"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 19 de febrero de 2010

BOCA: "Lo que viene, lo que viene...

Boca: lo que viene, lo que viene
Ari Paluch Periodista

La mitad más uno de los hinchas de fútbol del país padecen por primera vez, en una docena de años, carencias de títulos.
Es que se habían acostumbrado al festejo recurrente, a la copa frecuente, al derecho adquirido a la alegría que dan los campeonatos permanentes y las vueltas olímpicas periódicas.
Aquellas que llevaron a Antonio Cafiero a fanfarronear, al punto de proponer fabricar una plataforma giratoria en la Bombonera para que los muchachos no se fatiguen de dar tantos giros triunfales.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y, si bien el último título apenas data de hace catorce meses atrás, en el horizonte inmediato no se avistan nuevos trofeos sino rencillas y tensiones de larga data que el paso de los años han potenciado y la ausencia reciente y actual de buenos resultados no hace mas que desnudar.

En la calle Brandsen saben que este campeonato se juega más por obligación que por otra cosa. La renovación, o si se quiere, la “limpieza” de parte importante del plantel es un hecho cuya cuenta regresiva se acelera a pasos agigantados con fecha límite al último día de junio, pero que los malas actuaciones del equipo podrían precipitar sin necesidad de esperar al invierno.

Ya no es un secreto que se irán, entre otros, Morel Rodríguez, Krupoviesa, Ibarra, Calvo, Rosada, Marino e Insúa, sólo para citar a algunos y que Boca se desprendió de su arquero más campeón de todos los tiempos, en una operación que le permite ahorrar un contrato anual de u$s 300 mil, a los que habría que sumar u$s 200 mil que la institución recibiría en concepto de resarcimiento por parte del Inter de Porto Alegre.

Resuelto el tema de Abbondanzieri e Ibarra, la duda recae ahora en otros históricos. En el caso de Sebastián Battaglia, la decisión es renovarle el contrato y apostar por su pronta recuperación. Los otros dos “próceres” del grupo de los cinco, Martín Palermo y Juan Román Riquelme, atraviesan situaciones inciertas y semejantes. El centrodelantero tiene dos obsesiones para este año y ambas están muy cerca, la primera meter los cuatro goles que lo convertirían en el máximo goleador de la historia de Boca, y la segunda integrar el plantel de la selección de Maradona en el próximo mundial. Los directivos xeneizes creen que, una vez logrados ambos objetivos, el rubio delantero no tendría mucho interés en seguir en Boca y se iría a juntar los últimos dólares a EE.UU, como su amigo Guillermo o a Brasil como su amigo el Pato.

La situación de Riquelme es más compleja de resolver por parte de la dirigencia. Saben que el ex Argentinos Juniors es el jugador más querido por la hinchada (un reciente sondeo le da un 75% de adhesión), pero a la vez, esa misma encuesta arrojaría un resultado diametralmente opuesto si se efectuara en el plantel, donde su comportamiento y su falta de contracción al entrenamiento y respeto a compañeros e integrantes del cuerpo técnico genera un malestar indisimulable que ha hecho que algunos jugadores se quisieran ir del plantel y que probables técnicos, como Cagna o el mellizo Guillermo, prefieran dirigir a Boca cuando Román se vaya.

Llegado el momento de hablar de un nuevo contrato la palabra final la tendrá el “diez” que deberá decidir si sigue en La Ribera por un contrato top de poco más de u$s 500 mil anuales o acepta ofertas notablemente superiores en lo material como la que hace poco acercara el Colo Colo, a instancias del presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, por 1,5 millones de verdes cada doce meses. Forzado a elegir, la sospecha es que Riquelme, ya hecho en lo económico, opte por seguir haciendo el viaje en su camioneta, desde su casa en el kilómetro cuarenta y cinco del ramal Pilar de la Panamericana hasta la Bombonera. Si así fuera, no sería descabellado que el que lo dirija sea un tal Carlos Bianchi, que con gusto sería el técnico de Boca una vez efectuada la higiene del plantel que él, por razones atendibles de gratitud, se negó a efectuar.

Es así como empezaría una nueva etapa del “Virrey”, la tercera en la institución, a no ser que el corajudo Abel Álves no sólo “limpie” el plantel y lo pueble de buenos juveniles, que también conoce, y termine el Clausura entre los cinco primeros. El “Chueco” está muy bien considerado por los directivos, que lejos de darle órdenes, están sorprendidos por la energía y convicción con la que el novel DT se ha manejado, más allá de considerar que se equivocó al sacar a Palermo el último domingo.

A todo esto, con más de un año de antelación a la fecha de los comicios, dos pesos pesados se sacan chispas en su afán por ganar las elecciones del 2011. Por un lado, Juan Carlos Crespi, de muy buena relación con los históricos del plantel y enfrentado con Carlos Bianchi y por el otro andarivel, Orlando Salvestrini, de reconocida cercanía con Mauricio Macri.

Un integrante de la Comisión Directiva comparaba por estas horas la situación futbolística de Boca y sus probabilidades de suceso en este semestre con una empresa de empleados desmotivados, integrantes de un grupo despojado de mística y a la espera del telegrama de despido. Vale la comparación, pero también la aclaración, como diría el “filosofo académico”, Miguel Ángel Russo, “esto es fútbol”, y como lo definía Dante Panzeri: “la dinámica de lo impensado”. De todos modos, la sensación es que en Boca, como muchas veces en la vida, no se mejora hasta que no se empeora del todo... Y el Domingo vamo’ a ver a Boca...

No hay comentarios: