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Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 28 de junio de 2011

CFK, entre Catalina de Rusia y María Antonieta

LA MONARQUÍA DEL VOTO CUOTA

Por Guillermo Cherashny para el Informador Público


El estilo monárquico de selección de candidatos instaurado por Cristina Fernández hizo que la diputada Graciela Camaño la comparara ayer con María Antonieta, por su falta de apego a la realidad y por terminar guillotinada, en parte como consecuencia de su autismo.

Pero tratándose de vidas paralelas, CFK se parece más a Catalina La Grande de Rusia, porque, al igual que ella, es un déspota ilustrada y una mecenas de las artes, ciencias y el mundo del espectáculo.
Y también por su crecimiento político:
Las políticas de su marido Néstor Kirchner la dejaron a la muerte de éste con sólo el 30% de los votos, que fueron los obtenidos en junio del 2009.
Desde esta debilidad, creció espectacularmente hasta un 42%, que le permitiría ganar las elecciones presidenciales del 23 de octubre en la primera vuelta, gracias al sistema particular acuñado por la reforma constitucional de Carlos Menem y Carlos Corach, hoy aliados del kirchnerismo, distinto al de la mayor parte de los países del mundo, que sostienen que, para evitar el ballotage, hay que contar al menos con el 50% de los votos.

Resulta curioso que las decisiones monárquicas de CFK sean completamente legales, ya que no infringen ninguna ley ni la Constitución Nacional.
Y, sobre todo, esto ocurre así porque el viento de cola que empuja la economía, permite la existencia de un voto cuota similar al que tuvo su ahora aliado Menem.

Gracias al voto cuota, éste ganó las elecciones del ‘91, ‘93 y ’95, hasta las derrotas del ‘97 y ‘99.

En paralelo, el voto cuota K permitió el triunfo del 2005 y el 2007, para pasar luego a la derrota del 2009 y ahora al posible triunfo en el 2011, también sobre el voto cuota.
Así es que gobernadores, intendentes, gremialistas y aliados políticos se tragan con gran decisión el sapo monárquico.


Vienen por la renta

Sin embargo, no hay que subestimar a nuestra Catalina la Grande, la déspota ilustrada que ve en La Cámpora un versión mejorada de la juventud maravillosa, que hoy ya no plantea la lucha armada para cambiar la sociedad, junto con las organizaciones de derechos humanos, que tienen los ojos siempre puestos en la nuca.

Pero la profundización del cambio, como dice el actual viceministro de Economía y futuro diputado Roberto Feletti, significa sencillamente que vienen por la renta.
Esto, además de continuar con la guerra contra los medios de comunicación, Techint y todo el empresariado en general.

Esta política es contraria a la que se aplica en todo el mundo y, junto a una inflación del 25% anual, va a un fracaso total que sólo lo disimula el viento de cola internacional que sí existe, aunque CFK lo niegue.

En definitiva, ella sí parece María Antonieta.

Y es muy triste que en la Argentina del 2011 tengamos que soportar decisiones monarquías aceptadas por una pléyade de alcahuetes y aplaudidores.

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