¿Harán ese camino solas, sin ningún adulto, ni ninguna receta, ni ningún médico? ¡Qué locura!
Pilar Rahola / La Vanguardia.es
Mañana lunes ya se podrá comprar sin receta la píldora del día después, ejecutando la decisión que, hace meses, tomó el Gobierno.
El debate ya fue enconado en su momento, y presentó tantas aristas ideológicas como complejidad presenta la cuestión.
Sería un error considerar que se trata de un debate derecha/izquierda, carca/progre o cualquier otro planteamiento al uso, porque estas cuestiones que afectan a nuestros jóvenes, a la manera de educarlos y a la narrativa con la que, cada cual, escribe los renglones de su vida, escapan rotundamente al maniqueísmo ideológico. Se puede estar a favor de la libertad, y considerar que un medicamento agresivo, que produce una importante sobrecarga hormonal, debe estar bajo control médico.
Se puede ser de izquierdas y no apuntarse a la delirante idea de que los preadolescentes son maduros prematuros, que dominan el vademécum tanto como dominan los enigmas de la sexualidad.
Se puede ser progre, y no considerar progresista convertir en descontrolada, privada y cara una píldora que, hasta ahora, estaba controlada, era pública y era gratuita. Todo esto se puede ser, y a la inversa, y en todos los casos la cuestión no se plantea en términos de ideologías confrontadas, sino en términos de sentido común.
Con toda la sinceridad, creo que una parte de la izquierda lleva bastante tiempo confundiendo el pernil con la longaniza, y en ese considerable lío mental, la libertad también se ha confundido por su pariente cercano llamado libertinaje.
No creo que nuestros jóvenes sean más libres porque puedan comprar, sin receta ninguna, un medicamento tan serio como este.
No creo que nuestros jóvenes estén más preparados contra los embarazos no deseados porque se los libere de la carga de ir a un médico de cabecera.
No creo que nuestros jóvenes sepan mejor lo que es la sexualidad porque hay unos papás políticos, superprogres de la muerte, que los dejan al amparo de su corta edad.
Creo que el modo moderno, serio y sensato de ayudar a la juventud a enfrentar los retos de la adolescencia pasa por la intervención, también sensata y seria, de lo público sobre algunos aspectos de lo privado.
Los medicamentos, por ejemplo, especialmente si hablamos de enormes cargas hormonales para evitar un embarazo.
¿Harán ese camino solas, sin ningún adulto, ni ninguna receta, ni ningún médico? ¡Qué locura!
Después tendremos informes que hablarán de sexualidad mal entendida, de jóvenes desconcertados, de adolescencias prematuramente acabadas.
Y nos lamentaremos y diremos que algo falla en nuestra sociedad.
Pero no nos preguntaremos si algunas medidas que tomamos con tanta liberalidad como poco rigor están ayudando a banalizar la sexualidad, dejando a las jóvenes al amparo de su propia suerte.
Lo cual no es progresista.
Es, sencillamente, insensato
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 4 meses
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