"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 24 de noviembre de 2009

HONDURAS: Capítulo final...

por Diego Trinidad, Ph. D.

El pasado julio, escribí dos artículos sobre el significado de la destitución del presidente hondureño Manuel Zelaya, de cómo había funcionado el proceso de destitución y como todo se había hecho legal y constitucionalmente, y predije que Zelaya nunca regresaría al poder.

Ahora, a solo días de la elección presidencial que muchos defensores de la libertad esperamos ponga punto final a esta larga pesadilla que el heroico y digno pueblo de Honduras ha tenido que padecer, queda explicar una vez más como esta gran victoria sobre el colectivismo autoritario del eje La Habana-Caracas fue posible.

Muy específicamente nos concentraremos en relatar cómo y por qué la estúpida y suicida política del gobierno de EE.UU cambió y decidieron apoyar el resultado de las elecciones como la mejor manera de resolver el conflicto, a pesar de haberse opuesto a esta razonable solución por varios meses.

Antes que nada hay que señalar la presencia del abogado Greg Craig como encargado de la política americana hacia Iberoamérica desde enero de este año.

Craig es un prominente abogado demócrata de Washington con un largo historial de involucramiento en causas anti libertarias y pro castristas.
Fue el infame abogado del padre de Elián González y el autor de la política de cerrar la prisión de terroristas de Guantánamo entre muchas fechorías.
Por qué Craig, cuyo cargo oficial era Asesor Legal del presidente, se convirtió en la figura principal de la política americana hacia Iberoamérica, no es fácil de explicar, aunque la inexperiencia de la Secretaria de Estado Hillary Clinton en estos asuntos, para no hablar de la del presidente, probablemente jugaron un papel importante.
Pero ya Craig renunció hace unos días (su substituto como abogado del presidente no es mucho mejor, pero al menos no está a cargo de las relaciones con los países iberoamericanos)
Esto puede haber contribuido al cambio de política hacia Honduras, pues Craig estaba en “desgracia” hace tiempo, aunque portavoces de la administración lo nieguen.

También hay que destacar un importante informe de un organismo jurídico de la Biblioteca del Congreso, el cual, a petición del Senador republicano de Sur Carolina
Jim Demint, produjo un reporte hace meses documentando que todo el proceso seguido por los representantes de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales de Honduras, había sido legal bajo las leyes hondureñas y se había cumplido al pie de la letra con la Constitución hondureña, tal como yo lo documenté ampliamente en mis artículos semanas antes.

Durante el verano, el mencionado Senador Demint visitó Honduras, al igual que la delegación congresional republicana del sur de la Florida, Ileana Ros y los hermanos Díaz Balart.
Todos se reunieron con los principales líderes de Honduras y se entrevistaron con miembros del Congreso y Corte Suprema.
Algunos otros legisladores republicanos hicieron lo mismo.

Todos regresaron convencidos de que la enorme mayoría del pueblo hondureño apoyaba la destitución de Zelaya y respaldaba al gobierno presidido por Micheletti.
Y todos compartían la admiración por la heroica resistencia de los hondureños a las grandes presiones ejercidas por casi todos los organismos internacionales a favor de la restitución de Zelaya al poder, incluyendo la OEA, la ONU, la Unión Europea, y la administración del primer presidente africano en la historia de EE.UU.

El apoyo inicial de EE.UU a las políticas del eje La Habana-Caracas hacia Honduras, comenzó antes de la destitución de Zelaya a fines de junio.
Por lo menos por diez días, el embajador americano en Tegucigalpa, Hugo Llorens, quien para vergüenza de los cubanos dignos, es cubano-americano, trató por todos los medios, primero de convencer a Zelaya de no proceder con su plan de violar la Constitución con la adición de la celebrada “cuarta urna” para una consulta popular sobre la modificación de la Constitución de Honduras referente a la reelección presidencial.

Cuando Zelaya se mantuvo firme en su propósito, Llorens entonces trató como pudo de proteger a Zelaya y de evitar lo que claramente veía en el horizonte: la intervención militar para deponer a Zelaya.

Evidentemente, Llorens fue quien más influenció al Departamento de Estado al principio para que después de la destitución legal de Zelaya, EE.UU insistiera en su restitución, y así se aliara con la política de Chávez y los miembros del ALBA.

Sin embargo, la Secretaria Clinton al parecer se dio cuenta pronto de la torpeza de la posición de EE.UU y decidió reclutar al presidente de Costa Rica - Oscar Arias -para que sirviera de mediador en Honduras, ya que el Secretario General de la OEA, Insulza había tomado una posición completamente parcial hacia Zelaya.

Arias cumplió bien su misión.
Su posición fue exactamente la misma de Insulza: la única solución del conflicto era restituir a Zelaya en el poder y así nulificar el “golpe de estado” en su contra.

Hillary Clinton cayó en su propia trampa y se vio obligada a aceptar esa “solución”, al igual que contra toda evidencia continuó siendo la política oficial del Departamento de Estado que el “golpe de estado” había sido un atentado contra la Democracia al ser derrocado un presidente “democráticamente” electo por los hondureños.

El reporte del brazo legal de la Biblioteca del Congreso (y otro estudio de la Heritage Foundation que no fue casi conocido) sobre el hecho que la destitución de Zelaya NO había sido ningún golpe de estado, sino que se había producido de acuerdo con la Constitución hondureña, continuó siendo ignorado por la administración americana.

A fines de Julio, el mencionado Senador Demint, el verdadero héroe de la defensa de la libertad en Honduras, aparte del digno y valiente pueblo hondureño, encabezado por su presidente legal—no “de facto” - como se refieren a él casi todos los medios de información — comenzó su contra ataque ante la demente posición de la administración.

En una audiencia para la confirmación de Arturo Valenzuela como Secretario de Estado Asistente para el Hemisferio Occidental, Demint retó la política oficial del Departamento.
Valenzuela la defendió, continuó calificando la destitución de Zelaya como “un golpe de estado clásico” y volvió a insistir en la restitución de Zelaya como presidente
“legalmente electo” de Honduras.
Demint insistió en su interpelación de Valenzuela hasta que este tuvo que admitir que en realidad no estaba “familiarizado” con la situación en Honduras.
Esto fue suficiente para Demint.

Ejerciendo su prerrogativa como senador, Demint bloqueó la consideración de Valenzuela como el nuevo arquitecto de la política de EE.UU ante Iberoamérica.

Este es un derecho muy antiguo de los senadores (llamado en ingles un “hold”) y es algo muy efectivo ante el poder ejecutivo.

Es verdad que a veces ha sido abusado, pero muchas otras veces ha sido utilizado con éxito para lograr cambios en políticas que algunos senadores consideran opuestas a los mejores intereses de EE.UU, como en este caso de Honduras.
Demint fue más allá.

También bloqueó la nominación del entonces Secretario Asistente para Iberoamérica, Tom Shannon, como nuevo embajador americano ante Brasil.
Shannon, quien había ocupado la misma posición de Secretario Asistente durante la administración de Bush (y había declarado que los gobiernos “populistas” como el Argentino, no solo eran “democráticos” sino que eran beneficiosos para Iberoamérica: por eso el nuevo presidente lo mantuvo en su puesto: pájaros del mismo plumaje) También calificó de “golpe” la destitución de Zelaya y exigió su regreso como presidente de Honduras.
De manera que Demint casi solo y por su cuenta estaba bloqueando el flamante equipo de la administración para implementar sus “nuevas” y “progresivas políticas de “comprometerse” (engage) con regímenes opuestos a EE.UU, incluyendo Cuba, Irán y Nor Corea.
Y lo peor del caso: nada podía hacer el mesías con todo su enorme poderío al respecto.
Excepto cambiar la política hacia Honduras.

Eso fue exactamente lo que sucedió.

En octubre, la desesperada administración, golpeada por todos lados, domésticamente y en su suicida política exterior, decidió patrocinar una negociación entre Zelaya y el gobierno hondureño para solucionar la crisis.

El gobierno de Micheletti había, valiente y firmemente, afrontado todas las tremendas presiones de EE.UU y el resto del mundo, incluyendo el recorte de alguna ayuda económica y hasta la suspensión de visas a miembros del gobierno constitucional de Honduras para visitar EE.UU (y de esa manera evitar que dijeran la verdad ante el pueblo americano)

La elección presidencial de Honduras se aproximaba y EE.UU estaba atrapado en su demente posición de NO reconocer al ganador de esa elección, a pesar de que los candidatos a la presidencia habían sido seleccionados antes de la destitución de Zelaya.

¿Fue Shannon o fue Hillary Clinton quien decidió apoyar la nueva negociación en la embajada de Brasil en Tegucigalpa?
...
No lo sabemos.
Quizás fue alguien más.
Pero consiguieron, esta vez muy hábilmente, que tanto Zelaya como Micheletti aceptaran un gobierno de unidad que permitiera el reconocimiento del ganador de la elección presidencial de noviembre por EE.UU y todo el resto de la comunidad internacional.
Enfáticamente el acuerdo NO incluyó el restablecimiento de Zelaya a la presidencia. Solamente se acordó que el Congreso hondureño decidiera si restituir a Zelaya.
Y no se puso límite a cuando el Congreso decidiría sobre el asunto.

Zelaya luego renegó de su decisión de apoyar el acuerdo cuando no fue restituido antes de la elección.
Pero el hecho cierto es que él fue el que cayó en la trampa esta vez, y ya no tiene remedio lo que hizo.

Los representantes de EE.UU ahora proclaman a los cuatro vientos que solo Honduras y los hondureños deben decidir sus asuntos internos.
Exactamente.
Así fue como siempre debió haber sido.
Pero no lo fue hasta que el Senador Demint logró someter a la administración al cambio de política por su firmeza en bloquear a Valenzuela y a Shannon.

Hay algunos otros que merecen reconocimiento en lograr que este cambio se produjera y se deben destacar.
En primer plano, la escritora del Wall Street Journal: Mary Anastasia O’Grady, merece ser destacada especialmente.

Desde julio ha escrito muchos artículos promulgando la verdad sobre el caso de Honduras, siempre defendiendo la legalidad de lo ocurrido y criticando fuertemente la política americana.
Es más, fue ella misma quien logró que Shannon le asegurara que EE.UU reconocería al ganador de la elección a fines de noviembre sin importar que Zelaya fuera restituido a la presidencia.
(Hillary Clinton también se lo garantizó a Demint antes que el retirara el “hold” de las nominaciones pendientes)

La destacada abogada y periodista de Fox News: Greta Van Susteren visitó Honduras en el verano y entrevistó a Micheletti, entrevista que fue mostrada en su programa On the Record de Fox News prominentemente.
Muchas otras noches ella comentó sobre la situación y sobre la descabellada política de la administración al respecto.
El mismo Micheletti publicó un buen artículo en inglés en el Wall Street Journal defendiendo su actuación y explicando lo sucedido.

El Wall Street Journal, en su excelente página editorial, fue prácticamente el único periódico en EE.UU que le dio tribuna a opiniones sobre la verdad de Honduras, al igual que en sus editoriales.

Aquí localmente hay que destacar al comentarista Frank Rodríguez, quien fue el único, que yo sepa que públicamente dijo en uno de los programas “A Mano Limpia” de Oscar Haza, que lo de Honduras NO había sido un golpe de estado, lo que provocó el asombro de Haza y los demás comparecientes esa noche.

El Diario Las Américas verazmente reportó las noticias de Honduras y publicó diversas opiniones diciendo la verdad sobre el caso.
Una nueva organización local, el Instituto Iberoamericano para la Democracia, que está realizando una gran labor en la defensa de la libertad en el área y en promulgar un mejor entendimiento en los países de Centro y Sur América sobre cómo funciona el sistema de EE.UU y como eso se relaciona con Iberoamérica, ha traído a varios destacados personajes conocedores de la situación en Honduras a algunas reuniones en sus oficinas locales.

Uno de ellos, el Diputado Jorge Handal, nos informó en su visita a Miami lo que sucedió en realidad, incluyendo el hecho, todavía mayormente desconocido, de que Zelaya había cambiado la supuesta “encuesta” sobre la modificación constitucional para permitir su reelección y la había convertido en un referendo sobre el asunto, con aplicación legal e inmediata de ganarse, como estaba asegurado tal resultado al haber sido preparadas las máquinas de votar en Venezuela con anticipación.

El texto del referendo, que solo se presentó ante el Congreso a las 10 am del sábado antes de la votación, fue lo que decidió al Congreso a actuar y a destituir a Zelaya el domingo.
El Instituto correctamente no tomó ninguna posición sobre la situación en Honduras, pero algunos de sus más destacados miembros (yo no lo soy, solo soy un invitado ocasional) como Guillermo Lousteau y Carlos Sánchez, han hablado muy elocuentemente en defensa de Honduras y de su libertad.

El destacado escritor Carlos Alberto Montaner ha escrito certeros artículos sobre la verdad en el pequeño país Centroamericano.
Y yo, en lo que he podido, en mis escritos y en varias comparecencias en TV local en el programa de Tomás García Fusté, no solo he defendido al digno y valiente pueblo hondureño, sino que he tratado por todos los medios de explicar la verdad sobre lo sucedido allí.
Mis opiniones son demasiado “controversiales” para que me inviten a los programas de TV en la noche y para que mis artículos sean publicados en los medios locales.
Son muy largos, me dicen (lo cual es verdad, pero como se que de ninguna manera me los publicarán, los hago largos a propósito para explicarlo todo mejor)...

Pero no importa, la publicación de internet Nuevo Acción de Aldo Rosado "sí" los publica y su periódico cibernético tiene más lectores que los periódicos de papel más establecidos.
Además, lo que cuenta es que ganamos los defensores de la libertad.

Esta ha sido la primera derrota del proyecto colectivista autoritario de Castro, Chávez y compañía.

¡Dios quiera que no sea la última!
-----------------------------------------

http://www.nuevoaccion.com/

VOZ SIN MORDAZA DE UNA CONCIENCIA SIN TARIFA

Miembro de la SOIPRED (Sociedad Iberoamericana de Prensa Digital)

DIRECTOR: Aldo Rosado-Tuero

Miembro del Instituto Nacional de Periodismo Latinoamericano (INPL) Miembro (inactivo) del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba(exilio) desde 1978.

----------------------------------------------------
¡Dios salve al heroíco pueblo hondureño!

No hay comentarios: