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Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 18 de septiembre de 2008

El rescate de Fannie y Freddie Mac: Una operación de alto riesgo - Escribe Lic. Agustín Rangugni

Luego de que se anunciara el rescate de los dos gigantes hipotecarios de Estados Unidos, hoy se conocía la cifra que podría inyectar el Gobierno: hasta 200.000 millones de dólares.
El espectacular reflote de las entidades que garantizan el 46 por ciento de las hipotecas americanas han generado diferentes reacciones a medida que los mercados financieros asimilan las decisiones.


La Federal Housing Finance Agency anunció que tomará las riendas de Freddie Mac y Fannie Mae para prevenir el colapso del sistema hipotecario de Estados Unidos.

Freddie Mac y Fannie Mae se ocupan de garantizar muchas de las hipotecas de los ahorristas americanos, que contrataron sus créditos con entidades financieras relativamente pequeñas, por valor de 5 billones de dólares. Su hundimiento agravaría la crisis financiera e inmobiliaria: los bancos pequeños lo tendrían muy difícil para sobrevivir y millones de propiedades saldrían al mercado de repente.

Estados Unidos posee el 50 por ciento de las acciones de las dos compañías.

Aunque Henry Paulson, responsable del Tesoro, no quiso detallar el costo definitivo de la operación, los expertos aseguraban ayer que Fannie Mae y Freddie Mac, como máximo, recibirían a partes iguales un total de 200.000 millones de dólares...

Esta sería la cifra necesaria para garantizar el 46 por ciento de las hipotecas estadounidenses, para mantener solventes a ambas firmas.

El Gobierno, además, se ha comprometido a comprar deuda de las dos sociedades para aumentar la liquidez de los mercados, una decisión que fue muy bien recibida por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. "Apoyo con firmeza tanto la decisión de colocar a Fannie Mae y a Freddie Mac en situación de tutela legal como las medidas adoptadas por el secretario del Tesoro Paulson para garantizar la estabilidad financiera de esas dos empresas".
Pero Paulson no se ha limitado a inyectar dinero en las grandes hipotecarias sino que también las ha puesto bajo la tutela de Agencia Federal Financiera de Casas y sus consejeros delegados sustituidos por el presidente de Merrill Lynch Herbert Allison (Fannie Mae), y David Moffett (Freddie Mac), que fuera vicepresidente y presidente financiero de US. Bancorp.

A cambio, Fannie y Freddie deberán reducir, desde 2010, su cartera de deuda vinculada a créditos hipotecarios un 10 por ciento al año "hasta que las dos compañías se estabilicen y tengan un tamaño que genere menos riesgos".

Aunque las autoridades del Departamento del Tesoro de E.U., por el momento, dicen desconocer hasta cuándo será necesaria la intervención, a Fannie Mae y Freddie Mac, analistas estiman sería por 15 meses, dejando al próximo presidente y Congreso en poder de decidir su estructura a largo plazo, pero “los dividendos y los derechos políticos y económicos serán suspendidos mientras dure”.

El optimismo ha invadido las bolsas de todo el mundo después de saber que los dos gigantes hipotecarios de la economía estadounidense no podrán quebrar gracias al aporte del Gobierno.
No es causalidad que la seguridad de que no iba a producirse un colapso del sistema financiero que exportó las hipotecas subprime al resto del mundo haya catapultado a las bolsas europeas y asiáticas y, en particular, a las entidades financieras.

En Europa, los bancos están viviendo subidas espectaculares, superiores al 10 por ciento. Mientras que en Asia, las bolsas han subido un promedio del 4 por ciento y los dos bancos principales de Japón, Mitsubishi UFJ y Mizuho Financial, se han disparado un 11 y un 12 por ciento respectivamente.
El tema también se ha instalado en el centro de la escena política: Obama y McCain están de acuerdo en el diagnóstico: las dos grandes hipotecarias estadounidenses han actuado imprudentemente, muchas veces para defender a los amigos de los gestores, y su situación no se debe sólo a la crisis inmobiliaria.
Pero sus propuestas son completamente diferentes. Obama se opone a la estatización porque cree que los "inversores y especuladores" deben asumir sus responsabilidades, y que el dinero de los contribuyentes no está para resolver los problemas de gestión de ninguna empresa, “aunque también matiza que el Gobierno debería ayudar a los propietarios desesperados”. McCain está a favor porque cree que es el único modo de que mucha gente conserve sus casas, considerando que la “culpa” es de los Ejecutivos que mientras recibían “grandes salarios”, administraron por “amiguismo y corrupción” y no de los que compraron las viviendas, que han quedado atrapados por la crisis y sin poder hacer frente a las mensualidades de sus hipotecas.
Washington podrá seguir comprando activos de las dos hipotecarias hasta finales de 2009, aunque en el caso de los títulos preferentes la autorización es indefinida. Henry Paulson, responsable del Tesoro, evitó hablar del costo de la operación para el contribuyente. "No diseñamos el plan con la calculadora en la mano", e insistió en que se trata de aportar estabilidad y confianza al mercado financiero y a todo el sistema.
La maniobra sentó bien a los grandes bancos y a las constructoras.

Los principales beneficiados son los deudores hipotecarios, porque de tener éxito con la operación podrían ver una caída en los intereses que pagan por el crédito.
Y también los tenedores de deuda en las dos entidades, como bancos centrales y fondos de pensiones, porque queda más protegida su inversión.
¿Supone la nacionalización de Freddie Mac y Fannie Mae un punto y aparte en la crisis crediticia?
Dicen los analistas de Merrill que el salvamento de Freddie y Fannie es hasta cierto punto comprensible, al fin y al cabo son entidades semi públicas que siempre tuvieron una garantía estatal implícita. La intervención era inevitable, además, de cara a evitar una quiebra de todo el sistema financiero.

El respaldo de los inversores a la intervención del Tesoro estadounidense de este fin de semana es obvio. Pero son muchos los analistas que temen que el rebote reciente será engullido por la tendencia bajista que viven los mercados, de calado mucho más hondo.
La historia más reciente demuestra que las intervenciones de la administración estadounidense para combatir la crisis crediticia han tenido efectos muy limitados en las Bolsas.
"El Gobierno sigue reaccionando a los acontecimientos porque no ha sido capaz de anticiparse a ellos', comentaban ayer los analistas de Merrill Lynch en un informe.
Cabe preguntarse, además, cuánto margen le queda al Tesoro de EE UU; cuántas entidades puede salvar de la quiebra y, lo que es más importante, qué precio tendrán que pagar los contribuyentes norteamericanos.

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