"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 25 de marzo de 2009

Una historia de amigos...

En Marte vivía Valentín Valiente, hijo de un chaman que emigro a Marte.
Un enamorado permanente del misterio.
Quería vivir en la verdad y vivir la verdad en la vida, compenetrado con su soledad, intuyendo que el silencio cósmico algún día lo haría fecundo, le dijo a un vecino: pronto habremos de emigrar de este planeta, ya se ha controlado la temperatura ambiental siempre hay 25 grados, los marcianos que vivimos aquí nos autoabastecemos, ¿pero por qué nos queremos ir?

Por suerte no nos necesitamos, ni tampoco necesitamos de la amistad, como en otros planetas hemos superado aquello tan primitivo de entregarnos, seguramente sufriremos menos que en otros planetas.
¡Qué cosa rara estoy diciendo!, como si la amistad estuviera marcada por la necesidad.
¿De qué estoy hablando si en este planeta se desconoce ese sentimiento?

¡Uy! por primera vez tengo la curiosidad de que algún terrestre me explique a qué llaman ellos tener un amigo del alma; en realidad, sería bueno saberlo porque nunca se entendió en Marte ese sentimiento terrestre.

Les preguntaré a mis vecinos que desde la Tierra chatean conmigo qué es tener un amigo del alma.
¡Uy! Qué bueno, qué rápido es el correo electrónico, ya me están dando la respuesta.
Me dicen los terrestres:

Que amigo es quien sabe perdonarte y puede reconstruirte cuando lo desilusionas, y das a conocer tu parte oscura;
Es quien escucha sin censura tus miedos, tu miseria, o tu fragilidad.
Es quien te reconoce y acepta tan falible y humano como lo es él mismo y más aún.
Quien a pesar de la distancia y el tiempo transcurrido, sabe que puede contar con vos y recíprocamente.
Es quien se alegra genuinamente con tus logros, tal como lo harías con los suyos;
Es alguien a quien necesitas porque lo amas, aunque también lo quieres porque lo necesitas.
Es quien conoce tu intimidad y exhibe la propia sin máscaras.
Es por quien gastarías tus ahorros para viajar a su lado.
Es el que te hace sentir el placer inalterable de compartir no importa qué.
Es con el que pudiste reírte cuando se llovía tu casa, y con el que pudiste llorar cuando amar era doloroso.

Amigo del alma es quien bautiza con fuego, cuando es intachable por amor a la justicia, cuando lo ves con tanta delicadeza pelear por el bien de todos, como cuidando tu intimidad.
Es quien se vuelve prudente por vos, a pesar de vivir en la imprudencia; quién esboza una sonrisa cómplice al escuchar tus relatos más absurdos; quién espera genuinamente que alcances la meta más difícil que te has propuesto, y lucha a tu lado para que la logres, aunque deba resignar objetivos propios en el camino.

Algunos dicen que es una vocación que no proviene del planeta Tierra, y que te deja en deuda si no podes dar tu vida por los amigos.

Querido Valentín, hijo mío, que ganas tengo de ser tu mejor amigo y si no me conformo con ser un amigo del alma.
Dicen que en la tierra hubo un tal Jesús que trajo una forma de relacionarse muy parecida al que hizo el universo.
En realidad hizo como una escuela de amigos.
Vieras como se querían sus seguidores, no se temían se ponían uno al servicio del otro y la gente los reconocía por cómo se querían y la alegría que acompañaba todo lo que se proponían.

Vieras aún…
¡Qué onda tiene esa gente!
Si te gusta lo que te cuento y te hace feliz lo que a mí me está haciendo feliz, te estás contagiando del sentimiento terrestre de amistad y hoy sos nuestro amigo, porque tenés necesidad de nosotros; y ya nosotros te necesitamos porque en esta tarde nos hiciste reflexionar y descubrir el tesoro más bello que guardábamos los terrícolas.

Valentín Valiente dejó de chatear, apagó su computadora, miró el universo y vio que su red era más bella y comprendió el nombre que la había dado su padre.

Me llamo como los enamorados de la vida.
Estoy hecho para que mi única riqueza sean mis amigos.
¡Qué bárbaro!
Con que intensidad siento todo ahora.
Por fin se me llena de música el silente espacio sideral.

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