Comentarios de un periodista argentino acerca de cómo “somos”
"Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente”
Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital...
¿Qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: Ella engendra la miseria y el atraso mental de las cuales surgen los tiranos y la guerra civil que serían imposibles, en medio del progreso y la mejora del pueblo" (Figarillo)
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Juan Bautista Alberdi (Nacido en Tucumán, 29/08/1810 Falleció en Neuilly-Sur-Seine Francia 18/06/1884)
Juan Bautista Alberdi había nacido en un ambiente especial.
Como era huérfano de madre, ya que Josefa Aráoz murió al darlo a luz, tuvo que criarse junto a su padre, Salvador Alberdi, comerciante vasco que se radicó en Tucumán.
Eran tiempos difíciles en los cuales esta parte del orbe se debatía en gestas revolucionarias orientadas hacia la organización de la República. Salvador Alberdi no escapó a esta realidad y, a pesar de su condición de inmigrante, entendió que debía sumarse a la causa de la nación en la que le tocaba habitar.
Esta imagen tan comprometida con los acontecimientos de la época legada por su padre, seguramente llevó a Juan Bautista Alberdi a retomar los estudios en el mismo Colegio de Ciencias Morales. Para ello contó con el apoyo de Felipe Heredia, diputado del Congreso Nacional de 1826 que además de protegerlo le impartía lecciones de latín y música.
Poco se sabe sobre la formación musical de Alberdi. Algunos sostienen que había sido alumno de José María Cambeses.
Sólo resulta seguro que sus condiciones innatas para esta disciplina artística le permitieron ejercerla desde diferentes especialidades.
Crítico sagaz, volcó a partir de 1832 en las páginas de la prensa porteña su juicio sobre la actividad musical que se llevaba a cabo en Buenos Aires. En La Gaceta Mercantil usó el seudónimo de “un espectador” (1832).
En La Moda, gacetín semanal de música que fundara en 1837, escribió bajo el nombre de “Figarillo” (Ana María Mondolo)
"Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente”
Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital...
¿Qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: Ella engendra la miseria y el atraso mental de las cuales surgen los tiranos y la guerra civil que serían imposibles, en medio del progreso y la mejora del pueblo" (Figarillo)
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Juan Bautista Alberdi (Nacido en Tucumán, 29/08/1810 Falleció en Neuilly-Sur-Seine Francia 18/06/1884)
Juan Bautista Alberdi había nacido en un ambiente especial.
Como era huérfano de madre, ya que Josefa Aráoz murió al darlo a luz, tuvo que criarse junto a su padre, Salvador Alberdi, comerciante vasco que se radicó en Tucumán.
Eran tiempos difíciles en los cuales esta parte del orbe se debatía en gestas revolucionarias orientadas hacia la organización de la República. Salvador Alberdi no escapó a esta realidad y, a pesar de su condición de inmigrante, entendió que debía sumarse a la causa de la nación en la que le tocaba habitar.
Esta imagen tan comprometida con los acontecimientos de la época legada por su padre, seguramente llevó a Juan Bautista Alberdi a retomar los estudios en el mismo Colegio de Ciencias Morales. Para ello contó con el apoyo de Felipe Heredia, diputado del Congreso Nacional de 1826 que además de protegerlo le impartía lecciones de latín y música.
Poco se sabe sobre la formación musical de Alberdi. Algunos sostienen que había sido alumno de José María Cambeses.
Sólo resulta seguro que sus condiciones innatas para esta disciplina artística le permitieron ejercerla desde diferentes especialidades.
Crítico sagaz, volcó a partir de 1832 en las páginas de la prensa porteña su juicio sobre la actividad musical que se llevaba a cabo en Buenos Aires. En La Gaceta Mercantil usó el seudónimo de “un espectador” (1832).
En La Moda, gacetín semanal de música que fundara en 1837, escribió bajo el nombre de “Figarillo” (Ana María Mondolo)
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