Cartas de lectores
La democracia
La democracia es un sistema de gobierno fundado en la voluntad popular, proviene de dos términos griegos demos y cratos...
Noticias de Opinión:
Martes 15 de julio de 2008 19:38 (actualizado hace 1 hora 14 minutos)
La democracia
La democracia es un sistema de gobierno fundado en la voluntad popular, proviene de dos términos griegos demos y cratos...
Noticias de Opinión:
Martes 15 de julio de 2008 19:38 (actualizado hace 1 hora 14 minutos)
La democracia es un sistema de gobierno fundado en la voluntad popular, proviene de dos términos griegos demos y cratos y textualmente es gobierno del pueblo. Solón, uno de los siete sabios griegos en el sigo VI antes de Cristo, encomendado por el gobierno de Atenas y aprovechando que se dedicaba al comercio, recorrió el mundo conocido procurando encontrar el mejor sistema de gobierno.
A su regreso manifestó que la democracia era el mejor de los gobiernos y, al ser nombrado Arconte en el año 594 a. C., empleó sus teorías limitando el poder, señalando los derecho y obligaciones de los ciudadanos, reformando la imposición para suprimir cargas y obligaciones, y contrapuso la propiedad individual a la de los clanes gobernantes.
En sus orígenes la democracia estaba estrechamente vinculada a la cultura, y a la auténtica libertad. El sistema necesitaba ser entendido cabalmente para cada uno de los ciudadanos, y promovido libremente, sin condicionamientos ni trabas. Pero ciertamente no todos los pueblos son iguales, ni todos los tiempos son iguales, y los sistemas fluctúan a favor o en contra del mayor conocimiento y de la amplitud y estrechez con el que se aplica. Uno de los fenómenos más comunes en la democracia es la manipulación de la voluntad popular. Hay dos formas típicas de manipulación, la dádiva y el temor.
El gobierno puede ser ejercido con autoridad o con poder. Si hay autoridad verdadera el poder no hace falta ejercerlo, ya que se ejerce por el mérito y el valor moral de la autoridad. Pero cuando no existe autoridad el poder se transforma en fuerza, imposición y vejamen. El mayor peligro de la democracia es la captación de la voluntad de los ciudadanos por los funcionarios de turno. El apriete, la coima, la prebenda, la ventaja hacia el amiguismo hace que la democracia se prostituya.
La voluntad popular se transforma en la voluntad del gobernante de turno. El ejemplo más patético de esta democracia lo constituye la elección en la Casa de Pilatos. Voy a considerar la voluntad del pueblo, dijo Pilatos, a quién quieres que salve a Cristo el Mesías o a Barrabás el Ladrón. Los líderes políticos y religiosos, apretaron a la multitud para determinar su consenso. Eligieron al ladrón.
Elías Galati
wolfie@speedy.com.ar
A su regreso manifestó que la democracia era el mejor de los gobiernos y, al ser nombrado Arconte en el año 594 a. C., empleó sus teorías limitando el poder, señalando los derecho y obligaciones de los ciudadanos, reformando la imposición para suprimir cargas y obligaciones, y contrapuso la propiedad individual a la de los clanes gobernantes.
En sus orígenes la democracia estaba estrechamente vinculada a la cultura, y a la auténtica libertad. El sistema necesitaba ser entendido cabalmente para cada uno de los ciudadanos, y promovido libremente, sin condicionamientos ni trabas. Pero ciertamente no todos los pueblos son iguales, ni todos los tiempos son iguales, y los sistemas fluctúan a favor o en contra del mayor conocimiento y de la amplitud y estrechez con el que se aplica. Uno de los fenómenos más comunes en la democracia es la manipulación de la voluntad popular. Hay dos formas típicas de manipulación, la dádiva y el temor.
El gobierno puede ser ejercido con autoridad o con poder. Si hay autoridad verdadera el poder no hace falta ejercerlo, ya que se ejerce por el mérito y el valor moral de la autoridad. Pero cuando no existe autoridad el poder se transforma en fuerza, imposición y vejamen. El mayor peligro de la democracia es la captación de la voluntad de los ciudadanos por los funcionarios de turno. El apriete, la coima, la prebenda, la ventaja hacia el amiguismo hace que la democracia se prostituya.
La voluntad popular se transforma en la voluntad del gobernante de turno. El ejemplo más patético de esta democracia lo constituye la elección en la Casa de Pilatos. Voy a considerar la voluntad del pueblo, dijo Pilatos, a quién quieres que salve a Cristo el Mesías o a Barrabás el Ladrón. Los líderes políticos y religiosos, apretaron a la multitud para determinar su consenso. Eligieron al ladrón.
Elías Galati
wolfie@speedy.com.ar
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