La Presidenta, leí en los medios, aludió a "los reclamos de los pobres y los negros por sus derechos" como algo mal visto "por los ricos". Los negros no existen masivamente. Perón los llamaba afectuosamente "cabecitas negras", no eran negros.
Sí hay habitantes, con mayoría de genes de los primitivos pobladores precolombinos de esta zona geográfica.
Si homologa a ellos con la pobreza, acepta que las políticas del peronismo tradicional fracasaron, ya que 60 años después no evitaron grandes bolsones de pobreza, constituidos por algunos de ellos y otros no "tan negros"
Surge así la "pobreza estructural": Nacidos en la pobreza, procrearon generaciones que aún permanecen en ella.
La Presidenta insiste en similares políticas, que no reivindicaron sostenidamente a estos grupos sociales.
Países cercanos, aún más pequeños, generan progreso auténtico y dignificante, no a través de la dádiva, sino del trabajo, recreando la República, única forma de gobernar en una democracia.
Encrespar el odio de los que menos tienen, calificados de negros por la propia Presidenta, quien parecería proyectar su propio sentimiento (es rica y no es negra), condiciona el peligro de la lucha de clases.
¿De qué lado se pondrá ella, su familia y todos sus acólitos adinerados, socios de la política y el sindicalismo enriquecido mágicamente, todos ellos abanderados de los humildes?
¡Así no se gobierna!
Tanto su gobierno como el de su marido han usado estos mecanismos para consolidar el poder y desvirtuar cualquier oposición sana, temerosa de las represalias.
Leer la Constitución, respetar la independencia de poderes, acatar la Justicia para todo el pueblo argentino, es obligación de un presidente.
Hay injusticia en su gobierno y no sólo en lo social.
Sostiene usted impresentables éticos, a los que el pueblo detesta.
Respete el régimen democrático que no es ganar una elección y luego hacer su voluntad y no la del pueblo.
Sancione severamente el prevaricato, produce daño geométrico sobre las necesidades del pueblo.
Y por nuestro bien, hable menos y piense más.
Es nuestro deseo que termine su mandato como estadista, no sólo como Presidenta.
Daniel Laneri. dlanerida@hotmail.com
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1 comentario:
Más allá de poner o no en discusión los conceptos de la carta publicada, escribo para aclarar que quien firma dichas palabras es solamente un homónimo mío, pero no es de mi autoría esta publicación. Al ser yo una persona pública por mi oficio de escritor y editor, preferiría dejar en claro que estos conceptos no me pertenecen. A esta altura del partido he aprendido en creer más en el hombre que en la sucia política de mi país.
Dios quiera que la educación prevalezca alguna vez por sobre la engrandecida ignorancia que nos lleva directamente al hambre.
Muchas gracias.
Daniel Laneri (lanerid@gmail.com)
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