"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 23 de abril de 2011

Pregón Pascual

Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!

Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del abismo.
Esta es la noche de que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo»

Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes,
expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los potentes.
En esta noche de gracia, acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama,
que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla,
porque se alimenta de cera fundida, que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre,
para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse
y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso

Jesucristo, tu Hijo, que, volviendo del abismo,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina por los siglos de los siglos.

Amen.

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