"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 7 de julio de 2011

La novela donde este histrión vuelve a protagonizar

Isa y sus apuntes que apuntan...
Por Isa Dobles
Fuente: GENTIUNO.com

Por supuesto que estábamos preparados.

En esta trama  tenebrosa  que han escrito los Castro y Chávez,  todos los venezolanos sabíamos  que el espectáculo estaba preparado. Mentira o verdad, este bicentenario  era el marco adecuado para  el retorno “heroico” de Hugo Chávez.

En horas, el color cetrino de su primera aparición después de las “operaciones” descritas prolijamente que contradecían a Nicolás Maduro, la pérdida de peso, la voz copiando a Fidel, aquella imagen victimizada que conmovió  a los mas escépticos, se trasfiguró para éste  que desde su llegada  era otro.

La cara otra vez gorda, el cuerpo también pero podía ser el chaleco anti balas porque aquí no hay esa confianza absoluta que San Fidel le garantizaba en la octava estrella de la bandera, su otro despacho, en Cuba.
Lo que  sigue alimentando este hombre, sin discusión, es el culto a si mismo. Ni enfermo, ni con gripe ni con cáncer, lo pone de lado.
El discurso lo deja sentado por si alguno lo duda:

"¡Viva Venezuela, viva la revolución bolivariana, viva el pueblo venezolano.
Viva la unión de América Latina, viva Fidel, viva Cuba, viva la vida!", comenzó el jefe de Estado.
¡Y viva Chávez!, agregó.

No podía faltar.
Y luego, aquel cuadro familiar escrito con la intención justa, las hijas  sin salirse del guión, la bandera.
Lo que Hugo Chávez quería lograr, lo logró.
Aquella frase de Bolívar: “La ignorancia es instrumento ciego de nuestra propia destrucción”, nunca ha sido más verdad.
Hugo Chávez es un actor de novela.
Que  entendió desde siempre que la ignorancia que conducía a este pueblo a seguir con lágrimas la telenovela comercial, de ofensiva distorsión de los valores de la vida,  era su mejor aliada.
Y cada vez que necesita de ella, incita, provoca, punza la emoción popular  buscándola para  conseguir  de ella ese fanatismo, ese delirio extremo que rasga el rostro en rasguños histéricos y nubla el pensamiento.
La multitud enardecida es peligrosa.

En la multitud no hay culpable.
Si se lanza una bomba, se tira una flor o se dispara una bala, puede ser cualquiera.
Esa irresponsabilidad que   envilece el poder puede causar tragedias.
Hoy no interesa ya si  este capítulo culminante, de lágrimas, remordimientos, confusión, es verdad.
Si es un juego diabólico, si el personaje sigue violando  leyes escritas o no escritas como los principios.
Se trata de Venezuela.
En Argentina lo sacan besando el crucifijo.

El vive en su “patria” de fantasía, nunca esperó que así se cumplieran  sus obsesiones.
Pero Hugo Chávez hoy o mañana desaparecerá porque aunque le cueste aceptarlo, no es inmortal.
Y esta Venezuela   que es nuestra y no puede sumar ya más dolor  de los que hemos vivido estos casi trece años, depende de nosotros.

¡Allá él si mintió, si engañó!
Ha sembrado odios y no puede recoger flores.
Pero nuestros hijos, si.
Y nuestros nietos también.

Porque para eso  luchamos hoy:
Para hacerla libre, educada, unida y feliz...

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