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Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 18 de julio de 2010

Los jueces argentinos podrían negar las adopciones de niños a parejas gay

Ramy Wurgaft | Buenos Aires

Marta Covella es una juez que ha ejercido su cargo de manera intachable, sin desviarse un milímetro de lo que dicta la Ley.

Ahora se expone a la que expulsen de la magistratura por desacato a la nueva legislación, que permite a los homosexuales contraer matrimonio y adoptar hijos.

Después de que el Senado aprobara la reforma al Código Civil, la magistrada de La Pampa sacó a relucir su condición de cristiana observante.
- "La Biblia dice que debo obedecer la ley de Dios antes que la ley de los hombres. A veces las leyes terrenales son leyes equivocadas y el humano debe decidir si las acata o no"

Covella está dispuesta a transferir los pedidos de casamiento gay a un juez suplente, porque ese tipo de unión no va de cabeza contra sus principios, pero en lo que atañe a la adopción, ahí es donde su fe no admite concesiones.
- "Estoy en contra de esas adopciones, no importa que me descalifiquen. Lo que me importa es el aplauso de Dios", indicó Covella.

Los que pensaban que el trámite en el Congreso resolvería la desigualdad de los gays ante la ley, no tomaron en cuenta que muchos jueces en Argentina son conservadores.

Al igual que Marta Covella, otros cinco jueces de paz anticiparon sin revelar su identidad, que no concederán niños en adopción a matrimonios homosexuales, ya sea sobre la base de sus creencias religiosas o por considerar que un menor criado en ese marco, saldrá perjudicado.

El abogado Guillermo Borda, especialista en derechos de familia, opina que "lo ideal es que el niño tenga un padre y una madre" y presume que los jueces van a privilegiar la entrega de un menor a las parejas heterosexuales; "por lo menos mientras no se sepa a ciencia cierta, el efecto de la crianza dentro de un hogar homosexual".

Eduardo Sambrizzi, de la Corporación de Abogados Católicos, coincide plenamente con su colega. "Espero que no muchos jueces les den niños a parejas del mismo sexo. Dirán que es discriminación pero lo cierto es que sólo en el Gran Buenos Aires hay 6.000 matrimonios conformados por un varón y una mujer, que esperan adoptar a un hijo. Las parejas de nuevo cuño tendrán que esperar a que se satisfaga el derecho de las anteriores", sentencia Sambrizzi.

Del otro lado de la vereda, la Secretaria de la Niñez, María Graham, expresa un moderado optimismo: "Los cambios culturales tardan en consolidarse pero al final son aceptados. Los jueces no son inmunes al cambio"

Los propios homosexuales prevén que el camino a la adopción no será un sendero de rosas.
En ese sentido, Esteban Paulón, secretario general de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBYT), hace una distinción entre los magistrados de la capital, más receptivos a los nuevos vientos que corren, y los de provincias, más encastillados en las tradiciones.

"Quizá haya mayor adversidad en Salta y Catamarca, distritos que se opusieron al matrimonio gay y donde los jueces son un reflejo de la sociedad a la que pertenecen" Léase, una sociedad donde la Iglesia tiene prestigio y amplio poder.

Ronald Pryor, un abogado con veinte años de experiencia en pedidos de adopción, explica a ELMUNDO.es que un magistrado no debe incurrir en el desacato para impedir una adopción.
"Existen miles de argumentos que se pueden esgrimir para negarle ese derecho a una pareja. El Senado puede avalar el proyecto de ley, pero la decisión final está en manos de los jueces"

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