
Fecha: Wed, 9 Apr 2008 01:39:28 -0300
Es para reflexionar... y accionar
INFORME ESPECIAL
“La libertad de prensa es un presupuesto indispensable para el desenvolvimiento de una sociedad democrática, ya que a través de su ejercicio se pueden expresar informaciones y opiniones sin condicionamientos, manipulaciones y censura. A través de la práctica de la libertad de prensa la esfera pública permite el acceso a conocimientos, a ponderaciones críticas y al desarrollo de la madurez cívica.
Sabiamente, nuestra Constitución le brinda toda la protección y le asigna a esta libertad un rango prioritario.
Por esto, los mandatarios de la Nación deben ser prudentes y respetar el juego institucional que tiene a las libertades de prensa y de expresión, junto a la regla de la mayoría, como pautas básicas y constitutivas para la conformación y funcionamiento de la esfera pública y del juego democrático”. (Clarín, editorial, 4/4/2008)
LA SIP, SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA Y LOS MEDIOS - LOS AMOS DE LA “LIBERTAD DE INFORMACIÓN”
La enorme variedad de diarios, revistas, radios y otros medios de comunicación, a cual damos el calificativo de prensa, lejos de constituir una riqueza por su aparente imagen de variedad informativa, constituye más bien una uniformidad de la información, controlada por unos pocos y poderosos grupos comerciales. Esto constituye una nueva manera de dominación, por la influencia y control que ejercen estos sobre las conciencias de las poblaciones. Este fenómeno nunca antes visto en la evolución de la historia humana, en nuestro continente está regido por las directivas que impone la fascista Sociedad Interamericana de Prensa -(SIP), con sede en Miami, EE.UU.
«La diseminación de noticias y opiniones se ha convertido en una rama de los grandes negocios y, como los demás grandes negocios, ha avanzado a la etapa óligopolista. Como tal, se ha convertido en el casi monopolio de un puñado de grandes empresas...
Pero, la diseminación de noticias y opiniones no es un proceso productivo ordinario.
Está, íntimamente ligado a la existencia de la democracia efectiva...
Existe un límite a la monopolización de la opinión que la democracia no puede rebasar y seguir siendo efectiva –y ésta será, por supuesto, la tendencia política a favor del gran capital–, entonces es casi imposible que el pueblo haga una elección racional.
Estas cuestiones, y no tanto las formas constitucionales, serán las que realmente importen en las luchas políticas de la segunda mitad del siglo».
Esto fue publicado en 1954 por el socialista británico John Strachey, en su libro El capitalismo contemporáneo.
Ha pasado más de medio siglo, pero su pensamiento sigue plenamente vigente hoy, cuando -parodiando al Manifiesto comunista de 1848 -un nuevo fantasma recorre el mundo, y esta vez es el fantasma de la crisis final del capitalismo, la gran crisis terminal, global, mundial...
También precisamente hoy, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es una organización de Estados Unidos que reúne a los grandes dueños de periódicos de ese país y de América Latina.
En la práctica, la SIP opera como brazo periodístico del gobierno estadounidense en la región interamericana, como un complemento imperial facilitador de las políticas regionales del departamento de Estado y del Pentágono.
Los grandes dueños estadounidenses de periódicos manejan a la SIP con una visión del mundo que coincide con la óptica del poder imperial de Washington, arrastrando consigo a la comparsa de las oligarquías propietarias de periódicos de América Latina.
El periodismo escrito representado por la SIP se ha hecho llamar habilidosamente «cuarto poder».
También ha teorizado sobre una pretendida imparcialidad, aderezada con otro mito: la doctrina supuestamente científica de una inexistente «objetividad».
Con estas enseñanzas del periodismo estadounidense, más la manida «pirámide invertida», se han formado generaciones de periodistas latinoamericanos, moldeados en la teoría del engaño al prójimo.
Con el transcurso de los años se han convertido en expertos practicantes de la auto-censura e intérpretes de los deseos de sus jefes de redacción, que por su parte conocen al dedillo los deseos más profundos de sus patrones, los dueños de los diarios.
En la región abundan los maestros en ocultar noticias o en tergiversarlas dándoles una aparente de imparcialidad, tal como la cadena de noticias CNN le saca brillo a sus informes sesgados, inconexos, a veces sin sentido, pero recargados de intencionalidad política des-informadora.
La teoría y práctica del engaño pretenden hacer creer a los lectores que los propietarios de periódicos son también los dueños de la verdad.
Se atribuyen facultades de superioridad sobre la sociedad que nadie nunca les otorgó y actúan como si hubieran sido elegidos para formar parte del Estado según el concepto de separación de poderes.
Los ciudadanos de la región mal que bien eligen a sus presidentes, legisladores y muchas veces éstos designan a los jueces.
Desde la Revolución Francesa, así se conforman los poderes clásicos del estado burgués: ejecutivo, legislativo y judicial.
Pero nadie puede elegir a los diarios que desearía leer y menos, los contenidos que le gustaría conocer.
La noticia, a menudo tergiversada y maliciosamente comentada, se impone con la fuerza que sólo la riqueza de sus dueños otorga a la tinta y al papel.
Al fin de cuentas, los diarios estadounidenses que manejan a la SIP con la aquiescencia de los dueños de periódicos latinoamericanos, no son más que otra expresión ideológica del poder imperial y de la fuerza totalitaria del dinero.
Nadie elige a este poder virtual que cada día se esmera en torcer la realidad, decidiendo qué es o no es «noticia» y tergiversando los acontecimientos inconvenientes para el imperio y las clases dominantes de los países sometidos.
Los amos de la prensa tienen también la prerrogativa de establecer cuáles hechos deben ocultarse al conocimiento de los lectores, para manipular mejor las opiniones políticas de los ciudadanos, y sin olvidarse de entregar cotidianamente una orientación de coyuntura a las clase política y propietaria que detentan todos los poderes reales en la región, desde el poder político y militar del Estado al poder económico.
Y no es casual que en las páginas editoriales y des-informativas de los grandes rotativos estadounidenses latinoamericanos aparezcan como malvados los gobiernos de los países cuyos pueblos decidieron desobedecer al imperio, en una rebeldía que presenta diversos matices, que van desde la insumisión de Cuba y Venezuela, al desacato de Bolivia, Nicaragua y Ecuador, más la trasgresión de Argentina, Brasil, Panamá y de otros países con sus propios matices.
En definitiva, los poderes que someten a nuestros pueblos tienen a un importante aliado en todos los grandes medios de comunicación –escritos y audio-visuales– y, en general, en la llamada industria del «entretenimiento».
Este súper poder ideológico abarca todo el periodismo contemporáneo, los diarios, la radio, la televisión, los contenidos de la televisión por cable, el cine, la lectura, el mundo editorial, los clubes e incluso los estadios deportivos y prácticamente todo lo que esos mismos medios denominan «la cultura» de nuestro mundo. Dicho claramente, este factor mediático informativo forma parte de los poderes que, de hecho y no por derecho, nos someten como pueblos.
Mientras los poderes económicos y geopolíticos extraen nuestros recursos naturales, junto con la fuerza de trabajo de nuestra mano de obra, y sin permitirnos agregarle valor en casa a nuestras materias primas –como sería por ejemplo refinar el cobre y el petróleo, para convertirlos en cables eléctricos, gasolina u otros productos terminados–, la industria de los grandes medios de comunicación lava el cerebro de nuestros conciudadanos para convencerlos de que viven en el mejor de los mundos posibles, en una realidad que no admite cambios, con una «democracia electoral representativa» que es sinónimo de libertad de mercado, de la supuesta libertad política y de una mítica «libertad de información», que más bien es el derecho a la libertad de empresa que se adjudica a sí mismos, y de manera excluyente, los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) , -ver sitio web de esta patronal de la prensa.
Pero esta organización de los dueños de grandes periódicos de la región latinoamericana es apenas la punta de un gigantesco iceberg, un gran témpano que apenas asoma su nariz sobre la superficie, ocultando por debajo una compleja estructura de poder mediático totalitario que controla absolutamente todo lo que el ciudadano debe conocer –e ignorar– a fin de manipular su voluntad y eliminar su capacidad de pensar.
A diferencia de los glaciares que están derritiéndose por doquier, este témpano cada vez se hace más sólido y la concentración de la propiedad de los medios reviste características alarmantes en todos los países, incluso en las naciones desarrolladas.
Así como en algunas repúblicas el comercio minorista terminó en poder de un solo monopolio o un duopolio –como ocurre, por ejemplo, en Chile– con dos grandes cadenas nacionales de auto mercados, al mismo tiempo existen sólo dos mega empresas operando como duopolio de la prensa escrita, con los diarios El Mercurio y La Tercera a la cabeza de una veintena de publicaciones, entre periódicos y revistas.
Y ésta es una realidad que se repite en nuestra región, donde –a manera de ejemplo– un ciudadano de Estados Unidos nacido en México, de nombre Ángel Remigio González, es el propietario de todos los canales de televisión abierta –cuatro– que existen en Guatemala, de dos canales de TV abierta en Chile, de otra televisora abierta en Argentina y en total posee una treintena de estaciones de TV en América Latina.
Esta concentración de la propiedad mediática es un atentado a las libertades de expresión, de opinión e información, a la vez que crea mayor desempleo entre los periodistas. Estamos frente a un problema que no sólo atañe a quienes trabajan en los medios, sino a toda la sociedad, es decir, al ciudadano. Y es un problema que concierne a la libertad.
¿Quién es quién en la SIP?
Un vistazo a las autoridades de la SIP aclara mejor quien es quién en esa organización y qué intereses representa cada personaje. Según la información corporativa de la propia entidad, la dirección de la organización está a cargo de cinco propietarios de periódicos de EEUU, más un dueño de diarios colombiano que se desempeña como primer vicepresidente y un empleado chileno que actúa como director ejecutivo, para conformar un equipo directivo de 7 personas.
La plana mayor de esta dirigencia empresarial la encabeza el presidente honorario vitalicio Scott C. Schütz, del Herald-Times Bloomington, Indiana; seguido del presidente propiamente tal, Eral Hacker, del Sun-Sentinel, de Fort Lauderdale, Florida; - y secundado por el primer vicepresidente, Enrique Santos Calderón, de El Tiempo de Bogotá, Colombia; el segundo vicepresidente, William E. Casey, del Down Jones & Co. New York; el tesorero Milton Coleman, de The Washington Post; la secretaria Elizabeth Ballantine, de The Durango Herald, de Durango, Colorado; y el director ejecutivo, Julio E. Muñoz, de nacionalidad chilena.
Mr. Scott C. Schütz, «presidente honorario vitalicio» –y ése es su «democrático» título oficial: presidente honorario vitalicio–representa al consorcio Schütz Communications Inc., de Indiana, que publica 13 diarios como el Herald-Times de Bloomington y siete semanarios que suman una circulación combinada de 225.000 ejemplares, más nueve estaciones de televisión y trece estaciones de radio, pero además opera otras tres que no son suyas.
El holding familiar de Mr. Scott C. Schütz, posee también dos compañías de cable, un directorio telefónico y una compañía impresora, todos estos negocios con presencia físico-geográfica en Indiana, Kentucky, Maryland, Pennsylvania, California, Florida, Missouri, Michigan, Georgia, Dakota del Sur, Kansas y Virginia en los EEUU.
Earl Maucker, el presidente de la SIP es el director del Sun-Sentinel de Fort Lauderdale, un periódico local de 170 páginas de avisos e información considerado el más grande del sur de Florida que se distribuye gratis en muchas localidades del estado. Pero este diario es apenasla nariz de un vasto imperio mediático estadounidense que posee
periódicos como los Chicago Tribune, Los Angeles Times, Baltimore Sun, Daily Press (en Virginia), Hartford Courant (en Connecticut), The Virginia Gazette, Orlando Sentinel, The Morning Call (en Pennsylvania), Newsday(en Newport News, Virginia) y AM New York, entre otros.
Todos estos medios de papel poseen versión electrónica y la mayoría patrocina localmente otros servicios informativos, como ocurre en Chicago con Triblocal, Metromix.com, Chicagosports.com, Chicago Live, Chicago Magazine, Hoy Chicago, RedEye, CLTV, WGN-TV y WGN-AM.
El Sun Sentinel patrocina, además, publicaciones para educación técnica, comunitaria y de adultos como Broward Educator, la revista News in Education y otros medios locales del sur de Florida como El Sentinel, City & Shore Magazine, Forum Publishing Group, Inc., South Florida Parenting, South Florida Teenlink, TCPalm.com, CW South Florida, la estación digital de radio y televisión WXEL y WPTV Nuevo Canal 5. Y también son propietarios del equipo de béisbol Chicago White Socks, o Medias Blancas de Chicago.
Enrique Santos Calderón, el primer vicepresidente, de la familia propietaria del diario El Tiempo, de Bogotá, es el único latinoamericano que aparece en la plana mayor de las autoridades de la SIP.
La familia Calderón Santos controla el principal diario colombiano, y el único de circulación nacional, a través de la propiedad mayoritaria en el grupo periodístico CEET (Casa Editorial El Tiempo).
Dos miembros de esta distinguida familia de la oligarquía bogotana forman parte del gobierno de Álvaro Uribe Vélez: Francisco «Pacho» Santos Calderón, como vicepresidente, y su primo Juan Manuel Santos Calderón, ministro de la Defensa, quien últimamente se ha hecho célebre al instituir la recompensa por asesinato de jefes guerrilleros, al más puro estilo del «american far West».
Juan Lozano Ramírez, un tercer copropietario del diario, fue incorporado al gobierno de Uribe como ministro de Ambiente y Vivienda.
Todos estos dirigentes políticos han sido señalados como organizadores, financistas y encubridores –en distinto grado– de las fuerzas paramilitares creadas por el gobierno y el ejército para enfrentar a las guerrillas.
El Tiempo también es especialista en montar mentiras. El 17 de marzo publicó una foto del asesinado comandante de las FARC Raúl Reyes acompañado del ministro del Interior de Ecuador Gustavo Larrea. Así, con la ayuda del Photoshop –software profesional de retoque de imágenes- y de las computadoras que resistieron el bombardeo que mató a Reyes y a una veintena de personas, los artistas de El Tiempo «demostraron» el estrecho vínculo entre las FARC y el gobierno de Ecuador.
La foto fue distribuida profusamente como «prueba» en la reunión de cancilleres de la OEA de ese mismo día.
La leyenda de la fotografía decía textualmente: «La imagen en la que aparece el ministro de Seguridad de Ecuador y conocido por El Tiempo, corrobora el correo enviado por el extinto guerrillero a ’Manuel Marulanda’, máximo comandante de las FARC, sobre el encuentro que mantuvo con el Ministro».
Después se supo que el rostro de Larrea fue «pegado» encima de la cara del dirigente comunista argentino Patricio Etchegaray, quien efectivamente se entrevistó con Raúl Reyes y apareció en esa foto ampliamente difundida en Argentina, antes del ataque que mató a Reyes...
El Tiempo tuvo que rectificar y le echó la culpa a la policía de Uribe: «La fuente de la Policía que suministró el documento señaló el domingo que este era parte del material hallado en los computadores de ’Reyes’ incautados en la operación en su contra en Ecuador».
Ahora nadie sabe quien ni cómo entregó esa información falsa.
Pero no hay problema:
Según el diario, «la institución –léase la policía– ordenó una investigación interna para establecer quienes fueron los responsables de la entrega de la fotografía y de la información sobre la misma».
William E. Casey, el segundo vicepresidente representa al Down Jones & Co. New York, editorial mundialmente conocida por su diario The Wall Street Journal y por su medidor de actividad bursátil, el «Down Jones» que en estos días refleja la severa crisis que enfrentan el capitalismo estadounidense. Dow Jones fue adquirida por Rupert Murdoch, en agosto de 2007, por 5.000 millones de dólares, sumando esta editorial a sus demás posesiones, como la News Corp, que incluye a 150 periódicos como:
El «New York Post» en EEUU y los influyentes: «The Sun» «The Times» del Reino Unido, más 35 estaciones de televisión, además de cadenas de televisión por cable y satélite y un estudio cinematográfico.
Cada vez que alguien ve a Los Simpsons, presencia una película de Twentieth Century Fox, compra un periódico Times de o se suscribe a Sky-Direct TV, colabora con el magnate australiano, estadounidense, británico Rupert Murdoch, cuyo imperio mediático está valorado en 68.000 millones de dólares.
Milton Coleman, el tesorero, representa al conocido diario The Washington Post, de Washington, DC. La empresa The Washington Post Company abarca negocios mediáticos diversificados y educación, pero su principal operación es la publicación del diario homónimo. También explota la edición de revistas tipo magazine, televisión, cable, servicios de
información electrónica y el área educacional.
Posee el portal Washington Post, Newsweek Interactive (WPNI), las publicaciones subsidiarias online Washingtonpost.com, Newsweek.com, Slate Budget Travel Online; las publicaciones Express, El Tiempo Latino, The Gazette, Southern Maryland Newspapers, The Herald (de Everett, Washington), Newsweek magazine, Post-Newsweek Stations (con operaciones en Detroit, Houston, Miami, Orlando, San Antonio y Jacksonville), y el Cable ONE, que atiende al medio oeste, el oeste y a los estados del sur.
El holding también es dueño de Kaplan, Inc., un proveedor internacional de educación y de los llamados «career services» (servicios de carrera) destinados a individualidades, colegios y negocios.
También participa en la propiedad de Los Angeles Times, Washington Post News Service y Bowater Mersey Paper Company.
Tiene estaciones de televisión en Detroit, Houston, Miami-Ft. Lauderdale, Orlando, San Antonio y Jacksonville y opera otros negocios incluso de educación, como Cable One (en Phoenix, Arizona), Post Newsweek, Tech Media, Newsweek Productions, Government Computer News, GCN.com, Kaplan, Inc. y Post Newsweek Tech Media.
Elizabeth Ballantine, secretaria de la SIP, pertenece al diario The Durango Herald, de Colorado, fundado en 1881.
Éste sería el único diario local o pequeño medio de prensa que participa en el directorio de la SIP, pero se trata de un periódico mediano o pequeño en términos estadounidenses, porque este medio local provinciano aparentemente modesto posee negocios conexos como la publicación Cortez Journal, la revista local de turismo Inside/Outside, los periódicos de papel e Internet SW Colorado Home, WebDurango, SW Colorado Guide y Herald Store.
La presencia de este diario local en el directorio de la SIP aporta la apariencia de una pretendida diversidad democrática, con la inclusión de una supuesta mediana empresa periodística que más bien es una big company, una gran empresa local.
Estas seis personas que manejan a la SIP exhiben muy poco de «interamericano». Quizás sería más apropiado que la SIP mejor se llamara Sociedad Imperial de Prensa y así podría conservar la sigla SIP. El único latinoamericano de su directorio, el colombiano Enrique Santos Calderón, es de suyo tan pro estadounidense que parece norteamericano de cabo a rabo, en tanto que Álvaro Uribe, el jefe del gobierno en que participa su familia, es visto más bien como un procónsul a cargo de la instalación de un nuevo enclave militar de EEUU en plena construcción en territorio de América Latina.
Julio Muñoz Mellado, chileno, director ejecutivo, nacido en Coelemu y formado en la Universidad de Concepción, es el empleado de confianza de los amos de la prensa, pero tampoco tiene capacidad de imprimir algún sesgo «interamericano» en la organización de los amos de la prensa. Según los estatutos de la organización, el Director Ejecutivo «no es uno de los funcionarios que son designados por elección». Tiene la responsabilidad de «la administración de los asuntos de la Sociedad». Claramente, los estatutos dicen que «el Director Ejecutivo responderá directamente al presidente del Comité Ejecutivo».
Tendrá a su cuidado en la sede de la Sociedad la correspondencia, contratos, así como documentos escritos que no tengan que permanecer en los archivos del Tesorero o del Secretario.
En realidad, el chileno Muñoz «no pincha ni corta» en la SIP, pero en la escuela de periodismo de la Universidad de Concepción son tan desubicados que se sienten orgullosos de este ex alumno de la confianza de los amos de la prensa y se refieren a él como «el hombre fuerte de la SIP», cuando no es más que un amanuense.
La SIP tiene otras instancias, como el Comité Ejecutivo, el Consejo Consultivo y la Junta de Directores, pero en todas sus estructuras el poder está concentrado por los dueños de diarios de EEUU y, subsidiariamente, por los grandes grupos que controlan la prensa escrita del continente, entre otros personajes:
Gonzalo Marroquín, de Prensa Libre, Guatemala; Fabricio Altamirano, de El Diario de Hoy, San Salvador, El Salvador; Jorge Canahuati Larach, de La Prensa, San Pedro Sula, Honduras; Juan Luis Correa, de La Estrella, El Siglo, Panamá, República de Panamá; Juan Francisco Eal y Ortiz, de El Universal, de México, DF; Felipe T. Edwards, de La Segunda, y por lo tanto de El Mercurio de Santiago, Chile; Luis A. Ferré, de El Nuevo Día, de San Juan, Puerto Rico; Armando González Rodicio, de La Nación, de San José, Costa Rica; André Jungblut, de la Gazeta do Sul, de Santa Cruz do Sul, Brazil; Jaime Mantilla Andersen, del Diario Hoy, Quito, Ecuador; Bartolomé Mitre, de La Nación de Buenos Aires, Argentina; Gustavo Mohme, de La República, de Lima, Perú; Rafael Molina, de El Día, de Santo Domingo, República Dominicana; Jaime Sirotsky, de RBS, Porto Alegre, Brasil; etcétera...
¿Quiénes son los dueños?
La SIP asegura que tiene casi 1.500 diarios afiliados que serían puntales de la democracia, espadas de la libertad, la libre expresión del pensamiento, la información veraz, imparcial y oportuna y otras grandes invenciones. Empero, la realidad contradice frontalmente muchos mitos del llamado sistema democrático impuesto como modelo a imitar por EEUU, como por ejemplo el «sueño americano de la libre competencia», que se derrumbó hace más de medio siglo con la aparición de los monopolios y mega monopolios, o sea las gigantescas compañías transnacionales, que también están presente en los medios de comunicación y en lo que hoy se llama la «industria del entretenimiento».
Frases tan hermosas como «el pluralismo informativo y la libertad de expresión» terminaron convirtiéndose en palabras huecas, en mentiras universalmente aceptadas. Lo mismo ocurrió con «la libertad de información», el derecho a estar informado de manera veraz, imparcial u «objetiva» y, además, oportuna.
La SIP, por ejemplo, ni siquiera reconoce el derecho de réplica y en muchos de nuestros países vemos como la prensa escrita juzga, condena y sataniza a los pobres cuando supuestamente cometen delitos y trata con guante blanco a los delincuentes de cuello y corbata que por doquier sacan el tesoro público.
Para incursionar directamente en la política y en la propaganda del capitalismo salvaje al estilo neoliberal, la SIP ha creado instrumentos como el Instituto Prensa y Sociedad, el IPyS, que tiene su sede principal en Lima (ver enlace, aparecen documentos oficiales del gobierno de EEUU donde fija el monto de ayuda en dólares al IPyS)-, y posee una sucursal en Caracas.
En el financiamiento del IPyS participa la tristemente célebre NED, la National Endowment for Democracy, el fondo del departamento de Estado que ayuda a «consolidar la democracia», es decir, a desestabilizar gobiernos legítimos que son adversados por los diarios de la SIP, como ocurre hoy con Venezuela y Bolivia, entre otros.
El gobierno de Bolivia tiene en contra a los grandes diarios de La Paz y Santa Cruz, algunos pertenecientes al grupo transnacional Prisa, propietario del diario El País de España y de más de un centenar de radioemisoras latinoamericanas y otras escuchadas por los hispanos parlantes de EEUU.
Según el presidente de Bolivia, Evo Morales, el Servicio de Informaciones de EEUU, el USIS, o United Status Information Service, opera en su país como si fuera una agencia local de noticias antigubernamentales.
El 29 de febrero acaban de cumplirse 4 años del derrocamiento de Bertrand Aristide en Haití y la posterior invasión franco-estadounidense-OEA que perdura hasta hoy sin haber establecido la democracia, al igual que en Irak.
El financiamiento NED del IPyS es tan abierto que la sucursal de Venezuela suele señalarlo cándidamente en sus publicaciones, incluso con logotipo, como si fuera un sponsor de lo más inocuo.
Más de algún periodista estadounidense ha visitado Caracas para participar en actividades académicas y en la promoción de libros, pero probablemente sin saber que en el fondo estaba siendo esponsoreado o financiado por la NED/CIA.
La concentración de la propiedad de los diarios en países como Chile, Bolivia, Honduras, Brasil y prácticamente todo el continente es un reflejo de la gran concentración de la propiedad mediática global en EEUU y en su zona de influencia de América Latina. Un joven abogado progresista escribió en 1961: «...Casi todos los medios que la vida moderna destina a difundir noticias, y que son los que pesan en la opinión pública, están vinculados con los grupos económicos».
Este joven era el chileno Ricardo Lagos Escobar, autor de La Concentración del Poder Económica. Su Teoría.
Su Realidad, editorial Del Pacífico, Santiago, 1961.
Este abogado hizo un esfuerzo progresista por demostrar cómo la alianza entre los poderes económico y mediático «gravita decisivamente en la solución de los problemas nacionales y en la generación de los poderes públicos», pero cuando llegó a ser Presidente de su país, aplicó políticas a favor de los grandes grupos económicos diametralmente opuestas a los ideales de juventud.
En el caso particular de Chile, el joven Lagos alertó cómo la propiedad de los medios de comunicación de 1958 encajaba en la concentración de la riqueza detentada por 11 grupos que en definitiva constituían un sólo súper grupo por sus vínculos e interrelaciones internas.
Y medio siglo después, la ligazón entre los poderes económico y mediático es todavía muchísimo mayor, no sólo en Chile, sino en toda América Latina.
Grandes dueños de medios. (Que poseen más de mil millones de dólares)
Emilio Azcárraga Jean, de México: posee el Grupo Televisa, el conglomerado de medios de comunicación audiovisual más grande de ese país, que acaba de aliarse con Univisión, la mayor cadena hispano parlante de televisión de EEUU, donde tiene participación el grupo Cisneros de Venezuela.
La dupla Televisa-Univisión compartirá ahora el gigantesco mercado de México más el mundo hispano parlante de EEUU. Televisa tiene, además, produce y distribuye contenidos para televisión, principalmente telenovelas de habla hispana. Posee: cuatro cadenas de TV abierta, TV por cable, TV satelital (plataforma Sky), distribuye sus contenidos televisivos en el mercado internacional y tiene una división de publicaciones (revistas).
Gustavo Cisneros Rendiles, cabeza del golpista Grupo Cisneros de Venezuela, opera en 39 países con 70 compañías de radiodifusión, televisión, tecnología, telecomunicaciones y artículos de consumo.
En Argentina participa en el grupo Clarín, negoció con el Grupo Hadad una participación en Canal 9, en tanto en Chile le vendió la estación de televisión abierta Chile Visión, canal 11, al multimillonario Sebastián Piñera, sempiterno candidato presidencial derechista.
Sus radios FM de Chile: Futuro, Imagina, Pudahuel FM, Rock & Pop, Concierto, Corazón, FM Dos y FM Hit, que acaba de vendérselas al grupo español que encabezaba el finado Jesús Polanco, dueño de El País(Grupo Prisa), que ya opera otras seis emisoras y prácticamente controla el mercado chileno de la radiodifusión.
En Internet cuenta con: ElSitio.Com, además de representar a Sony Entertaiment Television, Space, Axn, AE& Mundo, History Channel, Much Music, Spice, Venus, Infinito, ISat, Play Boy TV, Uniseries, HTv, Júpiter Comic, Locomotion, Entertaiment Television, Much Music y Warner Brothers TV Channel.
En Colombia tiene participación accionaria en la cadena Caracol, mientras en Estados Unidos posee parte de las cadenas Galavisión y Univisión.
Participa en Direct Tv Latin America, con Hughes Electronics y el Grupo Clarín (Raven Media Investments), plataforma de televisión satelital con presencia en 27 países.
Cisneros también participa en América Online (Aol) Latinoamérica, establecida en alianza estratégica con America Online (Aol), es la principal proveedora de contenidos y servicios interactivos para América Latina, con presencia significativa en Colombia y en EE.UU. Y en Venezuela posee Venevisión.
Agustín Edwards Eastman, de Chile, es el propietario de El Mercurio y otros dos diarios de circulación nacional, de la cadena Radio Digital (33 emisoras) y de 19 periódicos regionales. Con Álvaro Saieh (Grupo Copesa) conforma un duopolio de la prensa escrita.
Diarios de circulación nacional:
El Mercurio, Las Ultimas Noticias y La Segunda (vespertino).
Diarios regionales:
La Estrella (Arica), La Estrella (Iquique), El Mercurio(Antofagasta), El Mercurio (Calama), La Estrella del Norte, La Estrella del Loa, La Prensa (Tocopilla), El Mercurio(Valparaíso), La Estrella (Valparaíso), El Líder (San Antonio), El Diario Austral (Temuco), El Diario Austral (Valdivia), El Diario Austral (Osorno),El Llanquihue (Puerto Montt).
Ángel Remigio González, mexicano residente en Miami, posee en América Latina 30 canales de TV abierta, 70 estaciones de radio, compañías distribuidoras de material de TV envasado, cadenas de salas de cine en México y Centroamérica, acciones de la tienda Sears en Guatemala y restaurantes.
En Guatemala posee todas las estaciones de televisión abierta que existen en ese país, los canales nacionales 3, 7, 11 y 13, 14 radioemisoras y una cadena de cines.
Su imperio abarca también otras 56 estaciones de radio, cadenas de cines y restaurantes.
En Chile posee la Red TV, Canal 2 (ex Rock and Pop) y negocia ingresar a la propiedad del Canal 13 de la pontificia Universidad Católica de Chile.
En Perú posee Canal 13, con el peruano Genaro Delgado Parker, y Canal 9, a través de terceros.
En Argentina acaba de negociar con el Grupo Hadad su ingreso a la propiedad de Canal 9 de Buenos Aires.
Ernestina Herrera de Noble, de Argentina, maneja el Grupo Clarín, que tiene control y/o participación en:
Diarios: Clarín, Olé y La Razón.
TV abierta: LS 85 Canal 13 y Artear TV Cable: Multicanal SA, Supercanal y Cablevisión. TV Satelital: Directv LA y Canal 12 Satelital Córdoba.
Agencia de noticias: DyN
Radios AM/FM nacionales: LR6 Radio Mitre, Cadena 100 (FM 99.9) y FM GEN;
Revistas: Internet Surf, Elle Argentina y Genios;
Editoriales: Arte Gráfico Rioplatense, Impripost, Editora Transandina de Revistas SA y Editorial Aguilar;
Diarios provinciales: La Voz del Interior (Córdoba), Los Andes (Mendoza) y revista Nueva;
TV abierta provincial: Canal 12 (Córdoba) y Canal 7 (Bahía Blanca);
Producción para TV deportiva: Tele Red Imagen SA y Televisión Codificada SA;
Producción cine: Patagonik Film Group;
Además, tiene o participa en 13 señales de TV Cable, Pol-Ka Producciones, Clarin.com, Ubbi.com, Frecuencia web, Net 2000, Cinet, Prima (red interactiva de medios), FullZero, Ciudad Internet, Datamarkets, Papel Prensa, Audiotel SA, Encuestadora CEOP, Adtime 99 (Ag. publicidad), Multimedios y Multimarketing, Clarín Global, Planta impresora Agedit, Ferias y Exposiciones Argentina SA y Tele deportes SA.
Álvaro Saieh Bendeck, de Chile es el propietario del Consorcio Periodístico de Chile SA (Copesa), partner de la cadena El Mercurio en el duopolio de empresas que maneja los diarios de circulación nacional, de manera similar a como lo hace en Venezuela el duopolio El Nacional / El Universal.
Posee los diarios nacionales La Tercera y La Cuarta (en lenguaje vulgar), más el vespertino gratuito La Hora, que sólo circula en la capital, Santiago, la Revista Qué Pasa, Semanario y Radio Zero, FM.
También es propietario de bancos y supermercados.
Ricardo Salinas Pliego, de México posee la cadena TV azteca (que pertenecía al Estado), negocios de TV, telefonía (Unefon) y tiendas de ventas a crédito.
Julio María Santodomingo, de Colombia, dueño de TV y Radio Caracol, diario El Espectador, revistas Semana, Cromos, RadioNet, etc., Avianca y cerveza Bavaria. El grupo español Prisa le compró la totalidad de la Cadena Caracol Radio, con 130 emisoras.
Prensa y poder
La relación entre la prensa, la inmovilidad del statu quo social y el poder político viene discutiéndose desde larga data en este continente.
Los medios de comunicación están imbricados con el poder en todos los países.
Todos los grandes propietarios latinoamericanos son factores de poder en sus respectivos países, pero además poseen, controlan o influyen estaciones de televisión, radioemisoras y periódicos.
Tal inclinación mediática no sólo significa adicción o amor al periodismo.
Con la excepción de la TV, el negocio mediático tampoco presenta siempre rentabilidad alta pero es un instrumento perpetuo de poder y de dominación ideológica, coadyuvante para mantener la sociedad tal como está, sin que nadie proteste y aunque a menudo disfrace o tergiverse la verdad.
Los partidos políticos cumplen una función muy parecida... pero no encubren sus objetivos como lo hace la prensa.
Los primeros diarios emergieron como claros exponentes de los intereses de diferentes estratos sociales, como una suerte de correaje hacia al poder o intermediarios entre la ciudadanía y el Estado.
El partido Conservador respondió históricamente a los grandes propietarios agrícolas del gran latifundio.
Su apellido –«conservador»– no llamaba a confusión.
El partido Liberal identificó los designios de la nueva clase propietaria que emergió con la industria, por no decir con el capitalismo, y la nueva ideología que sacralizó el mercado, consolidada por la revolución francesa, aunque la trinidad «libertad, igualdad y fraternidad» sea bastante relativa.
Más tarde apareció el partido Laborista, o Socialista, con la misión de defender los intereses de la nueva estirpe obrera, la mano de obra trabajadora.
Pertenecer a uno u otro partido involucró siempre una definición e identidad, independientemente de que los socialdemócratas y laboristas-socialistas se hayan desnaturalizado con el paso de los años o que existan personas pobres atraídas a votar por los partidos de los poderosos.
En Venezuela se da otro caso atípico que ningún teórico social anticipó.
El llamado cuarto poder se empeñó en destruir a la clase política y a los partidos, en una campaña de una década, intensificada después de la matanza de unos 3.000 pobres ordenada por la segunda administración de Carlos Andrés Pérez para contener las protestas populares contra «la reforma económica» del FMI, expresada en los saqueos al comercio del 29 de febrero de 1989 conocido como “Caracazo”
Los medios llenaron la ausencia de crítica –de fondo– que existía en esa sociedad despolitizada pero politiquera, cuya policía perseguía en silencio a las organizaciones sociales y a sus dirigentes.
Una vez que desalojaron a la clase política se designaron a sí mismos para llenar el vacío, asumieron –en los hechos– el rol de los partidos y los dueños de los medios sustituyeron a la vieja clase política en el discurso público.
Esa espiral hacia el poder condujo a dirigir las acciones del golpe del 11 de abril de 2002, contra Hugo Chávez, desde las oficinas de Venevisión, en Caracas.
Es para reflexionar... y accionar
INFORME ESPECIAL
“La libertad de prensa es un presupuesto indispensable para el desenvolvimiento de una sociedad democrática, ya que a través de su ejercicio se pueden expresar informaciones y opiniones sin condicionamientos, manipulaciones y censura. A través de la práctica de la libertad de prensa la esfera pública permite el acceso a conocimientos, a ponderaciones críticas y al desarrollo de la madurez cívica.
Sabiamente, nuestra Constitución le brinda toda la protección y le asigna a esta libertad un rango prioritario.
Por esto, los mandatarios de la Nación deben ser prudentes y respetar el juego institucional que tiene a las libertades de prensa y de expresión, junto a la regla de la mayoría, como pautas básicas y constitutivas para la conformación y funcionamiento de la esfera pública y del juego democrático”. (Clarín, editorial, 4/4/2008)
LA SIP, SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA Y LOS MEDIOS - LOS AMOS DE LA “LIBERTAD DE INFORMACIÓN”
La enorme variedad de diarios, revistas, radios y otros medios de comunicación, a cual damos el calificativo de prensa, lejos de constituir una riqueza por su aparente imagen de variedad informativa, constituye más bien una uniformidad de la información, controlada por unos pocos y poderosos grupos comerciales. Esto constituye una nueva manera de dominación, por la influencia y control que ejercen estos sobre las conciencias de las poblaciones. Este fenómeno nunca antes visto en la evolución de la historia humana, en nuestro continente está regido por las directivas que impone la fascista Sociedad Interamericana de Prensa -(SIP), con sede en Miami, EE.UU.
«La diseminación de noticias y opiniones se ha convertido en una rama de los grandes negocios y, como los demás grandes negocios, ha avanzado a la etapa óligopolista. Como tal, se ha convertido en el casi monopolio de un puñado de grandes empresas...
Pero, la diseminación de noticias y opiniones no es un proceso productivo ordinario.
Está, íntimamente ligado a la existencia de la democracia efectiva...
Existe un límite a la monopolización de la opinión que la democracia no puede rebasar y seguir siendo efectiva –y ésta será, por supuesto, la tendencia política a favor del gran capital–, entonces es casi imposible que el pueblo haga una elección racional.
Estas cuestiones, y no tanto las formas constitucionales, serán las que realmente importen en las luchas políticas de la segunda mitad del siglo».
Esto fue publicado en 1954 por el socialista británico John Strachey, en su libro El capitalismo contemporáneo.
Ha pasado más de medio siglo, pero su pensamiento sigue plenamente vigente hoy, cuando -parodiando al Manifiesto comunista de 1848 -un nuevo fantasma recorre el mundo, y esta vez es el fantasma de la crisis final del capitalismo, la gran crisis terminal, global, mundial...
También precisamente hoy, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es una organización de Estados Unidos que reúne a los grandes dueños de periódicos de ese país y de América Latina.
En la práctica, la SIP opera como brazo periodístico del gobierno estadounidense en la región interamericana, como un complemento imperial facilitador de las políticas regionales del departamento de Estado y del Pentágono.
Los grandes dueños estadounidenses de periódicos manejan a la SIP con una visión del mundo que coincide con la óptica del poder imperial de Washington, arrastrando consigo a la comparsa de las oligarquías propietarias de periódicos de América Latina.
El periodismo escrito representado por la SIP se ha hecho llamar habilidosamente «cuarto poder».
También ha teorizado sobre una pretendida imparcialidad, aderezada con otro mito: la doctrina supuestamente científica de una inexistente «objetividad».
Con estas enseñanzas del periodismo estadounidense, más la manida «pirámide invertida», se han formado generaciones de periodistas latinoamericanos, moldeados en la teoría del engaño al prójimo.
Con el transcurso de los años se han convertido en expertos practicantes de la auto-censura e intérpretes de los deseos de sus jefes de redacción, que por su parte conocen al dedillo los deseos más profundos de sus patrones, los dueños de los diarios.
En la región abundan los maestros en ocultar noticias o en tergiversarlas dándoles una aparente de imparcialidad, tal como la cadena de noticias CNN le saca brillo a sus informes sesgados, inconexos, a veces sin sentido, pero recargados de intencionalidad política des-informadora.
La teoría y práctica del engaño pretenden hacer creer a los lectores que los propietarios de periódicos son también los dueños de la verdad.
Se atribuyen facultades de superioridad sobre la sociedad que nadie nunca les otorgó y actúan como si hubieran sido elegidos para formar parte del Estado según el concepto de separación de poderes.
Los ciudadanos de la región mal que bien eligen a sus presidentes, legisladores y muchas veces éstos designan a los jueces.
Desde la Revolución Francesa, así se conforman los poderes clásicos del estado burgués: ejecutivo, legislativo y judicial.
Pero nadie puede elegir a los diarios que desearía leer y menos, los contenidos que le gustaría conocer.
La noticia, a menudo tergiversada y maliciosamente comentada, se impone con la fuerza que sólo la riqueza de sus dueños otorga a la tinta y al papel.
Al fin de cuentas, los diarios estadounidenses que manejan a la SIP con la aquiescencia de los dueños de periódicos latinoamericanos, no son más que otra expresión ideológica del poder imperial y de la fuerza totalitaria del dinero.
Nadie elige a este poder virtual que cada día se esmera en torcer la realidad, decidiendo qué es o no es «noticia» y tergiversando los acontecimientos inconvenientes para el imperio y las clases dominantes de los países sometidos.
Los amos de la prensa tienen también la prerrogativa de establecer cuáles hechos deben ocultarse al conocimiento de los lectores, para manipular mejor las opiniones políticas de los ciudadanos, y sin olvidarse de entregar cotidianamente una orientación de coyuntura a las clase política y propietaria que detentan todos los poderes reales en la región, desde el poder político y militar del Estado al poder económico.
Y no es casual que en las páginas editoriales y des-informativas de los grandes rotativos estadounidenses latinoamericanos aparezcan como malvados los gobiernos de los países cuyos pueblos decidieron desobedecer al imperio, en una rebeldía que presenta diversos matices, que van desde la insumisión de Cuba y Venezuela, al desacato de Bolivia, Nicaragua y Ecuador, más la trasgresión de Argentina, Brasil, Panamá y de otros países con sus propios matices.
En definitiva, los poderes que someten a nuestros pueblos tienen a un importante aliado en todos los grandes medios de comunicación –escritos y audio-visuales– y, en general, en la llamada industria del «entretenimiento».
Este súper poder ideológico abarca todo el periodismo contemporáneo, los diarios, la radio, la televisión, los contenidos de la televisión por cable, el cine, la lectura, el mundo editorial, los clubes e incluso los estadios deportivos y prácticamente todo lo que esos mismos medios denominan «la cultura» de nuestro mundo. Dicho claramente, este factor mediático informativo forma parte de los poderes que, de hecho y no por derecho, nos someten como pueblos.
Mientras los poderes económicos y geopolíticos extraen nuestros recursos naturales, junto con la fuerza de trabajo de nuestra mano de obra, y sin permitirnos agregarle valor en casa a nuestras materias primas –como sería por ejemplo refinar el cobre y el petróleo, para convertirlos en cables eléctricos, gasolina u otros productos terminados–, la industria de los grandes medios de comunicación lava el cerebro de nuestros conciudadanos para convencerlos de que viven en el mejor de los mundos posibles, en una realidad que no admite cambios, con una «democracia electoral representativa» que es sinónimo de libertad de mercado, de la supuesta libertad política y de una mítica «libertad de información», que más bien es el derecho a la libertad de empresa que se adjudica a sí mismos, y de manera excluyente, los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) , -ver sitio web de esta patronal de la prensa.
Pero esta organización de los dueños de grandes periódicos de la región latinoamericana es apenas la punta de un gigantesco iceberg, un gran témpano que apenas asoma su nariz sobre la superficie, ocultando por debajo una compleja estructura de poder mediático totalitario que controla absolutamente todo lo que el ciudadano debe conocer –e ignorar– a fin de manipular su voluntad y eliminar su capacidad de pensar.
A diferencia de los glaciares que están derritiéndose por doquier, este témpano cada vez se hace más sólido y la concentración de la propiedad de los medios reviste características alarmantes en todos los países, incluso en las naciones desarrolladas.
Así como en algunas repúblicas el comercio minorista terminó en poder de un solo monopolio o un duopolio –como ocurre, por ejemplo, en Chile– con dos grandes cadenas nacionales de auto mercados, al mismo tiempo existen sólo dos mega empresas operando como duopolio de la prensa escrita, con los diarios El Mercurio y La Tercera a la cabeza de una veintena de publicaciones, entre periódicos y revistas.
Y ésta es una realidad que se repite en nuestra región, donde –a manera de ejemplo– un ciudadano de Estados Unidos nacido en México, de nombre Ángel Remigio González, es el propietario de todos los canales de televisión abierta –cuatro– que existen en Guatemala, de dos canales de TV abierta en Chile, de otra televisora abierta en Argentina y en total posee una treintena de estaciones de TV en América Latina.
Esta concentración de la propiedad mediática es un atentado a las libertades de expresión, de opinión e información, a la vez que crea mayor desempleo entre los periodistas. Estamos frente a un problema que no sólo atañe a quienes trabajan en los medios, sino a toda la sociedad, es decir, al ciudadano. Y es un problema que concierne a la libertad.
¿Quién es quién en la SIP?
Un vistazo a las autoridades de la SIP aclara mejor quien es quién en esa organización y qué intereses representa cada personaje. Según la información corporativa de la propia entidad, la dirección de la organización está a cargo de cinco propietarios de periódicos de EEUU, más un dueño de diarios colombiano que se desempeña como primer vicepresidente y un empleado chileno que actúa como director ejecutivo, para conformar un equipo directivo de 7 personas.
La plana mayor de esta dirigencia empresarial la encabeza el presidente honorario vitalicio Scott C. Schütz, del Herald-Times Bloomington, Indiana; seguido del presidente propiamente tal, Eral Hacker, del Sun-Sentinel, de Fort Lauderdale, Florida; - y secundado por el primer vicepresidente, Enrique Santos Calderón, de El Tiempo de Bogotá, Colombia; el segundo vicepresidente, William E. Casey, del Down Jones & Co. New York; el tesorero Milton Coleman, de The Washington Post; la secretaria Elizabeth Ballantine, de The Durango Herald, de Durango, Colorado; y el director ejecutivo, Julio E. Muñoz, de nacionalidad chilena.
Mr. Scott C. Schütz, «presidente honorario vitalicio» –y ése es su «democrático» título oficial: presidente honorario vitalicio–representa al consorcio Schütz Communications Inc., de Indiana, que publica 13 diarios como el Herald-Times de Bloomington y siete semanarios que suman una circulación combinada de 225.000 ejemplares, más nueve estaciones de televisión y trece estaciones de radio, pero además opera otras tres que no son suyas.
El holding familiar de Mr. Scott C. Schütz, posee también dos compañías de cable, un directorio telefónico y una compañía impresora, todos estos negocios con presencia físico-geográfica en Indiana, Kentucky, Maryland, Pennsylvania, California, Florida, Missouri, Michigan, Georgia, Dakota del Sur, Kansas y Virginia en los EEUU.
Earl Maucker, el presidente de la SIP es el director del Sun-Sentinel de Fort Lauderdale, un periódico local de 170 páginas de avisos e información considerado el más grande del sur de Florida que se distribuye gratis en muchas localidades del estado. Pero este diario es apenasla nariz de un vasto imperio mediático estadounidense que posee
periódicos como los Chicago Tribune, Los Angeles Times, Baltimore Sun, Daily Press (en Virginia), Hartford Courant (en Connecticut), The Virginia Gazette, Orlando Sentinel, The Morning Call (en Pennsylvania), Newsday(en Newport News, Virginia) y AM New York, entre otros.
Todos estos medios de papel poseen versión electrónica y la mayoría patrocina localmente otros servicios informativos, como ocurre en Chicago con Triblocal, Metromix.com, Chicagosports.com, Chicago Live, Chicago Magazine, Hoy Chicago, RedEye, CLTV, WGN-TV y WGN-AM.
El Sun Sentinel patrocina, además, publicaciones para educación técnica, comunitaria y de adultos como Broward Educator, la revista News in Education y otros medios locales del sur de Florida como El Sentinel, City & Shore Magazine, Forum Publishing Group, Inc., South Florida Parenting, South Florida Teenlink, TCPalm.com, CW South Florida, la estación digital de radio y televisión WXEL y WPTV Nuevo Canal 5. Y también son propietarios del equipo de béisbol Chicago White Socks, o Medias Blancas de Chicago.
Enrique Santos Calderón, el primer vicepresidente, de la familia propietaria del diario El Tiempo, de Bogotá, es el único latinoamericano que aparece en la plana mayor de las autoridades de la SIP.
La familia Calderón Santos controla el principal diario colombiano, y el único de circulación nacional, a través de la propiedad mayoritaria en el grupo periodístico CEET (Casa Editorial El Tiempo).
Dos miembros de esta distinguida familia de la oligarquía bogotana forman parte del gobierno de Álvaro Uribe Vélez: Francisco «Pacho» Santos Calderón, como vicepresidente, y su primo Juan Manuel Santos Calderón, ministro de la Defensa, quien últimamente se ha hecho célebre al instituir la recompensa por asesinato de jefes guerrilleros, al más puro estilo del «american far West».
Juan Lozano Ramírez, un tercer copropietario del diario, fue incorporado al gobierno de Uribe como ministro de Ambiente y Vivienda.
Todos estos dirigentes políticos han sido señalados como organizadores, financistas y encubridores –en distinto grado– de las fuerzas paramilitares creadas por el gobierno y el ejército para enfrentar a las guerrillas.
El Tiempo también es especialista en montar mentiras. El 17 de marzo publicó una foto del asesinado comandante de las FARC Raúl Reyes acompañado del ministro del Interior de Ecuador Gustavo Larrea. Así, con la ayuda del Photoshop –software profesional de retoque de imágenes- y de las computadoras que resistieron el bombardeo que mató a Reyes y a una veintena de personas, los artistas de El Tiempo «demostraron» el estrecho vínculo entre las FARC y el gobierno de Ecuador.
La foto fue distribuida profusamente como «prueba» en la reunión de cancilleres de la OEA de ese mismo día.
La leyenda de la fotografía decía textualmente: «La imagen en la que aparece el ministro de Seguridad de Ecuador y conocido por El Tiempo, corrobora el correo enviado por el extinto guerrillero a ’Manuel Marulanda’, máximo comandante de las FARC, sobre el encuentro que mantuvo con el Ministro».
Después se supo que el rostro de Larrea fue «pegado» encima de la cara del dirigente comunista argentino Patricio Etchegaray, quien efectivamente se entrevistó con Raúl Reyes y apareció en esa foto ampliamente difundida en Argentina, antes del ataque que mató a Reyes...
El Tiempo tuvo que rectificar y le echó la culpa a la policía de Uribe: «La fuente de la Policía que suministró el documento señaló el domingo que este era parte del material hallado en los computadores de ’Reyes’ incautados en la operación en su contra en Ecuador».
Ahora nadie sabe quien ni cómo entregó esa información falsa.
Pero no hay problema:
Según el diario, «la institución –léase la policía– ordenó una investigación interna para establecer quienes fueron los responsables de la entrega de la fotografía y de la información sobre la misma».
William E. Casey, el segundo vicepresidente representa al Down Jones & Co. New York, editorial mundialmente conocida por su diario The Wall Street Journal y por su medidor de actividad bursátil, el «Down Jones» que en estos días refleja la severa crisis que enfrentan el capitalismo estadounidense. Dow Jones fue adquirida por Rupert Murdoch, en agosto de 2007, por 5.000 millones de dólares, sumando esta editorial a sus demás posesiones, como la News Corp, que incluye a 150 periódicos como:
El «New York Post» en EEUU y los influyentes: «The Sun» «The Times» del Reino Unido, más 35 estaciones de televisión, además de cadenas de televisión por cable y satélite y un estudio cinematográfico.
Cada vez que alguien ve a Los Simpsons, presencia una película de Twentieth Century Fox, compra un periódico Times de o se suscribe a Sky-Direct TV, colabora con el magnate australiano, estadounidense, británico Rupert Murdoch, cuyo imperio mediático está valorado en 68.000 millones de dólares.
Milton Coleman, el tesorero, representa al conocido diario The Washington Post, de Washington, DC. La empresa The Washington Post Company abarca negocios mediáticos diversificados y educación, pero su principal operación es la publicación del diario homónimo. También explota la edición de revistas tipo magazine, televisión, cable, servicios de
información electrónica y el área educacional.
Posee el portal Washington Post, Newsweek Interactive (WPNI), las publicaciones subsidiarias online Washingtonpost.com, Newsweek.com, Slate Budget Travel Online; las publicaciones Express, El Tiempo Latino, The Gazette, Southern Maryland Newspapers, The Herald (de Everett, Washington), Newsweek magazine, Post-Newsweek Stations (con operaciones en Detroit, Houston, Miami, Orlando, San Antonio y Jacksonville), y el Cable ONE, que atiende al medio oeste, el oeste y a los estados del sur.
El holding también es dueño de Kaplan, Inc., un proveedor internacional de educación y de los llamados «career services» (servicios de carrera) destinados a individualidades, colegios y negocios.
También participa en la propiedad de Los Angeles Times, Washington Post News Service y Bowater Mersey Paper Company.
Tiene estaciones de televisión en Detroit, Houston, Miami-Ft. Lauderdale, Orlando, San Antonio y Jacksonville y opera otros negocios incluso de educación, como Cable One (en Phoenix, Arizona), Post Newsweek, Tech Media, Newsweek Productions, Government Computer News, GCN.com, Kaplan, Inc. y Post Newsweek Tech Media.
Elizabeth Ballantine, secretaria de la SIP, pertenece al diario The Durango Herald, de Colorado, fundado en 1881.
Éste sería el único diario local o pequeño medio de prensa que participa en el directorio de la SIP, pero se trata de un periódico mediano o pequeño en términos estadounidenses, porque este medio local provinciano aparentemente modesto posee negocios conexos como la publicación Cortez Journal, la revista local de turismo Inside/Outside, los periódicos de papel e Internet SW Colorado Home, WebDurango, SW Colorado Guide y Herald Store.
La presencia de este diario local en el directorio de la SIP aporta la apariencia de una pretendida diversidad democrática, con la inclusión de una supuesta mediana empresa periodística que más bien es una big company, una gran empresa local.
Estas seis personas que manejan a la SIP exhiben muy poco de «interamericano». Quizás sería más apropiado que la SIP mejor se llamara Sociedad Imperial de Prensa y así podría conservar la sigla SIP. El único latinoamericano de su directorio, el colombiano Enrique Santos Calderón, es de suyo tan pro estadounidense que parece norteamericano de cabo a rabo, en tanto que Álvaro Uribe, el jefe del gobierno en que participa su familia, es visto más bien como un procónsul a cargo de la instalación de un nuevo enclave militar de EEUU en plena construcción en territorio de América Latina.
Julio Muñoz Mellado, chileno, director ejecutivo, nacido en Coelemu y formado en la Universidad de Concepción, es el empleado de confianza de los amos de la prensa, pero tampoco tiene capacidad de imprimir algún sesgo «interamericano» en la organización de los amos de la prensa. Según los estatutos de la organización, el Director Ejecutivo «no es uno de los funcionarios que son designados por elección». Tiene la responsabilidad de «la administración de los asuntos de la Sociedad». Claramente, los estatutos dicen que «el Director Ejecutivo responderá directamente al presidente del Comité Ejecutivo».
Tendrá a su cuidado en la sede de la Sociedad la correspondencia, contratos, así como documentos escritos que no tengan que permanecer en los archivos del Tesorero o del Secretario.
En realidad, el chileno Muñoz «no pincha ni corta» en la SIP, pero en la escuela de periodismo de la Universidad de Concepción son tan desubicados que se sienten orgullosos de este ex alumno de la confianza de los amos de la prensa y se refieren a él como «el hombre fuerte de la SIP», cuando no es más que un amanuense.
La SIP tiene otras instancias, como el Comité Ejecutivo, el Consejo Consultivo y la Junta de Directores, pero en todas sus estructuras el poder está concentrado por los dueños de diarios de EEUU y, subsidiariamente, por los grandes grupos que controlan la prensa escrita del continente, entre otros personajes:
Gonzalo Marroquín, de Prensa Libre, Guatemala; Fabricio Altamirano, de El Diario de Hoy, San Salvador, El Salvador; Jorge Canahuati Larach, de La Prensa, San Pedro Sula, Honduras; Juan Luis Correa, de La Estrella, El Siglo, Panamá, República de Panamá; Juan Francisco Eal y Ortiz, de El Universal, de México, DF; Felipe T. Edwards, de La Segunda, y por lo tanto de El Mercurio de Santiago, Chile; Luis A. Ferré, de El Nuevo Día, de San Juan, Puerto Rico; Armando González Rodicio, de La Nación, de San José, Costa Rica; André Jungblut, de la Gazeta do Sul, de Santa Cruz do Sul, Brazil; Jaime Mantilla Andersen, del Diario Hoy, Quito, Ecuador; Bartolomé Mitre, de La Nación de Buenos Aires, Argentina; Gustavo Mohme, de La República, de Lima, Perú; Rafael Molina, de El Día, de Santo Domingo, República Dominicana; Jaime Sirotsky, de RBS, Porto Alegre, Brasil; etcétera...
¿Quiénes son los dueños?
La SIP asegura que tiene casi 1.500 diarios afiliados que serían puntales de la democracia, espadas de la libertad, la libre expresión del pensamiento, la información veraz, imparcial y oportuna y otras grandes invenciones. Empero, la realidad contradice frontalmente muchos mitos del llamado sistema democrático impuesto como modelo a imitar por EEUU, como por ejemplo el «sueño americano de la libre competencia», que se derrumbó hace más de medio siglo con la aparición de los monopolios y mega monopolios, o sea las gigantescas compañías transnacionales, que también están presente en los medios de comunicación y en lo que hoy se llama la «industria del entretenimiento».
Frases tan hermosas como «el pluralismo informativo y la libertad de expresión» terminaron convirtiéndose en palabras huecas, en mentiras universalmente aceptadas. Lo mismo ocurrió con «la libertad de información», el derecho a estar informado de manera veraz, imparcial u «objetiva» y, además, oportuna.
La SIP, por ejemplo, ni siquiera reconoce el derecho de réplica y en muchos de nuestros países vemos como la prensa escrita juzga, condena y sataniza a los pobres cuando supuestamente cometen delitos y trata con guante blanco a los delincuentes de cuello y corbata que por doquier sacan el tesoro público.
Para incursionar directamente en la política y en la propaganda del capitalismo salvaje al estilo neoliberal, la SIP ha creado instrumentos como el Instituto Prensa y Sociedad, el IPyS, que tiene su sede principal en Lima (ver enlace, aparecen documentos oficiales del gobierno de EEUU donde fija el monto de ayuda en dólares al IPyS)-, y posee una sucursal en Caracas.
En el financiamiento del IPyS participa la tristemente célebre NED, la National Endowment for Democracy, el fondo del departamento de Estado que ayuda a «consolidar la democracia», es decir, a desestabilizar gobiernos legítimos que son adversados por los diarios de la SIP, como ocurre hoy con Venezuela y Bolivia, entre otros.
El gobierno de Bolivia tiene en contra a los grandes diarios de La Paz y Santa Cruz, algunos pertenecientes al grupo transnacional Prisa, propietario del diario El País de España y de más de un centenar de radioemisoras latinoamericanas y otras escuchadas por los hispanos parlantes de EEUU.
Según el presidente de Bolivia, Evo Morales, el Servicio de Informaciones de EEUU, el USIS, o United Status Information Service, opera en su país como si fuera una agencia local de noticias antigubernamentales.
El 29 de febrero acaban de cumplirse 4 años del derrocamiento de Bertrand Aristide en Haití y la posterior invasión franco-estadounidense-OEA que perdura hasta hoy sin haber establecido la democracia, al igual que en Irak.
El financiamiento NED del IPyS es tan abierto que la sucursal de Venezuela suele señalarlo cándidamente en sus publicaciones, incluso con logotipo, como si fuera un sponsor de lo más inocuo.
Más de algún periodista estadounidense ha visitado Caracas para participar en actividades académicas y en la promoción de libros, pero probablemente sin saber que en el fondo estaba siendo esponsoreado o financiado por la NED/CIA.
La concentración de la propiedad de los diarios en países como Chile, Bolivia, Honduras, Brasil y prácticamente todo el continente es un reflejo de la gran concentración de la propiedad mediática global en EEUU y en su zona de influencia de América Latina. Un joven abogado progresista escribió en 1961: «...Casi todos los medios que la vida moderna destina a difundir noticias, y que son los que pesan en la opinión pública, están vinculados con los grupos económicos».
Este joven era el chileno Ricardo Lagos Escobar, autor de La Concentración del Poder Económica. Su Teoría.
Su Realidad, editorial Del Pacífico, Santiago, 1961.
Este abogado hizo un esfuerzo progresista por demostrar cómo la alianza entre los poderes económico y mediático «gravita decisivamente en la solución de los problemas nacionales y en la generación de los poderes públicos», pero cuando llegó a ser Presidente de su país, aplicó políticas a favor de los grandes grupos económicos diametralmente opuestas a los ideales de juventud.
En el caso particular de Chile, el joven Lagos alertó cómo la propiedad de los medios de comunicación de 1958 encajaba en la concentración de la riqueza detentada por 11 grupos que en definitiva constituían un sólo súper grupo por sus vínculos e interrelaciones internas.
Y medio siglo después, la ligazón entre los poderes económico y mediático es todavía muchísimo mayor, no sólo en Chile, sino en toda América Latina.
Grandes dueños de medios. (Que poseen más de mil millones de dólares)
Emilio Azcárraga Jean, de México: posee el Grupo Televisa, el conglomerado de medios de comunicación audiovisual más grande de ese país, que acaba de aliarse con Univisión, la mayor cadena hispano parlante de televisión de EEUU, donde tiene participación el grupo Cisneros de Venezuela.
La dupla Televisa-Univisión compartirá ahora el gigantesco mercado de México más el mundo hispano parlante de EEUU. Televisa tiene, además, produce y distribuye contenidos para televisión, principalmente telenovelas de habla hispana. Posee: cuatro cadenas de TV abierta, TV por cable, TV satelital (plataforma Sky), distribuye sus contenidos televisivos en el mercado internacional y tiene una división de publicaciones (revistas).
Gustavo Cisneros Rendiles, cabeza del golpista Grupo Cisneros de Venezuela, opera en 39 países con 70 compañías de radiodifusión, televisión, tecnología, telecomunicaciones y artículos de consumo.
En Argentina participa en el grupo Clarín, negoció con el Grupo Hadad una participación en Canal 9, en tanto en Chile le vendió la estación de televisión abierta Chile Visión, canal 11, al multimillonario Sebastián Piñera, sempiterno candidato presidencial derechista.
Sus radios FM de Chile: Futuro, Imagina, Pudahuel FM, Rock & Pop, Concierto, Corazón, FM Dos y FM Hit, que acaba de vendérselas al grupo español que encabezaba el finado Jesús Polanco, dueño de El País(Grupo Prisa), que ya opera otras seis emisoras y prácticamente controla el mercado chileno de la radiodifusión.
En Internet cuenta con: ElSitio.Com, además de representar a Sony Entertaiment Television, Space, Axn, AE& Mundo, History Channel, Much Music, Spice, Venus, Infinito, ISat, Play Boy TV, Uniseries, HTv, Júpiter Comic, Locomotion, Entertaiment Television, Much Music y Warner Brothers TV Channel.
En Colombia tiene participación accionaria en la cadena Caracol, mientras en Estados Unidos posee parte de las cadenas Galavisión y Univisión.
Participa en Direct Tv Latin America, con Hughes Electronics y el Grupo Clarín (Raven Media Investments), plataforma de televisión satelital con presencia en 27 países.
Cisneros también participa en América Online (Aol) Latinoamérica, establecida en alianza estratégica con America Online (Aol), es la principal proveedora de contenidos y servicios interactivos para América Latina, con presencia significativa en Colombia y en EE.UU. Y en Venezuela posee Venevisión.
Agustín Edwards Eastman, de Chile, es el propietario de El Mercurio y otros dos diarios de circulación nacional, de la cadena Radio Digital (33 emisoras) y de 19 periódicos regionales. Con Álvaro Saieh (Grupo Copesa) conforma un duopolio de la prensa escrita.
Diarios de circulación nacional:
El Mercurio, Las Ultimas Noticias y La Segunda (vespertino).
Diarios regionales:
La Estrella (Arica), La Estrella (Iquique), El Mercurio(Antofagasta), El Mercurio (Calama), La Estrella del Norte, La Estrella del Loa, La Prensa (Tocopilla), El Mercurio(Valparaíso), La Estrella (Valparaíso), El Líder (San Antonio), El Diario Austral (Temuco), El Diario Austral (Valdivia), El Diario Austral (Osorno),El Llanquihue (Puerto Montt).
Ángel Remigio González, mexicano residente en Miami, posee en América Latina 30 canales de TV abierta, 70 estaciones de radio, compañías distribuidoras de material de TV envasado, cadenas de salas de cine en México y Centroamérica, acciones de la tienda Sears en Guatemala y restaurantes.
En Guatemala posee todas las estaciones de televisión abierta que existen en ese país, los canales nacionales 3, 7, 11 y 13, 14 radioemisoras y una cadena de cines.
Su imperio abarca también otras 56 estaciones de radio, cadenas de cines y restaurantes.
En Chile posee la Red TV, Canal 2 (ex Rock and Pop) y negocia ingresar a la propiedad del Canal 13 de la pontificia Universidad Católica de Chile.
En Perú posee Canal 13, con el peruano Genaro Delgado Parker, y Canal 9, a través de terceros.
En Argentina acaba de negociar con el Grupo Hadad su ingreso a la propiedad de Canal 9 de Buenos Aires.
Ernestina Herrera de Noble, de Argentina, maneja el Grupo Clarín, que tiene control y/o participación en:
Diarios: Clarín, Olé y La Razón.
TV abierta: LS 85 Canal 13 y Artear TV Cable: Multicanal SA, Supercanal y Cablevisión. TV Satelital: Directv LA y Canal 12 Satelital Córdoba.
Agencia de noticias: DyN
Radios AM/FM nacionales: LR6 Radio Mitre, Cadena 100 (FM 99.9) y FM GEN;
Revistas: Internet Surf, Elle Argentina y Genios;
Editoriales: Arte Gráfico Rioplatense, Impripost, Editora Transandina de Revistas SA y Editorial Aguilar;
Diarios provinciales: La Voz del Interior (Córdoba), Los Andes (Mendoza) y revista Nueva;
TV abierta provincial: Canal 12 (Córdoba) y Canal 7 (Bahía Blanca);
Producción para TV deportiva: Tele Red Imagen SA y Televisión Codificada SA;
Producción cine: Patagonik Film Group;
Además, tiene o participa en 13 señales de TV Cable, Pol-Ka Producciones, Clarin.com, Ubbi.com, Frecuencia web, Net 2000, Cinet, Prima (red interactiva de medios), FullZero, Ciudad Internet, Datamarkets, Papel Prensa, Audiotel SA, Encuestadora CEOP, Adtime 99 (Ag. publicidad), Multimedios y Multimarketing, Clarín Global, Planta impresora Agedit, Ferias y Exposiciones Argentina SA y Tele deportes SA.
Álvaro Saieh Bendeck, de Chile es el propietario del Consorcio Periodístico de Chile SA (Copesa), partner de la cadena El Mercurio en el duopolio de empresas que maneja los diarios de circulación nacional, de manera similar a como lo hace en Venezuela el duopolio El Nacional / El Universal.
Posee los diarios nacionales La Tercera y La Cuarta (en lenguaje vulgar), más el vespertino gratuito La Hora, que sólo circula en la capital, Santiago, la Revista Qué Pasa, Semanario y Radio Zero, FM.
También es propietario de bancos y supermercados.
Ricardo Salinas Pliego, de México posee la cadena TV azteca (que pertenecía al Estado), negocios de TV, telefonía (Unefon) y tiendas de ventas a crédito.
Julio María Santodomingo, de Colombia, dueño de TV y Radio Caracol, diario El Espectador, revistas Semana, Cromos, RadioNet, etc., Avianca y cerveza Bavaria. El grupo español Prisa le compró la totalidad de la Cadena Caracol Radio, con 130 emisoras.
Prensa y poder
La relación entre la prensa, la inmovilidad del statu quo social y el poder político viene discutiéndose desde larga data en este continente.
Los medios de comunicación están imbricados con el poder en todos los países.
Todos los grandes propietarios latinoamericanos son factores de poder en sus respectivos países, pero además poseen, controlan o influyen estaciones de televisión, radioemisoras y periódicos.
Tal inclinación mediática no sólo significa adicción o amor al periodismo.
Con la excepción de la TV, el negocio mediático tampoco presenta siempre rentabilidad alta pero es un instrumento perpetuo de poder y de dominación ideológica, coadyuvante para mantener la sociedad tal como está, sin que nadie proteste y aunque a menudo disfrace o tergiverse la verdad.
Los partidos políticos cumplen una función muy parecida... pero no encubren sus objetivos como lo hace la prensa.
Los primeros diarios emergieron como claros exponentes de los intereses de diferentes estratos sociales, como una suerte de correaje hacia al poder o intermediarios entre la ciudadanía y el Estado.
El partido Conservador respondió históricamente a los grandes propietarios agrícolas del gran latifundio.
Su apellido –«conservador»– no llamaba a confusión.
El partido Liberal identificó los designios de la nueva clase propietaria que emergió con la industria, por no decir con el capitalismo, y la nueva ideología que sacralizó el mercado, consolidada por la revolución francesa, aunque la trinidad «libertad, igualdad y fraternidad» sea bastante relativa.
Más tarde apareció el partido Laborista, o Socialista, con la misión de defender los intereses de la nueva estirpe obrera, la mano de obra trabajadora.
Pertenecer a uno u otro partido involucró siempre una definición e identidad, independientemente de que los socialdemócratas y laboristas-socialistas se hayan desnaturalizado con el paso de los años o que existan personas pobres atraídas a votar por los partidos de los poderosos.
En Venezuela se da otro caso atípico que ningún teórico social anticipó.
El llamado cuarto poder se empeñó en destruir a la clase política y a los partidos, en una campaña de una década, intensificada después de la matanza de unos 3.000 pobres ordenada por la segunda administración de Carlos Andrés Pérez para contener las protestas populares contra «la reforma económica» del FMI, expresada en los saqueos al comercio del 29 de febrero de 1989 conocido como “Caracazo”
Los medios llenaron la ausencia de crítica –de fondo– que existía en esa sociedad despolitizada pero politiquera, cuya policía perseguía en silencio a las organizaciones sociales y a sus dirigentes.
Una vez que desalojaron a la clase política se designaron a sí mismos para llenar el vacío, asumieron –en los hechos– el rol de los partidos y los dueños de los medios sustituyeron a la vieja clase política en el discurso público.
Esa espiral hacia el poder condujo a dirigir las acciones del golpe del 11 de abril de 2002, contra Hugo Chávez, desde las oficinas de Venevisión, en Caracas.
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