Por Mara Martinoli
Detrás de cada suceso, siempre hay un motivo; a veces intuido, cuestionado, descifrado, descrito, esperable (o no esperado) y otras, ignorado. Pero siempre, alrededor de todo (y de todos), hay intentos que retoman sentido y pueden comprenderse por su consecución; por esto, muchas veces pueden resultar fallidos.
Un suceso que se reitera es la construcción de tantos “muros”.
El muro delimita, frena, marca, enfrenta, discrimina, separa, desune porque construye propuestas impuestas que, por la imposición, siempre se erigen desde el lugar equivocado.
Muros cada vez más impenetrables al idealismo o a la utopía de sentirse partícipes de la “globalización del coloquio entre almas”
Muros de hostilidad, muros que crean inconciencia de la conciencia; muros de dependencias, que se cierran para reclutar “soldados espirituales” que respondan hasta la irracionalidad.
Muros que des-animan, que portan estandartes de confrontación, deshumanización, desorientación y adhesión forzada.
Construidos por portadores de inmoralidad que intentarán insistentemente obstaculizar todo trazado de esperanza o boceto de pensamiento libre dentro de sus propios muros.
Tal vez dentro de los muros se intente instruir un ejército del abandono, armado para continuar la cruel división; el mal que impera (en ausencia del bien) resultará útil solo para confundirlos.
Fuera de ellos la dicotomía se derrumbará en sí misma; no podría contener la imperiosa necesidad de verificar que no todo es producto de iniciativas contrarias a nuestra esencia humana.
La defensa de la persona, del amor (de humildes y entre humildes) reconoce “orgullo de pertenencia” para desglosar el sentido de la diferencia, de quienes aman la libertad de creer dignamente o de quienes quisieran realmente aprender a creer en lo creíble, fuera de toda espiritualidad tangible.
Recordemos que salvajes realidades amuradas se contrarrestan con la “persona moral”, que es racional en sus actos; la inmoral-irracional, aprisionada en los muros, solo roza la soledad del hombre que en espera llegará a asir la construcción social.
Siempre habrá quienes retomen la comprensión del significado de los muros por caminos trazados en y con esperanza; consecución-construcción que ningún muro podrá interrumpir.
El resto, será producto de más sucesos-constructos, de causas fuera de todo cauce que intenten, por enésima vez, bloquear la mismísima médula de los valores humanos que, por humanos, lo impedirán.
Porque los muros, nunca serán imagen de libertad.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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