En la Argentina, debe ser preocupación prioritaria, el estudio de una nueva enfermedad que padece la mayoría de sus habitantes. De hacerse una estadística, seguro, desplazará en su orden al alcoholismo y al mal de Chagas.
La misma presenta síntomas muy similares a los provocados por el virus Herpe Zoster: llaga, arde, punza como alfileres, ataca centros nerviosos.
Muy molesta, no permite el descanso ni de día ni de noche y el paciente se desespera.
Los tratamientos médicos para contrarrestar los efectos del Herpe Zoster, son poco eficaces y muy lentos.
Recetan calmantes y paciencia… mucha paciencia.
El portador en busca de alivio termina por recurrir a la “tinta china”, yuyos y otros procedimientos primitivos aplicados a la “culebrilla”
Ya que hoy, a pesar del sofisticado nombre: Herpe Zoster, sigue siendo una incógnita el por qué, dónde y cuándo ataca este virus (falta de vitamina B, estado nervioso, problema hepático, etc.
Las explicaciones son contradictorias, igual que el tratamiento.
El nuevo “virus”: Herpe Impotentis”, tiene las mismas características con la diferencia que el “virus” no es captado por el microscopio y las pústulas no aparecen en la piel, sino que brotan, se multiplican internamente y lastiman el alma… Por consiguiente, no puede calmarse con analgésicos ni recurrirse a la “tinta china”
Sin embargo, el Herpe Impotentis, que se percibe y palpa sensorialmente, se conoce cuándo, dónde y por qué ataca, como así mismo quiénes retacean el antídoto para su curación.
El virus encuentra su campo propicio y se propaga por todos lados, en:
a) Los empleos, prendido a los recibos de sueldo, con un período de incubación de ocho a quine días, cuando el afectado empieza a sentir los síntomas y se agudizan, si llegan en acople otros virus en sobrefacturación de servicios y alcanza su pico más alto, irremisiblemente en las colas de reclamos de cualquier dependencia.
b) En la agresión callejera de transportes públicos, negocios o de los mismos ciudadanos portadores del mal.
c) En las Instituciones (aún bancarias), por el desgaste de energías ante la más insignificante gestión.
d) En los Ministerios, donde el virus prolifera, en cuna de polvo de los expedientes.
e) En la Justicia, a quien debieran sacarle la venda, plagada de gérmenes que la han contaminado, y de seguro, el que recurre a ella será afectado.
f) Etc. etc., etc.
Cómo vemos, este virus es prácticamente imposible de evitar. Pulula por todos lados. Tiene especial predilección por todos los individuos de clase media.
Para ellos no existen centros de recuperación o curación.
Están absolutamente desprotegidos.
Los “consultorios” (estudios profesionales) se cotizan a precio dólar. No existe alternativa: ni amistad, ni compasión, ni solidaridad, ni sentimiento de hermandad, salvo una muy buena influencia o mucho dinero.
Existe sí, centros o instituciones de bien público, gratuitos para el carenciado, dentro de cuya categoría, no se encuentra al trabajador honesto que posea un techito propio, un título o un trabajo de jerarquía, aunque el sueldo sólo le alcance para subsistir.
Por lo tanto, en los enfermos desvalidos, se acrecienta la ansiedad, desvelos, desesperanza, sensación de míseros insectos que temen al pisoteo o de fieras enjauladas que rompen sus garras contra las rejas (éste es el síntoma más avanzado de la enfermedad)
Buscan y buscan la salida. Por donde se atisba una luz, embisten, pero las puertas no se abren y se aplastan contra las barreras de contención. Desgastados se desgañitan. Quienes los oyen dicen: “¡Qué barbaridad” ¡Buscad por allí, buscad por allá! ¡Aquella es la puerta!
TODOS aconsejan y saben dónde y cómo encontrar la salida, pero NADIE abre la puerta, ni da la mano, ni el antídoto para el mal que lo aqueja.
El índice de afectados avanza de forma alarmante. Los padres que padecen la enfermedad, quieren liberar a sus hijos del contagio de tan terrible sufrimiento. Prefieren soportar el dolor del exilio, al dolor punzante del sometimiento a una búsqueda sin salida. Prueba de ello son las largas colas frente a Embajadas… Triste destino pues.
¡Atención argentinos! Quedaremos poblando esta querida tierra los enfermos sin energías y sin esperanza para levantar nuestra Patria, con un trabajo honesto y amor. Los jóvenes que con su impotencia, ejercerán la violencia. Los niños gestados y amamantados con el dolor del mal harán que sigamos conviviendo en los focos infeccioso generados por la deshonestidad, las mentiras, los fraudes, las promesas vanas de quienes padecen ya “otra terrible enfermedad: “La ambición y la insensibilidad”
Pensar en uno mismo es la consigna generalizada. Pase lo que pase y caiga quien caiga
El hombre ha vencido a la estratósfera, ha llegado a la luna y sin embargo no ha comprendido al hombre…
He ahí la gran incógnita de Alexis Carrel. He ahí nuestra gran incógnita
¡Hasta cuándo!
Pongamos los pies sobre la tierra pero mirando al más allá y desentrañando nuestra verdadera esencia de hermandad.
Busquemos la panacea. Aliviemos el mal.
¿Qué nos aguarda de no hacerlo?
Alicia Preta (Rescatados del arcón)
No hay comentarios:
Publicar un comentario