  de una empresa brasileña a un precio, el 14% más alto.
La PDVSA que administra los mercados populares, donde sería vendida la carne de Dexton, fue condenada a pagar una indemnización a los americanos  por la quiebra del contrato.
Procuradas por los periodistas las exportadoras brasileñas de carne, informaron que nunca les fue pedida ninguna coima, para asegurar la venta de cargas a Venezuela, por los funcionarios de Cuba Control y de la Surimport, que tienen las oficinas en Brasil.

Los frigoríficos justifican que en el precio cobrado a Venezuela está incluido los riesgos por falta de pago y atrasos, problema este que el país ya es famoso en el mercado internacional.
Solamente con Brasil los atrasos llegan a seis meses, con una deuda acumulada desde el mes pasado de 1,5 billones de dólares (no incluido el contrato con las empresas)  de los cuales la mayoría es de compra de alimentos.
No obstante eso, visitó Caracas en octubre del año pasado  Fernando Pimentel, que en esa época era Ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, y no hizo referencia a los atrasos y afirmó que estaba allá  para intentar aumentar, todavía más, las exportaciones de alimentos.
Dijo Pimentel en esa ocasión, (tome aire antes)  
“Activamos de inmediato planes especiales para conseguir el súper abastecimiento de productos claves que fueron atacados por una guerra económica de especulación”, la expresión “guerra económica” es recurrente en el discurso chavista y es una manera de culpar a la oposición, al empresariado y a los productores rurales de Venezuela por el desabastecimiento en el país.

Según la más reciente estimativa, seis de cada diez ítems de la canasta básica de uso diario, como papel higiénico por ejemplo, están faltando en las estanterías de los supermercados.
Al contrario de lo que piensa Pimentel, la culpa es casi toda del gobierno chavista y de sus parásitos cubanos.
Primero, Chávez destruyó la producción agrícola del país con la expropiación de tierras y ataques a los empresarios de la agroindustria.
Después, con el control de cambio y el aumento progresivo de la inflación, el gobierno chavista pasó a establecer los precios a un punto tal que el valor de los alimentos tenían un precio más bajo que su costo de producción.
En los últimos diez años la proporción de alimentos producidos internamente cayó del 60% al 30%.

Para compensar, el Estado pasó a importar alimentos para vender a precios subsidiados en las redes como  Mercal y PDVAL, subsidiaria de PDVSA.
Empresas privadas también puede importar, pero los pagos a los vendedores externos sólo pueden ser hechos por intermedio del gobierno que se convirtió en una fuente inagotable de corrupción y atrasos.

La situación de los cubanos como importadores oficiales empeoró la situación. 
En el 2008 de 1 millón de toneladas importadas sólo 150.000 fueron comercializadas.
El resto, fue desviado o se pudrió en los almacenes de la PDVAL.
Ese desperdicio fue ocurriendo año tras años.

Al final, a los enviados de los Castro, les interesa solo garantizar el sustento de su régimen que, además del 5%  de coima oficial por el servicio de importación recoge dinero del mundo afuera - del bolsillo de los venezolanos-

Nota de: Leonardo Coutinho
Traducida de la revista VEJA Edic.  2370 Año 47 No 17.
23 de abril de 2014

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