"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 12 de agosto de 2009

Una gran mentira: "Vivimos en democracia...

Por Eduardo Vaccaro
Fuente: NOTIAR

En nuestra sociedad hay expresiones que se repiten machaconamente y parecen tener un efecto mágico, estupefaciente. Pueden encerrar una verdad o una falsedad.
No importa: a fuerza de su reiteración pasan a recibir la bendición generalizada y se las aprecia como verdaderas.
Lo mismo sucede con algunos vocablos sueltos que como mantra, si se los menciona insistentemente, parece que obran para bien.

Tomaremos una reiterada afirmación:
< "Hace mas de veinte años que los argentinos conquistamos la democracia"
< "Hace un cuarto de siglo que vivimos en democracia"
Es moneda corriente oir tales dichos en la boca de entretenedores políticos de radio y televisión.
¡Ni que hablar de los que juegan a la política!
Se llenan la boca con tal aseveración, que hasta se puede pensar que son sinceros (algo difícil de suponer, pero... , vamos) creen en ella (no sé que sería peor)

Sobre este punto no está de mas buscar en algo mas que en la superficie de las cosas, adentrarnos en el significado verdadero, no el ficticio, de los conceptos.
Si tal hacemos, no quedará otra salida que desengañar a buena parte de nuestra sociedad, que soñolienta, se imagina real lo que no es mas que una ilusión.

Vayamos al asunto: Si por democracia se debe entender la certeza que nos brinda la regular existencia de un calendario que precepta el día que los ciudadanos podrán votar y el consiguiente efecto de ese acto, cual es el de que los elegidos (convengamos que para los cargos de cuerpos legislativos, no siendo la cabeza de uno o dos de cada lista), los demás, con suerte, son conocidos por la familia y los punteros sean instalados en cada puesto...
Si así lo entendemos, no queda otras alternativa que afirmar:
¡Argentina vive en democracia!

De la misma manera se debe concluir con tan elevados ejemplos de democracia como Venezuela, Ecuador, Bolivia.

Pero, si quien esto analiza conoce el significado real de qué es democracia, no puede dudar un instante que Argentina, como los otros ejemplos más arriba citados, de ninguna manera constituyen democracia.

La democracia es más que una forma de gobierno y bastante más que votar todos los días o a cada tanto, "se manifiesta como un contenido ético de la república y también de la monarquía constitucional"
< "Es un conjunto de reglas de conducta que determinan una forma de gobierno con base moral insobornable..
Para Esteban Echeverría , era "... la esencia misma de todo gobierno nstituido para el bien de la comunidad..."

No es momento para extender el presente con más aportes extraidos de los estudiosos del derecho político y la historia constitucional, lo que sería muy útil, pero excederiamos el límite de una simple nota.
Dejamos de lado entónces la explicación de Pericles, las doctrinas de los grandes autores y sigamos con lo cotidiano y lo simple de la idea de democracia.
No hay autor que deje de lado la relación ineludible de la existencia de democracia con el acompañamiento ético del accionar del gobierno y del mismo pueblo.

Democracia exige, entre otros imprescindibles requisitos:
< Imperio de la Constitución y de las leyes de ella derivadas.
< Existencia de los tres poderes de gobierno, con absoluta autonomía de funcionamiento, sabiamente interrelacionados.
< Poder judicial último intérprete de la Constitución.
< Seguridad de la plena libertad, manifestada en sus diversas expresiones.
< Libertad de prensa, de opinión.
< Responsabilidad efectiva de los funcionarios públicos y obligación de responder ante el poder que corresponda.
Y por supuesto, también elección popular transparente.

Implica la exigencia que nada de lo opuesto a los citados requisitos esté presente. Es decir, no sería admisible, por ejemplo, la sumisión de un poder a la voluntad y manejo de otro.

< No sería pensable que el poder de juzgar, es decir de determinar si se cumple o no con la ley, pueda estar de manera explícita o disimulada sometido al poder de otro poder que no sea el mismo judicial.
< No es posible exista una Corte que antes de determinar la constitucionalidad de los actos, considere si su decir puede incomodar al Ejecutivo.

Sería impensable que exista una generalizada y fuerte convicción de la corrupción de los ocupantes del poder en sus mas altas investiduras.

La mas mínima sospecha, ya invalida la existencia de la democracia. La anarquía en el funcionamiento del diario vivir, donde cada grupo sectorial presiona del modo que le guste, actuando al mismo tiempo en contra del estado como de la ciudadanía, es otro aspecto que debe faltar.
< No debe existir política impositiva confiscatoria, en general u orientada a determinado sector y al mismo tiempo el poder encargado de evitarlo permanecer en silencio.
< No puede aceptarse la persecución a sector alguno de la economía por razón ideológica.

Tampoco, por causas políticas ni por ninguna otra determinar que el crimen, el tormento, el asesinato, el terrorismo, según quien lo haya practicado, será punible o no.

< No es posible aceptar que el desmedido e injustificable enriquecimiento de altos funcionarios (o bajos, da igual) sea realidad sin que nada se haga por su enjuiciamiento.

< La confiscación en ninguna de sus figuras puede ser admitida.
< El apoderamiento de los fondos económicos, sea de particulares o de los estado provinciales, no es tampoco aceptable en una democracia.

Bueno, dirá el lector: basta de esa enumeración porque sería inacabable y cansadora.

Preguntamos en este punto: ¿Puede alguien dispuesto a decir la verdad, que lo arriba expuesto , como requisito de la existencia de la democracia se dá en el país y que lo siguiente, la existencia de lo que niega la democracia no se da en el país con el gobierno matrimonial?

Por cierto que estas características negativas no han sido patrimonio exclusivo de quienes hoy nos castigan.
En otros gobiernos de esta mal llamada democracia, se han dado no pocas situaciones contrarias a la verdadera esencia de la democracia...
Pero lo que no ha ocurrido antes es que al mismo tiempo, en el mismo lugar, todas las condiciones agraviantes de la verdadera república, "se den presencia en un gobierno y se persista en su mantenimiento"

Siempre añoramos a los gobiernos anteriores, a pesar de que hayan sido decepcionantes, pero parece una regla impuesta a los argentinos: "Todo el que se sucede se encarga de ser peor que el precedente.

Acá, en estos últimos años alguien podría decir, bueno, la llegada de Fernández es menos maligna que la del marido, pero, sabemos bien que el tal cambio de gobierno no ha existido y seguimos con la misma carga de hace seis años.
La mochila que llevamos, pesada, de contenido maligno, es la misma.

Tan solo se cambió su material exterior, y ahora, en lugar del tosco mocasín y el provocador saco cruzado abierto, nos "endulza" su presencia con los más costosos zapatos y vestidos, que jamás se repiten - y así - provocamos la envidia de los otros paises que no tienen "la dicha y el orgullo" de disfrutar de tanta "elegancia" oficial.

Resumiendo y volviendo al título de este trabajo: Digamos con exactitud y así seremos veraces y precisos: "No vivimos de manera alguna en democracia"

La democracia, al igual que la paz, no es algo tan simple, como decir no hay tirano, en el primer caso o no hay guerra en el segundo.

Tanto la paz como la democracia no se la definen por un solo requisito de su naturaleza, o por la ausencia de su dramático opuesto.

La democracia es mas que ausencia de tirano o elección cada tanto.
La democracia se la hace cada día, como se hace, tambien en cada momento la nación, al decir de la célebre definición de nación de Ernesto Renán:
"...la nación es el plebicito de cada día...·

La democracia, la paz, hay que hacerla a cada instante.
Y acá, a diario se deshace la democracia, la paz, la Nación (y se envilece a niestra Patria)

Es momento de decir: ¡¡¡Basta!!!

Eduardo Vaccaro

evaccaro@fibertel.com.ar

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