"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 11 de julio de 2010

¿Matrimonio o cambio de significados?

Ante el debate impuesto decidí observar qué publicaban algunas páginas obsesionadas en difundir la necesidad de construir una familia en “homonimia”, y encontré que tan solo referían la urgente necesidad de contar con un marco legal que ampare decisiones de “unión”, que comparto.

Recurrí entonces al Diccionario de la Real Academia Española para extraer el significado de matrimonio: unión de hombre y mujer concertada mediante ritos y formalidades legales, marido y mujer, futuros padre y madre de la familia.
Y deduzco, a partir de la definición extraída de la última actualización, que no se trata de ir en busca de una progresiva adaptación social que el mundo reclama, sino más bien de contradecirla en su naturaleza, hasta en las formalidades de la lengua.

En las mismas páginas podemos leer “diversidad familiar”, y entonces recurrí nuevamente al “mata burros”: diversidad es variedad, desemejanza, diferencia...

Si bien sabemos que toda familia es diferente, aquella aclaración oscurece, porque se constituirían familias diferentes, no por su particularidad universal, sino por “diversas”: madres lesbianas, padres gays, transexuales y bisexuales.
Y mi desconcierto se agudiza cuando observo enlaces directos con páginas de orientación familiar, preexistentes e independientes, que incluyen la temática del desarrollo del niño, en las que se “aconseja” cómo ser buen padre, cómo prepararse en la espera de un hijo, la forma de solicitar una adopción o cómo integrarlo, guías e instructivos varios que también deberán ser adaptados.

- ¿Es esta la certeza, la posibilidad de organizar una “familia diversa”?

Una viscosidad de lugares y roles donde lo “biológico” y lo jurídico desplazarían lo afectivo y lo social, porque el tema, en el actual debate no incluye instituciones educativas, sanitarias o de servicios sociales, que también deberán adaptarse.

Los estudios supuestamente fundamentan, aquellos a los que se recurre, no por recurrentes, con absoluta ligereza para la afirmación y aprobación, concluyeron que la orientación sexual de los padres no parecía un factor de importancia en el desarrollo del niño: “no parecía” es un supuesto.

Conclusiones extraídas de muestras de observación poco representativas, como la realizada en Sevilla: en su mayoría parejas de lesbianas con hijos producto de uniones anteriores, 6 recurrieron a inseminación artificial y 5 a la adopción, de una muestra de 60.
- ¿Pueden inferirse afirmaciones y universalizar conclusiones desde tan insignificante muestra?

También nos informa que los 15 chicos observados, seleccionando como edad tope 16 años, edad en la que pareciera ya todo está bien o mal, arrojaron resultados significativamente más altos de aceptación a la diversidad sexual que los educados en verdaderas familias (corrección según la Real Academia)
Supuestos empleados como resultados para demostrar la “aceptación a la diversidad”, más que evidente porque son sus padres, o sus madres.

No podemos sustentarnos en investigaciones que se orientaron en observar si fueron esos niños bien alimentados, si su rendimiento escolar fue satisfactorio, si tuvieron suficientes salidas de dispersión o si compartieron su infancia con otros niños.
No desubiquemos el enfoque, porque si así lo hiciéramos estaríamos realmente discriminando y examinando las capacidades, de atención y cuidados cuasi humanos, de los homosexuales “observados”

No poseemos enfoques objetivos, confiables ni válidos, evaluados además desde otras realidades; tenues intentos de comprobación sobre la posible evolución y desarrollo completo de niños y adolescentes en un medio artificiosamente conformado.

Significa entonces que se experimentará directamente y con la equivocación a cuestas, sin responsabilidad de la misma, tal vez con asesoramiento psicológico continuo, verían cómo ir encaminando la desorientación de niños que no pidieron ser incluidos "en extensión egoísta, casi encaprichada", de un parcial reclamo de derechos.

Dentro del caos adredemente instaurado, las exigentes demandas de quienes se consideran portadores de verdades absolutas no comprobadas, nos conducirán tal vez a revisar la Declaración Universal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y todos deberemos adaptarnos a un futuro inadaptado, un avance similar al sectario.

Respeto profundamente las decisiones tomadas a conciencia, defiendo absolutamente ese sublime derecho, pero con los niños, con el futuro no se experimenta, ni si quiera en la consideración que los implica.

Y mi sencillo pensamiento concluye que obviamente exigir matrimonio es considerarse apto para educar, es decir legalmente habilitado para marcar identificaciones y límites.

- ¿Qué identificaciones, qué límites?

Si los medios crean un ámbito de relativismo cultural donde no haya instituciones intocables, en des-institucionalización no hay límites y todo dependerá del consenso.

Si así se exige y extiende la tolerancia, lograremos una excelente combinación para que sean muchas las “coincidencias”, o ¿es casual que en tantas “sociedades” se propongan los mismos proyectos?

Pareciera suficiente involucrarnos en un debate determinado que requiere ser priorizado, porque en muchos ámbitos la fuerza de la ideología gay es tal que ha llegado a condicionar los estudios de la psicología…-Gelder M, Gath - D, Mayou R. Psiquiatría. 2ª de. México, Interamericana-.

Entonces comprendí que estaba tratando de encontrar algo que sustentara lo que se pretende ceder, pero no encontré nada que defendiera a quienes aún no se pueden defender.

Cuando el tema se instaure seriamente, es decir en conciencia de la futura realidad de los niños que tanto se desean, debatiré.

Que la familia es igual a hombre y mujer, no es mito...

Mitos nos quieren vender porque parece que siempre, desde América Latina, se experimenta.

Mara Martinoli

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