¿Quién le soltó la mano a Diego?

Por RICARDO KIRSCHBAUM - EDITOR GENERAL DE CLARÍN

Julio Grondona echó a Maradona.
Fue una decisión política más que una decisión autónoma del jefe de la AFA.
El Gobierno había arropado intensamente al ex técnico de la Selección luego de la derrota aplastante con Alemania.

Le organizó un recibimiento que sorprendió a los propios jugadores, la Presidenta le hizo el aguante público y hasta toleró que Diego no le respondiera el teléfono.[1]

"Cristina estaba urgida": debía viajar a Tucumán y luego a China y pretendía recibir a los jugadores y al técnico y, ¿por qué no?, pasearlo por el histórico balcón.

Para medir el grado de adhesión que el Gobierno intentaba mostrar vale un dato: Cristina en persona contó el desplante que le hizo Maradona al no responderle, algo inaceptable en el diccionario de los Kirchner.
Y sus voceros periodísticos salieron a la caza de los periodistas críticos de Maradona, acusándolos de cualquier disparate.

El entusiasmo oficial por el Diego no tenía retribuciones similares por parte del todavía técnico, recluido y deprimido por el fracaso.

Poco a poco, comenzó a enfriarse esa pasión que consumía al Gobierno.
Maradona ya no redituaba políticamente tanto, aunque su popularidad es indudable e inalterable.
Grondona nunca lo quiso. Pero lo aceptó en medio del gran operativo político del Fútbol para Todos (Diego habló hace muy poco de eso)
Es que el fabuloso contrato que hizo la AFA con el Gobierno no le da a Grondona margen para mantenerse alejado del calor oficial.

Resulta difícil, entonces, afirmar que la AFA le cortó la cabeza a Diego sin el acuerdo previo del Gobierno.
Y lo habrían dejado caer después de estudiar las encuestas en las que la opinión de una enorme mayoría era que Diego debía irse.
Y esos datos para Kirchner son sagrados.


[1]Otro motivo: El Diego no fue a visitarla y sí, en cambio, viajó a Caracas a exhibirse junto a Hugo Chávez, quien le pagó 600.000 dólares por la vista.