"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Formación Ciudadana y la Democracia...

Diario Las Américas

Para que la democracia funcione adecuadamente, es preciso que haya una formación cívica y política necesaria, aunque mínima, en el sentido de que cada ciudadano sepa lo que debe saber sobre los valores de la libertad, de la dignidad ciudadana y de la democracia representativa que evita los abusos de un plebiscito permanente.
Esto último quiere decir que no es posible gobernar a través de concentraciones populares y mano alzada en las plazas públicas.

La demagogia, la charlatanería política, se desarrollan inmensamente a través de esas consultas populares que resultan en explosiones pseudo ideológicas, de espaldas a las esencias doctrinarias básicas de la democracia genuina.
Esa democracia genuina se fortalece a través del sistema representativo que, aunque con defectos como todo lo humano, es lo más adecuado para tener en cuenta lo que piensa y siente la mayoría del pueblo.
Y a propósito de esto, hay que aclarar que la mayoría tiene que respetar a la minoría.
No se trata de que seis humillen a cuatro.

En las escuelas deben aprender los niños lo básico de lo que la cívica representa, para inculcarles el amor a la patria y el conocimiento fundamental de lo que es la democracia en sus aspectos esenciales.
Y en el proceso de la educación, a través de distintos grados de enseñanza, se tienen que perfeccionar esos conocimientos que coloquen al ciudadano en condiciones de saber cómo funciona la democracia y cómo se le debe rodear de eficacia, de respeto y de prestigio.

Los niños y jóvenes de cada generación son los padres de familia del futuro, cuya influencia es indispensable en cada hogar. Es muy difícil que en un hogar sin formación cívica, sin sentido de responsabilidad moral, puedan formarse hijos que estén en condiciones de ser útiles a la sociedad y de servir, en el campo ciudadano, a la democracia. Y cuando se habla de democracia no se debe pensar solamente en una vocación política de tipo partidista, sino de lo básico que corresponde a saber elegir en los comicios y saber respetar las normas que rigen la vida institucional desde un municipio hasta una republica.

En recientes elecciones en el Hemisferio Occidental, se han visto, por ejemplo, candidatos de un origen político incompatible con la democracia que democráticamente llegan al poder. Y puede ocurrir que lo ejerzan en forma correcta, pero es muy grande la posibilidad de que no sea así.

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