Fernando Gonzalez Director Periodistico
fgonzalez@cronista.com
En medio del fragor de la disputa política y económica que siempre oscurece a la Argentina, la muerte de un bebé nacido prematuramente tras una salidera bancaria en La Plata conmovió ayer a una sociedad que se ha a acostumbrado a tolerar la inseguridad.
El pequeño Isidro murió porque los delincuentes saben que el castigo al delito muchas veces no se cumple. Murió porque siguen fallando los gobernantes, los legisladores, los jueces y los policías. Murió porque algunos bancos no hacen lo suficiente por resguardar a sus clientes y porque los ciudadanos tampoco tomamos todas las precauciones que debiéramos tomar.
Las tragedias pueden ser masivas o estar centradas en una familia joven, que quedó destrozada después que un delincuente también joven baleara a la madre y al bebé para robarles 20 mil dólares. El cóctel inaudito de pobreza e inseguridad refleja como pocos la ausencia del Estado. Y pone en evidencia el tiempo que se desperdicia en debates ideológicos cuando lo que se necesita son soluciones concretas.
La seguridad es una responsabilidad de los gobiernos pasados; de los actuales y de los que vendrán en el futuro.
Es una materia con aplazo para la dirigencia y, como se volvió a comprobar ayer, es una de las deudas más lacerantes de la democracia restaurada que ya lleva 27 años.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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