Ari Paluch Periodista
Fuente: El Cronista.com
Antes que nada quiero aclarar que la crónica de esta semana no se vincula con los notables profesionales de nuestro servicio meteorológico nacional.
Hecha la aclaración y evitado el probable entredicho, me entrego a la redacción de mi humilde aporte semanal.
El notable Steve Jobs, Ceo de Apple y uno de los hombres más talentosos de los últimos tiempos, sostuvo en su afamado discurso en la ceremonia de graduación de los alumnos de la Universidad de Stanford, que en la vida la línea de puntos se extiende hacia atrás.
En su brillante alocución Jobs supo sintetizar con este concepto, algo muy sabio que el mundo espiritual conoce muy bien y que el mundo humano se resiste cada vez con mayor dificultad a comprender.
Aquello que nos sucede suele traer un propósito que en la mayoría de los casos ignoramos a la hora en que nos acontece y que solo con el tiempo podemos interpretar en su real dimensión.
Una de las máximas de la espiritualidad nos dice que nunca debemos dar nada por sentado, esta sentencia hace que en la vida y en particular en la política y en especial en la Argentina, los pronósticos (tan habituales, en cercanías de la llegada de un nuevo año) se conviertan en anticipos disparatados.
Dios le dio al hombre la capacidad para aprender del pasado y la facultad para vivir el presente, el único tiempo que reconoce la conciencia.
Para explicarlo de manera clara, es como si Dios hubiera pactado con nosotros, que debemos ocuparnos del ahora ya que el futuro corre por su cuenta.
Lo mencionado previamente no implica que en función de acontecimientos actuales o de procesos recurrentes en curso, no puedan sacarse conclusiones fundamentales para avizorar lo que pueda depararnos el mañana.
De todos modos, a la hora del vaticinio no debe olvidarse que el futuro no necesariamente tiende a replicar el pasado.
La Argentina tiene una inmensa cantidad de páginas en su historia con pronósticos totalmente errados acerca de situaciones que lejos de producirse, quedaron en el recuerdo como absolutamente antagónicas en relación a lo oportunamente vaticinado.
Frases como:
< "En este país nadie se muere de hambre"
< "El que apuesta al dólar pierde"
< "El dólar va a estar de mínima en $8 y de máxima en $20’
< "Si Menem gana la elección del ‘89, los de la clase alta se van a vivir a EE.UU
< Kirchner es el delfín de Duhalde"
< "El gobierno de Cristina va a ser mucho más moderado que el de Néstor"
< "En este país después del corralito la gente nunca más va a poner un mango en los bancos"
< "Tras la derrota del 28 de junio se va Moreno y van a tener que normalizar el Indec’; etc, etc.
A pocos días del inicio de un nuevo año, los pronosticadores de turno no se dejan inhibir por anteriores fracasos e insisten en competir con Horangel y disparan sus nuevas municiones:
< “La oposición no existe, vas a ver que se reactiva la economía y los Kirchner vuelven a ganar en el 2011”
Desde la otra vereda se escucha un anticipo admonitorio:
< "Estos tipos se están victimizando, para mí que hacen la gran Zelaya y se toman el avioncito que Chávez les tiene preparado en el aeroparque”.
Otro ‘vidente’ refuerza la tesis:
< “Es así, no viste como exageraron con lo del helicóptero y la marchita. Al turco eso se lo hacían todo el tiempo y nunca decía nada”.
Otros se juegan por el 2010 como el año del despertar tribunalicio:
< “Para mí que Jaime se va a tener que volver de Brasil y no va a poder pavonearse más con la moto BMW por mendolaza. Seguro que en algún momento va a ir sopre (preso al revés. costumbre nacional hablar al verre)
< Me dijeron que va a salir un libro llamado Jaime S.A. que cuenta todas sus manganetas”.
Inspirado por el tema aviones, otro pronosticador dispara:
1. “A dos palos verdes por día que es lo que cuesta Aerolíneas a los contribuyentes, la empresa en manos del estado no va a poder seguir”.
Otro de los futurólogos desliza su anticipo ‘gremial’ y asegura que Moyano romperá con los Kirchner y etc, etc.
Agobiado por los adivinos, me retiro del oráculo porteño donde Delfos se ruborizaría sin necesidad de colorete alguno.
Y me encamino a comprarme una sidrita para recibir al nuevo año, la disfruto y me pregunto por qué si es tan rica espero a esta época para tomarla.
Lamento no tener a ninguno de los sabios a mano para que me respondan.
Resignado brindo conmigo mismo y me digo: ¡Feliz Año Nuevo!
Aclaro que solo se trata de un deseo y no un pronóstico.
Les repito: “Somos muy malos pronosticadores”
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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