"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 26 de septiembre de 2009

La pobreza: ¿Se mide o se soluciona?

La pobreza: Un grave problema

Mientras la clase dirigente se enfrasca en discusiones estériles sobre las formas de llevar adelante el tratamiento de los problemas centrales de la Argentina , la pobreza aumenta y se desparrama a lo largo y ancho del territorio nacional.
Por qué esta situación lleva al país al borde del precipicio y los números del INDEC sobre la pobreza que son una vergüenza mundial

La Argentina de hoy es un país dividido no sólo por las diferencias políticas entre los distintos actores de la realidad nacional, sino también por las diferencias sociales que cada día son más marcadas en un país donde los que no tienen, están totalmente marginados del sistema.

En estos momentos vemos como el arco político no toma conciencia de un problema que puede llegar a estallarle en las manos a la dirigencia, más allá de que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), haya dicho que en el primer semestre de este año la pobreza afectaba al 13,9% de las personas y al 9,4% de los hogares.

Un año atrás eran pobres, siguiendo los datos del organismo público, el 17,8% de los habitantes del país, mientras que el índice era del 15,3% en el primer semestre de este año.
Estos datos contrastan visiblemente con los brindados por las entidades privadas, que aseguran que la pobreza alcanza a un nivel mucho más elevado de la población, echando por tierra estos datos oficiales que sólo en mentes de funcionarios como Guillermo Moreno pueden entrar.

La pobreza para organismos privados, como por ejemplo IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), mostraba que en la población hasta 18 años de edad ascendía al 41%; en la población entre 19 y 60 años, la incidencia de la pobreza era del 22%; y entre los mayores de 60 años, la pobreza llegaba al 12%.

Para mediados del año pasado, SEL Consultores calculó que el índice de pobreza se ubicaba en el 32,3%.
Datos proporcionados por la Consultora Ecolatina, dan cuenta que la pobreza trepó al 31,8% y la indigencia al 11,75 en el primer semestre de 2009, por lo que más de 17 millones de argentinos tienen sus necesidades básicas insatisfechas, precisando que 12,7 millones de argentinos son pobres y 4,7 millones indigentes.

Pero el de la pobreza no es un tema que involucre sólo a nuestro país sino que es algo que abarca al mundo entero y tiende a ser un problema que se agrava a cada momento.
En el día de ayer se conoció un informe realizado por la agencia humanitaria Oxfam, que dice que cada minuto cien personas más se hunden, sin poder evitarlo, en la pobreza por culpa de la crisis global, donde se insta a los países del G20 a emprender acciones urgentes para remediar esa situación.

En lo que parece una falta de toma de conciencia por parte de la mayoría del arco político, vemos como hoy se está utilizando todos los medios de comunicación para debatir los controvertidos índices que el INDEC periódicamente lanza como forma de justificar o explicar los beneficios globales que arroja la economía kirchnerista.

Con el inefable Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, manejando todas las cifras del país, queda claro la máxima propiciada por el matrimonio presidencial desde el comienzo de su gestión, que es cómo la distribución de la riqueza en épocas K, ayuda a los que menos tienen, y que todo lo hecho en este tiempo es para reparar las injusticias emanadas por tantos años de política liberal y con todo esto logros se ha podido integrar a los hasta aquí excluidos de la sociedad.

En su úl­ti­mo in­for­me men­sual, Ernesto Kritz, director de SEL Consultores ofre­ce una al­ter­na­ti­va con­cre­ta pa­ra asig­nar 100 pe­sos por hi­jo a to­dos los ho­ga­res ar­gen­ti­nos, más allá de la con­di­ción de ac­ti­vi­dad de los pa­dres.
La me­di­da sur­gi­ría de rea­sig­nar 15 mil mi­llo­nes de pe­sos que se uti­li­zan anual­men­te en una se­rie de ins­tru­men­tos: las asig­na­cio­nes a asa­la­ria­dos por hi­jo a car­go (sa­la­rio fa­mi­liar), be­cas de es­tu­dio, pla­nes so­cia­les y el cos­to fis­cal que im­pli­ca la de­duc­ción del Im­pues­to a las Ga­nan­cias por hi­jo a car­go.

De ese to­tal, só­lo las asig­na­cio­nes fa­mi­lia­res im­pli­can el 78 por cien­to, mien­tras que de acuer­do a los cál­cu­los del es­tu­dio "más del 95 por cien­to del mon­to de trans­fe­ren­cias be­ne­fi­cia a los asa­la­ria­dos for­ma­les, que en su gran ma­yo­ría es­tán so­bre la lí­nea de po­bre­za, y a los no asa­la­ria­dos de las cla­ses me­dia al­ta y al­ta"

La con­sul­to­ra de Kritz cal­cu­ló qué im­pac­to ten­dría, eli­mi­nar la mul­ti­pli­ci­dad de trans­fe­ren­cias ac­tua­les y reem­pla­zar­las por una asig­na­ción uni­ver­sal de 100 pe­sos por hi­jo.
En el 30 por cien­to in­fe­rior de la pi­rá­mi­de, el al­za por hi­jo se­ría cer­ca­na a 90 %, y en el 20 por cien­to su­pe­rior, la pér­di­da se­ría de al­go más de 60 por cien­to.

Los más fa­vo­re­ci­dos con es­te ré­gi­men al­ter­na­ti­vo se­rían los ho­ga­res más po­bres, que tie­nen más hi­jos a car­go, con una ba­ja pro­por­ción cu­bier­ta por las trans­fe­ren­cias, y con asig­na­cio­nes de me­nor va­lor.
En el ex­tre­mo in­fe­rior de la pi­rá­mi­de, don­de es­tas va­ria­bles se com­bi­nan con gran in­ten­si­dad, el in­gre­so per ca­pi­ta fa­mi­liar au­men­ta­ría 2,4 ve­ces con re­la­ción a la si­tua­ción ac­tual; en el se­gun­do de­cil su­bi­ría cer­ca de 20 por cien­to.
“Es­to ten­dría un im­pac­to sig­ni­fi­ca­ti­vo en la re­duc­ción de la in­di­gen­cia", ex­pli­ca el informe de SEL Consultores.

El titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de Argentina, el obispo Jorge Casaretto, consideró que ningún proyecto de ley, por importante que sea, puede desplazar la discusión sobre cómo resolver el problema de la pobreza.
Casaretto pidió "acordar seriamente algunas políticas de Estado" y recordó que cuando el Papa Benedicto XVI habló en agosto pasado del "escándalo" de la pobreza en Argentina no lo hizo para "molestar a alguien" sino para exhortar a "tomar conciencia" sobre "este gran problema".

Las declaraciones de Casaretto no hicieron más que poner en el centro de la escena una problemática que venía siendo ocultada en los últimos tiempos de las grandes discusiones nacionales por las elecciones legislativas, y que cuando se trataba, se "defenestraba al que lo hacía" por decir que se estaba haciendo política con el hambre de la gente y no se pensaba en soluciones rápidas y reales para la gran parte de la población que sufre este problema.

Mientras cifras oficiales indican que la pobreza afecta a algo más del 15% de la población argentina, para la comisión de Pastoral Social ese índice es del 40%
La Iglesia católica reafirmó que los niveles de pobreza y exclusión social en Argentina son "escandalosos" y llamó a los dirigentes políticos a colocar a este problema como la prioridad de los debates públicos.

El 50% de las muertes que se producen en América Latina tienen como telón de fondo la desnutrición y nos hablan a las claras de una falla social grave, que la Argentina no ha podido modificar, y con el correr del tiempo lo único que hace es crecer, sin que las políticas implementadas surtan el efecto deseado de bajar tan lamentables índices, que dejan en claro la verdadera situación social de nuestro país.

No se puede a esta altura estar discutiendo sobre la forma de medir la pobreza. Sería interesante que los dirigentes actuaran para poder solucionar este flagelo que azota a buena parte de la población, peor aún en un país que tiene potencialmente todos los elementos para erradicar este mal y que por la ineficacia de la clase dirigente, debe padecer males que en el mundo moderno tendrían que ser dejados de lado.

La ayuda con la que cuentan las áreas y organismos estatales para paliar la pobreza no son pocos, más bien los mecanismos de empleo son decadentes y obsoletos.
A esta altura no se puede estar llenando formularios y más formularios para llevar un poco de comida y un poco de ropa a los más necesitados... ni que hablar de trabajo.
Las declaraciones juradas que se llenan, provocan que la mayoría de los recursos terminen en el aparato burocrático comandados en su conjunto por personas totalmente alejadas de la problemática de entender que tipo de soluciones se tendrían que aplicar, ya no para solucionar, sino para mitigar mínimamente la injusticia mayor que como un águila sobrevuela el cielo del territorio nacional.

Sólo con una fuerte política de Estado que tienda al mejoramiento gradual y sustancial de la situación social, que lleve a un mejoramiento de las condiciones de vida de los individuos, que procure atender las causas y no que atienda los hechos consumados, la Argentina podrá volver a recuperar la excelencia que supo tener en una época, y evitar que se siga cayendo en el desgaste y deterioro de las últimas décadas.

CNA

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