El gobierno argentino guarda discreción ante las derrotas... ¿Por qué será?

7, Place de Fontenoy
Pasó inadvertido. El senador Daniel Filmus sufrió otra derrota.
Dos semanas atrás, perdió ante el representante de Bahamas la presidencia de la Conferencia General de la Unesco.

Susana Viau - 27-9-2009 - criticadigital


El Gobierno cubrió de discreción su última derrota diplomática.
El 14 de septiembre, en el curso de la sesión de otoño del Consejo Ejecutivo de la Unesco, el representante argentino Daniel Filmus perdió a manos del candidato de Bahamas, Davidson Hepburn, la oportunidad de convertirse en presidente de la XXXV Conferencia General del organismo.

La Unesco y su máxima autoridad, la Conferencia General, son una vidriera de primer orden para el ganador y el país al que representa.
La descorazonante performance del senador nacional por el Frente para la Victoria quedó sepultada por la noticia de un fracaso de "mayor repercusión en el plano de las relaciones internacionales": el que sufrió el egipcio Faruk Hosni, postulante a la dirección general del organismo, y vetado implícitamente por Estados Unidos y Gran Bretaña.

El adversario de Filmus obtuvo el respaldo de la mayoría de los 58 países que integran el Consejo Ejecutivo.

La presidencia de la Conferencia General es una designación de alcances meramente honoríficos, pero que permite que el beneficiario ocupe un asiento en el Consejo Ejecutivo.

Quienes frecuentan los pasillos del edificio del 7, Place de Fontenoy, afirman que fue un error de principiantes arriesgarse a competir con un caribeño:
“Disputar con un país chico es tener que lidiar con una forma de solidaridad que los vincula y equipara a Tonga con China o a Antigua con Canadá”, explican.

Fuentes de Cancillería preferían ser más expeditivas:
“Si uno sabe que se arriesga a perder con Bahamas, es mejor no presentarse”.

Hepburn tuvo, en efecto, la adhesión del Caricom (la Comunidad del Caribe) y de otras naciones, pero además tenía méritos para salir triunfante:
"Fue durante quince años embajador ante las Naciones Unidas, está vinculado con la Unesco desde 1993, es caballero de la Legión de Honor, habla con fluidez el inglés, el francés y el español, se doctoró en Lengua y Literatura Comparadas y es diplomado en Relaciones Internacionales por el Instituto de Altos Estudios de Ginebra.

Filmus, por su parte, es sociólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires, especializado en Educación de Adultos por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos de America Latina y el Caribe (Crefal), de México, máster en Educación de la Universidad Federal Fluminense (Brasil), titular de la cátedra de Sociología en el Ciclo Básico de la UBA, investigador del Conicet y director de la sede argentina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), fue ministro de Educación de Néstor Kirchner y, antes, subsecretario de Educación de Carlos Grosso en la Capital Federal durante el escándalo de la “escuela shopping”

El currículum de Filmus no acaba allí: asesoró a la ministra menemista Susana Decibe y redactó para ella el texto de la cuestionada Ley Federal de Educación.
Junto a la Flacso asesoró también a la Fundación Macri en temas de educación.
Perdió las elecciones para la Jefatura de Gobierno ante su asesorado, Mauricio Macri, y para senador, frente a la Coalición Cívica.

Olivos hubiera celebrado con entusiasmo un resultado exitoso para Filmus, aunque la función no implique sino administrar el desarrollo de las sesiones: dar por abierta y por clausurada la Conferencia, dirigir las discusiones, asegurar el cumplimiento de las reglas, llevar la lista de oradores, plantear los temas que se deben votar, anunciar los resultados, decidir cuestiones de orden y controlar el cumplimiento de los procedimientos.
Puede, asimismo, cerrar la lista de oradores, suspender el debate o ponerle fecha.

El presidente de la Conferencia no vota, pero tiene la facultad de designar en su lugar a un miembro de su delegación.

Formalidades vistosas en el “XVème”, pero resortes de vital importancia en Hipólito Yrigoyen 1849, donde Filmus ejerce un rol "irrelevante".

El asunto dio rienda suelta al humor ácido de funcionarios de carrera de la Cancillería:
“El Consejo Ejecutivo de la Unesco jamás dejaría esas facultades en manos de un legislador del kirchnerismo”, dicen.