"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 24 de septiembre de 2009

El burdel de la república...

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse

Todo ocurre como si ya, cualquier cosa, les importara un bledo.

La exhibición de impunidad, además de ser impúdica luce tan extravagante que ni siquiera puede entenderse en su simple obviedad.

En una confitería y bar de Rio Gallegos, tomando un café estaban el último sábado tranquilamente dos personajes que no pueden estar juntos:

El contador del matrimonio presidencial, Víctor Alejandro Manzanares y el juez, Santiago Lozada, encargado de llevar todas las causas contra Néstor Kirchner en su época de gobernador de Santa Cruz y además de cerrar la investigación por la presunta malversación de los fondos de Santa Cruz en el exterior.

Lozada oculta su relación con la familia presidencial pero hasta ha tenido un noviazgo con Romina Mercado, hija de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, que es vicepresidenta de Hotesur, una de las compañías hoteleras del matrimonio presidencial.

La denuncia sobre los fondos en el exterior fue radicada en mayo de 2004, en el Juzgado Federal Nº 7 de Capital Federal.
Desde allí fue enviada al Juzgado Nº 1 en Santa Cruz, a cargo de Lozada.

En la denuncia se acusa a Kirchner por “apología del crimen, defraudación contra la administración pública, por abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos”.

El tipo "archivó la causa", obviamente. Sin ningún disimulo.

En marzo de 2008, cinco diputados provinciales de la oposición enviaron un petitorio al juez para que remitiera urgente una copia de los fundamentos empleados para archivar la causa, ya que el magistrado nunca dio a conocer el dictamen.
Todavía ese pedido no fue respondido.

El otro parroquiano del bar, el señor Manzanares, es, a la sazón, el contador del matrimonio presidencial.

Es autor primario y co- responsable de la escandalosa declaración jurada K, y podría ser citado por el juez Oyarbide, que investiga a los Kirchner por el delito de enriquecimiento ilícito.

Manzanares ya tiene gimnasia ante la Justicia.

Hace 10 meses, presentó un documento con el detalle de las “variaciones patrimoniales del año 2005 al 2007”.
En aquel momento, para el entonces fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, era necesario “investigar más”, porque el documento presentado por Manzanares no contaba con “la documentación respaldatoria”.

El contador matrimonial es titular y jefe del estudio Manzanares-Montane-Pombo. En su estudio tiene domicilio la firma El Chapel SA, la consultora presidida por Cristina y Los Sauces SA, su hotel boutique.

Si no hay Estado y la gente sigue al garete… entonces aquí no falta mucho tiempo para un escenario traumático.

No digamos un desastre.
Pero con este marco, se vienen problemas serios.

Este poder político es un verdadero burdel.

Y en ese contexto, los tres poderes integran una comparsa prostituida.

En efecto, esto hay que decirlo sin ambages: también el poder judicial, como se ve, luce, con muy honrosas excepciones, hierático, mudo y vendido ante cualquier estímulo del ejecutivo.

Sancionador riguroso e implacable solamente de los punguistas y de los ladrones de gallinas, pero tuitivo y munificente con los criminales de alto vuelo, especialmente si algo tienen que ver con la dirigencia política o sindical. No puede haber Estado, en suma, cuando la jefatura de ese Estado se ha propuesto deliberadamente aniquilarlo.

El Estado son las instituciones de la República.

Pero si el poder ejecutivo, que es quien debe velar por ellas, resulta justamente el peor mentiroso, fabulador e inoperante, si desde allí se fulmina cualquier vestigio de institución viva, entonces estamos perdidos.

Todos los miembros de nuestro gran burdel operan desde adentro y desde afuera como unos perfectos propiciadores del anarquismo.

Actúan como arquitectos de la implosión social… como si estuvieran empeñados, día y noche, en descubrir algún daño nuevo que pueda ser hecho a las instituciones de la República.

Casi todo es una burla. Una enorme puñalada a la ilusión y una danza de máscaras venecianas que van cayendo una por una. Y que convierten a los optimistas en imbéciles y a los voluntariosos en suicidas.

Cualquier optimista natural, ingresa rápido en un territorio de desencantos donde encuentra de inmediato la más increíble paradoja que consagra el mérito a la manufactura del mal.

Se supone que aquí, en nuestro burdel, hay muy pocas cosas que puedan ocurrir que nos salven de la anomia terrible que transitamos. Del andrajo moral que campea. Y de un individualismo tan alevoso en el que se ha embarcado toda nuestra sociedad …en su loca huída hacia adelante.

O peor que eso, en su desdén, en su indolencia, en su resignación.

Acaso hay mucho de irresponsabilidad consciente, en ese “sálvese quien pueda” que nos deja una sordina fotográfica cada día, con idénticas imágenes y con discursos repetidos, de una ética de baldío sin sentido alguno del discernimiento entre lo que es el bien y lo que es el mal.

Ellos han logrado por méritos propios, convocar no sólo el encono cerril de muchos sectores, sino los odios y las divisiones.

Con una fuerza que vale imaginarse a una sociedad civil fracturada por la mitad.

Nunca antes había ocurrido una cosa parecida en el país durante un gobierno democrático, salvo en ocasión de la segunda presidencia de Perón.

Con la mejor buena voluntad y con el ánimo de ver las cosas en forma objetiva, lo primero que a uno se le ocurre es que lo están tomando por idiota, y puede verse muy fácil que no construyeron, precisamente, un clima de unión nacional, sino todo lo contrario.

Lo que lograron es el germen de la desunión nacional.

El ex presidente y su heredera esposa, han tenido un éxito pleno en instigar fervorosamente a desarrollar ese clima.

Convirtieron a la oposición en un lamentable instrumento atomizado que les pavimentara el camino del escalamiento. Hicieron exactamente eso.

Los embriones de su caída, son su miedo y su inseguridad.

Para enfrentarse a ese drama íntimo que los atormenta cada día, los instrumentos de compensación que desarrollaron naturalmente de forma casi descontrolada, fueron el ataque desde el poder y la guerra ciega.

Arrasaron con la verdad… en la prensa y en los medios, sólo con la disponibilidad de “caja” y con partidas devengadas del propio erario público, todas ellas simétricas con un régimen impositivo confiscatorio distorsivo y armado sobre la prórroga de la emergencia económica.

Y ahora… cuando la mayoría del país les votó en contra, necesitan ser dueños de todos los medios. Es obvio para qué los quieren.

El totalitario es esencialmente populista.

Debe serlo forzosamente, por cuanto sueña con ser defendido por la movilización de una masa crítica popular, a la hora de que aparezca alguna acusación en su contra. Sobre todo si resulta ser fundamentada.

Son ellos dos, quienes construyeron un liderazgo visual, abrazando causas de defensa hipotética de los intereses del pueblo, con una ferocidad terrible.

La patria, el general San Martín, los Granaderos, la bandera nacional, y los símbolos de soberanía fueron el objeto de un juego de mercaderes con una profanación de su sentido tan espectacular como mañosa.

Se los pudo ver a ambos abriendo fuego sobre todos los íconos del desencanto popular, sobre aquellos que jamás nadie defendería y sobre cualquier leña de los árboles caídos.

La defensa de los intereses nacionales, puesta como un cartel en la proa de su avance, fue siempre el abrigo de transacciones y de erogaciones mayúsculas sin ningún otro sentido que no fuese el del propio bolsillo, encaminadas todas ellas, cada vez más, a hipotecar futuro y a “ganar” presente.

Diseñaron parejamente “grupos populares de acción directa” para producir el amedrentamiento sobre cualquier grupo empresario que saliese un milímetro de las reglas de ese juego decretado. Nos hemos olvidado?

Quizá les llegará el descalabro por una trágica contaminación interna y también por la descomposición natural de cualquiera de las vías de desarrollo económico social, devenida de la parálisis estructural doméstica y del aislamiento internacional, que son justamente los escenarios artesanales que repujaron sus propios designios.

El burdel en el que nos han metido a vivir, termina fatalmente en una especie de “neoplasia política” en cuyo crecimiento, la diseminación de células malignas es función directa de la trilogía de su práctica política cotidiana: La postergación, la improvisación y la simulación.

Un sueño inimaginable.

Estamos en un burdel nada más que por sus ambiciones de aventureros que necesitan ahora huir indemnes. Inspirados en una imagen de sueños deshonestos, ven sus propios rostros, bordeados en laurel de fantasía y embelesan su oído con la ovación temerosa de su ejército de rastreros.

El burdel de la República, ha sido un mérito especial de este singular matrimonio de trovadores de la inquina, quienes ensayan hoy su laúd de pacificación…sin que se les conmueva una fibra de sus rostros de cuarzo.

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