CONSTRUCTIVISMO Y DESCONSTRUCTIVISMO

Mi misión es ardua; quiero desvencijar el constructivismo de sus discípulos más exaltados, culpables de transformar una idea interesante en una secta fundamentalista.

El constructivismo busca explicar como las personas aprenden.
Predica que el proceso educativo no es una secuencia de píldoras que los alumnos tragan y fijan en la memoria.
Es necesario que ellos construyan en sus mentes las estructuras mentales que le permitan entender el asunto en cuestión.
Esa visión lleva a la preocupación legítima de crear los contextos, metáforas, historias y situaciones que faciliten a los alumnos "construir" su conocimiento. Infelizmente el constructivismo burbujea con interpretaciones variadas, algunas espurias y groseras.
Veo cuatro tipos de errores.

. El primer engaño es pensar que sería el monopolio de la verdad - además,cuál de las versiones del constructivismo?
Las hipótesis de Piaget e Vigotsky coexisten con el pensamiento creativo de muchos otros educadores e psicólogos. Dividir el mundo entre los iluminados y los infieles jamás es una buena idea.
. El segundo error es creer que todo el aprendizaje requiere los andamios mentales descripto por el constructivismo. Sin mayores elaboraciones intelectuales, aprendemos ortografía, tablas y significados de palabras.
. El tercero, es aceptar una teoría científica como verdadera por cuenta de la palabra de algún gurú. En toda ciencia respetable, las teorías son apenas el punto de partida, una explicación posible para algún fenómeno del mundo real.
Solo serán aceptadas cuando al cabo de observaciones rigurosas, encuentran correspondencia con los hechos.

Einstein dijo que la luz hacía curva.
¡Bella y ambiciosa hipótesis !.
Pero solo se convirtió en una teoría aceptada cuando un eclipse en Sobral, en Ceará, permitió observar la curvatura de un rayo luminoso.
El construcitvismo no escapa de ese destino.
O pasa el testa empírico o va para el cementerio de la ciencia - lleno de lindas teorías.
No obstante muchos construcitivistas que la teoría se basta en si misma.

De hecho, no la defienden con números claros,pero, como en educación tenemos buenas medidas de que es lo que los alumnos aprendieron, no hay disculpas, para disculpar a esa teoría de la tortura del teste empírico, impuesto a los demás.
Por eso, tenemos el derecho de dudar del construcitivismo, cuando sólo está en la teoría. Pero lo que es peor, otros testaron las ideas constructivistas y no encontraron una correspondencia fuerte con los hechos...
Por ejemplo, orientaciones construcitivistas de alfabetizar, no obtuvieron buenos resultados en investigaciones metodológica a prueba de bala.

. El cuarto error, de graves consecuenciasm es suponer que, como cada uno aprende a su manera, los materiales de enseñanza precisan moldearse infinitamente, según cada alumno y su mundo, por lo tanto, el profesor debe crear sus materiales, y son rechazados los libros y manuales padronizados y que explican, paso a paso, lo que el alumno debe hacer.

Desde la Revolución Industrial, sabemos que cada tarea debe ser distribuida a quien la puede hacer mejor.
Asi es hecho un automóvil y todo lo demás que sale de las fábricas.

En la educación, también es así.
Los materiales detallados son ampliamente superiores a las improvisaciones de profesores sin tiempo y sin preparación.
De hecho, centenas de investigaciones rigurosas muestran las ventajas de los materiales estructurados o planificados detalladamente.
Sus supuestos males son pura invención de sectas locales.
Quien niega esas conclusiones precisa mostrar lo errores metódológicos en las investigaciones. O admitir que no cree en la ciencia.,

Además, nada hay en el constructivismo que se oponga a materiales detallados. Entre los constructivistas americanos, muchos creen que es imposible aplicar el método sin manuales paso a paso.

En suma, el constructivismo es una hipótesis teórica atrayente y que puede ser útil en el aula. Pero, sus desdoblamientos espúrios,la convierten en una cruzada religiosa claramente nefasta para la enseñanza.

De la revista "Veja" de Brasil del 21 de abril de 2010
Por Claudio de Moura Castro

claudiodemouracastro@positivo.com.br