Cartas al país / Clarín
Algunas personas tienen la peculiar cualidad de una memoria excepcional.
A medida que se prueban a sí mismos, desarrollan un inocultable complejo de superioridad: ellos saben lo que los demás no saben, o no recuerdan.
Entonces, intervienen en todas las conversaciones o circunstancias para corregir o exhibir sus facultades ostentosamente.
Algunos olvidan que hay circunstancias donde improvisar es una falta de respeto o una carencia de estrategia positiva.
Si el orador habla sin papeles, muchas de sus giros serán mal interpretados.
En los Congresos de los países civilizados [1], los diputados y senadores reciben el texto del discurso presidencial antes de que el titular del Poder Ejecutivo hable ante las Cámaras reunidas en asamblea.
Eso permite a los legisladores estudiar el texto y seguir con más atención y detalle, advirtiendo cuando la figura central hace agregados al texto y se evitan sorpresas de último momento.
En nuestro país, el ejemplo más claro de esta personalidad es nuestra PresidentA, que no sólo habla sin leer, sino que lo hace a diario, en los más encumbrados podios o en recintos y audiencias seleccionadas y notablemente se contradice, se equivoca, repite, porque pese a su excepcional memoria, el ejercicio abusivo de esa cualidad termina traicionando al orador, agobiando al que escucha y mareando a los analistas.
Como ciudadano, me gustaría ver un ejercicio más recatado de esa facilidad de palabra y memoria.
Las palabras presidenciales, si escasas y medidas, serían esperadas por la población con ansias ante eventuales anuncios de trascendencia.
[1] Supongo que el "nuestro error" es creer que somos civilizados...
Luis Melnik . melnikluis@ciudad.com.ar
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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